Valentín.

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La tarde estaba totalmente tranquila, los pájaros cantaban, luchaba con el instinto de ir a ver qué clase de nueva presa podía llevarle a su humana otra vez, no confiaba en la comida envuelta que compraba, cada vez que se acercaba, no podía creer que comiera eso que ella llama verduras, excepto las zanahorias, esas eran las mejores. Pero él no se iba a distraer con eso, de pronto una figura se acerca, conoce esas pisadas. Sus orejas se mueven y espera el ritual.

-Val, llegaste temprano.- La voz de su humana cambiaba ligeramente cuando decía ese nombre. Sus ojos azules se dirigieron hasta la interacción. Ahí estaba esa humana más larga que pasaba tanto tiempo con la otra, humana que podría tenerle un poco más de cariño, pero sus nombres sonaban ligeramente parecidos, estaba cansado de siempre esperar que lo llamen cuando en verdad la llamaba a ella, arrugó la nariz,  aparte apestaba a feromonas.

- Sí, me tomé la libertad de faltar a clases hoy debido a tu viaje.- Escucho como la ojiazul le decía con tono triste. El se movió hasta lo alto del sofá, para verlas mejor.

-¿Que te he dicho acerca de saltar clases?- dijo su humana, puaj, le devolvía el tono meloso, si ella fuera un gato ya estaría de espaldas ofreciéndole algo tan sagrado como su estómago, su precioso y delicado estómago, el felino tragó saliva, nervioso de tan solo imaginarse a el haciendo eso.

- Lo se mi amor, pero ya estoy aqui-  le contestó la otra feliz. La verdad es que eso es lo que hacía que considerará a la morena como su humana, más que a la chica más alta que estaba con ella, si, se ha quedado en su casa y es fenomenalmente grande, se entretenía con la otra humana que también parecía más un gato, uno gruñón. Ahí estaba su problema, claro que la chica sabía exactamente como consentirlo, pero...ella era como un perro, bostezó, demasiada energía.

Se levantó hasta el mesón de la cocina, ya le habían robado mucha atención, hasta llegar donde Juliana.

-¿Has notado que Valentin, tiene más afinidad contigo que conmigo?- Decía Valentina con un puchero.

-¿De que hablas? Gracias a ti lo rescatamos ¿No recuerdas que dormía encima tuyo cuando cachorro?- Decía Juliana pasando tranquilamente la mano por el lomo dorado de él. El solo miro hacia arriba, otro recuerdo de su infancia.

Si, el recuerda el día que lo encontraron maullando en el parque, un desastre en verdad, gracias a Bastet ahora el lucía como debía lucir. Sintió dos voces preocupadas, bueno, una más que otra, y ahí estaba otra vez, esa energía, la más alta agachada como un sabueso escavando por buscar una víctima que necesitaba estar rescatada, un escalofrío recorrió su columna hasta la punta de su cola. Mientras que la otra solo veía para seguirle el juego, ella era un gato, él, pequeño como estaba, se acercó a lo más familiar que conocía. Lo tomaron.

Pasando el tiempo, el comenzaba a tener consciencia de su grandeza, cada vez su postura era más erguida, un caballero. Ahí sucedió la tragedia.

- Creo que a medida que crece, se va pareciendo más a ti.- le dijo su humana a la otra que el consideraba ya la compañía, de por vida, se lamió la pata, no entendía los métodos humanos, su instinto le decía que su misión era, ir, tener más gatos, luego te vas, pero al parecer ellas tenían problemas en tener...lo que sea que salga de ellas, osea, las vio mil veces lamerse y quitarse lo que los humanos llaman ropa (innecesaria a su parecer) y aún no salían...criaturas. Pero ahí estaban conversando, en tan solo sus pelajes (si se les puede llamar así ¿Porque los humanos no están cubierto de pelos como los seres normales? Nadie sabe. En fin)

- ¿Tu crees?- respondió la otra, acariciándolo.

- Pos si, sabes que le puse Valentín por qué ya es como parecido, pero ahora comienza a tener tu gracia, no lo sé.- dijo su humana avergonzada. Valentín se paró de ahí, sus sentidos se lo decían.

- Así que Juliana Valdés ¿piensas que tengo gracia?- le preguntó la humana con coquetería zorruna. Sip, a su humana no la dejo si hablar, de pronto más lamidas comenzaron, su humana ante ella era una vergüenza de gato, pero ese era otro tema. Lo importante ahora lo indignado que se encontraba el por haber sido comparado con ella, no es que le desagrade, solo es que, sus orejas se movieron al no poder evitar escuchar el nombre de su humana dicho por la otra, demasiada efusividad. Un perro.

El felino decidió ir al jardín a aprovechar su tiempo en la tranquilidad. A ver, en la casa de la humana larguirucha (que seguramente ahí iba hoy) comía comida de primer nivel, sin mencionar que le agradaba el respeto que la humana Valentina se refería a el, casi siempre le decía de cariño "don Valentín", su patio era inmenso y lo consideraba en todas las comodidades, tenía su propia fuente de agua para que no se estancará, además que insistía, estaba aquel otro humano tipo gato, de ojos verdes y cara de que estuviera preparada para arañar siempre, a él le gustaba molestarla, sus berrinches eran divertidos. Sin embargo, estar ahí significaba otra cosa. Jugar, ya no era un cachorro, pero la otra humana siempre le lanzaba juguetes, le decía cosas sin parar, le contaba, se lanzaba a la cama haciéndolo rebotar, como decía, demasiada energía.

En cambio, cuando estaba solo con su humana, era más silenciosa, se movía más delicadamente y mantenía su espacio personal, generalmente, ella solo le acariciaba cuando el quería, movía y cortaba más de esas telas que van sobre el cuerpo en total tranquilidad, y solo le decía "crees que esto se ve bien Valentín?" Algunas veces, el solo se lamía los bigotes.

Escucho a ambas chicas despedirse, juntaron sus bocas, viendo cómo la humana de cabello más claro, la abrazaba efusivamente, al parecer era su humana no iba a estar por un tema de esas telas, era realmente especial para ella, su mamá y el otro humano macho, generalmente le preguntaban por aquello con cierto orgullo.

- Me gustaría tanto ir contigo...- dijo Valentina.

- Me encantaría, pero sabes que también tienes tus deberes.- se volvieron a abrazar, otro de esos rituales en dónde los humanos juntan sus bocas. 

- Me llamas cuando llegues.- le dijo ella. Su humana asintió.

Así habría pasado una semana, en aquella gran casa, con altos y bajos, recuerda ser perseguido, por la gruñona llamada Eva, consentido por la señorita Lucía, ella le agradaba, protegido por la siempre guardiana Valentina.

-Valentin, por fin vendrá nuestra Juliana, no sabes cuánto espere, la uni ha sido aburrida sin poder verla después, no le digas que te dije esto, pero quisiera más que solo hablar.- El felino movió la cola, para luego lavarse la pata trasera.- ¿Quieres ver la sorpresa que le tengo?- le pregunto curiosa, acercando sus ojos, tan como los de el, a su pequeño rostro, el solo estiró la nariz, si pudiera hablar diría "no, por favor". Claro que no podía, así que ella solo lo levanto y lo llevo hasta su cuarto. Comenzó a revolver cosas, Valentín sin ha tener más remedio se subió a la cama, sentandose.

- le estoy haciendo un frasco con exquisitos chocolates de los que a ella le gustan, y luego quiero llevarla a cenar ¿Crees que es suficiente?- preguntó la chica lanzandose a la cama, como siempre. El salto y luego se subió encima de su abdomen, esos acercamientos no los tenía demasiado, pero esa humana se veía entre emocionada y preocupada, y el se preguntaba porqué. Esa chica podía ser molestosamente enérgica, pero era buena ¡COMO UN PERRO! el pequeño gato ya estaba cansado. Si supiera esa humana larguirucha que su humana suspiraba de tan solo verla aparecer quizás sería un poco menos efusiva (quizás). El ya le tenía cariño, por eso le hubiese gustado hablar, para poder decirle "tú eres todo lo que necesita"

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⏰ Última actualización: Nov 09, 2020 ⏰

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