CAPÍTULO DOS

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➡ Un día explosivo.
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NUEVAMENTE RESPIRABA ENTRE JADEOS, COMO SI AQUELLA PESADILLA hubiese tomado parte de su energía, se sentía pesada y con poca fuerza. Meneó la cabeza tratando de despejar su mente de esos pensamientos. Se incorporó en la incómoda camilla y sujetó su cabeza que parecía a punto de reventarle.

Oh, ya despertaste.

Una voz femenina la sobresalto. Miró hacía la dirección en que la escuchó para encontrarse con la enfermera de la escuela.

¿Cómo te sientes?la mujer no la dejó contestar cuando comenzó a revisarlaFue una caída fea, aunque fue más el susto que la consecuencia.

Eh, ¿Qué pasó exactamente?

La enfermera frunció el ceño y puso los brazos en jarra luego de que le entregó una aspirina para el dolor de cabeza y un vaso con agua Válgame Dios, ¿No te acuerdas?la mujer chasqueó la lengua cuando la vio negar con la cabeza a la vez que se tomaba la pastillaTe caíste de la cuerda, niña, quizás por una baja de tensión, pero venga a ver qué suerte tienes, da gracias que caíste sobre las colchonetas.

Así que eso había pasado, una desafortunada caída de la cuerda. Vaya suerte la suya.

Raven entregó el vaso, antes lleno de agua, a la enfermera y la siguió hasta su escritorio. La mujer se sentó y comenzó a escribir en un papel.

De acuerdo...murmuro para sí misma Llévate este justificativo por la tardanza, para que no tengas problemas.

Gracias. Pero eh... ¿Cree que podría dejar ir a mi casa? Hoy vine con alergias y...

Eso no va a ser posible, Raven ¿Mencioné que Raven suele ir un poco bastante seguido a la enfermería por su extrema torpeza?. Ya me informaron de que tienes examen de lengua a la tarde. Lo siento, no puedo hacer nada por ti.

Maldición.

Raven se fue de ahí con el justificativo de la enfermería por si el profesor de su próxima clase se lo solicitaba por la tardanza, cosa que veía improbable, a esas alturas todos ya debían haberse enterado de su desmayo y caída en la clase de educación física, solo esperaba que Lila no se haya salido de bocazas en decir que le tenía miedo a las alturas, aquello le avergonzaba un poco. Pero aquello era el menor de sus problemas, Raven no podía dejar de darle vueltas a aquella pesadilla, a pesar de solo ser eso, una pesadilla. Pero es que fue tan extraña, y se sintió tan, pero tan real... Como si en verdad hubiese sucedido... Meneó la cabeza. Ya empezó a delirar.

Siguió su recorrido hasta el salón de arte, donde Lila ya la esperaba en su mesa de trabajo. En cuanto Raven notó la expresión culpable en su pecoso rostro, Raven supo que Lila si se había salido de bocazas. En cierto modo era su culpa, ella sabía que no debía confiarle muchas cosas a Lila, es muy buena persona, sí, pero conocía lo chismosa que podía ser.

Le entregó el justificativo a la profesora y se dirigió a la mesa de Lila. Respiro profundo y contó hasta mil antes de sentarse.

Hola, RaveLila la saludo en cuanto se sentó a su lado.

Hola, Lila.

Raven se colocó su viejo delantal de mezclilla con cientos de manchas de pintura y sintió un fuerte picor en la nariz. Oh, mierda, la alergia. El fuerte olor a pintura, yeso, tiza y otros materiales que estaban en el salón hacían fiesta con su alergia. Carajo, le afectaban muchísimo los olores fuertes.

LAS CRÓNICAS DE RAVEN ELLIS & EL INSTITUTO DE MONSTRUOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora