Nuestra Lucy

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"Fue un placer volver a verte, cuídate. Lucy"

Maldita nota.

Maldita y estúpida nota.

¿Así se había sentido Luce cuando él dejó la suya?

Caminó con desgano desde la estación de trenes hasta el departamento de Lucy; tal ves, ahí podría encontrar alguna pista, algo que le indicara que había pasado.

Revisó todo, dio vueltas por cada rincón del pequeño lugar y no encontró nada. Nada.

¿Era una clase de broma?

No, ella no era así y él lo sabía. Si Lucy se había ido, era porque realmente tenía que hacerlo.

Pero podría haber avisado, podría haberlo despertado y él la hubiese acompañado, ¡Joder! ¡Solo quería estar con ella!

Llevaban un año separados; llevaba un año extrañándola y ahora que al fin la veía desaparecía.

Si ella lo hacía de esta forma, solo daba la impresión de que había huido de él y eso solo lo hacía sentir más vacío; y mucho más culpable.

¿Qué había pasado? ¿Qué había hecho?

Esa noche se lo preguntó más de mil veces y ninguna respuesta lo dejaba satisfecho, ninguna era lo suficientemente buena como para dejarla ir sin ir a buscarla.

***

Llegó al pueblo en medio de la noche, a ese que ya conocía y que había aprendido a querer; y corrió como si sus piernas fueran parte del mismo viento. Llegó a su departamento; aquel que compartía con su amigo y hermano, y lo encontró.

Renji estaba sentado, con la mirada perdida y una carta entre sus manos.

No dijo nada al verla y ella no dijo nada al devolver su mirada, solo se acercó y lo abrazó. Ahora era su turno de ayudar.

Había huido de Natsu, de su historia y de los recuerdos por no estar completamente lista; pero había llegado ahí por Renji, para acompañarlo y apoyarlo. Sabía que esta vez superarían todo juntos; ninguno de los dos volvería a estar solo.

Lloró, como nunca lo había visto hacer y mostrándole sus miedos, sus aprensiones y la confusión que le había provocado aquella carta que llegó a cambiar la estructura de su vida.

Su tío estaba vivo y llevaba años buscándolo, hasta que, por fin, se enteró que de él estaba en el Gremio de Luna Nueva y envió una carta. Una en donde le indicaba lo feliz que estaba de saber que estaba vivo y esperaba que quisiera ir a vivir con él, como una familia.

- ¿No es eso una buena noticia?

- Lo es- respondió algo más calmado- pero no sé que es lo que quiero hacer.

Ella sonrió con comprensión.

- No tienes que responder inmediatamente- le indicó- no es una decisión fácil y la respuesta, será una que llegará a ti con un poco más de tiempo.

Él asintió.

Lucy tenía razón, respuestas tan importantes no pueden ser tomadas a la ligera, requerían tiempo y análisis; así como los sentimientos. Y ambos estaban en medio de un delicado proceso.

Llegó el día siguiente, y decidieron que, tal vez, una misión los ayudaría a despejar su cabeza.

- Ne, pequeña- habló su amigo mientras salían del gremio- me contarás que pasó.

No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora