Mi jefe

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Natalia estiro sus manos por detrás de su cabeza, reclinándose cómodamente en la silla del banco, antes de que comenzaran a llegar los clientes habituales de inicios de mes, mientras que ella aún sentía los estragos de haber trabajo duramente durante dos días en la Stanza, ayudando a los chicos a maquillar sus musculosos cuerpos, para que lucieran mejor bajo las luces neón del establecimiento y había demostrado una capacidad de adaptación increíble ante los ojos de Dalia y sus nuevas compañeras.

---- Vaya chica, tienes una mirada qué dice: deseo y satisfacción---- Le comentó David, un chico amigable de cabello rubio y rasgos muy finos

---- ¿Se nota? ---- Preguntó Natalia con una sonrisa girando en su silla para ver a su compañero

---- Parece que tu novio se lució---- Le dijo David acomodándose en su lugar y sorprendiéndose de la risa natural de Natalia quien negó con la cabeza

---- No, ya no tengo novio, pero te cuento otro día esa parte ¿va? ---- Contestó Natalia viendo a Mauricio entrar en las oficinas de asesores con una actitud regia y soberbia como acostumbraba hacerlo

---- De acuerdo chica---- Le contestó David y ambos se dispusieron a trabajar

Era curioso, pero Natalia disfrutaba mucho de los días en el trabajo, le agradaba la rutina, le gustaba saber qué hacer y cómo hacerlo todo el tiempo, no tenía que pensar demasiado y eso no la distraía de las cosas que eran realmente importantes, esencialmente, no la distraían de ser feliz. Sin embargo, está mañana todo se sentía diferente, ella, por una costumbre y hábitos propios, nunca había usado ropa interior que no fuera amplia y cómoda; a pesar de que Mauricio se lo insistía con cierta frecuencia y sin embargo, para Natalia, algo no estaba bien, no se sentía natural y el cambio obligado a la lencería sensual, que le reclamaba usar, había sido algo o bien limitado para ocasiones especiales o en su total ignorado por la chica, pero ahora, después de sólo dos días en la Stanza, algo se había despertado en ella y sentía que la magia de aquel lugar la estaba contagiando, al grado de ser esta mañana su falda dos centímetros más corta del corto reglamentarios y aquello hacía sentir traviesa a la chica, como nunca antes lo había sido, así que sí, aquella mañana Natalia se sentía, dominante de sí misma y cuando terminó la hora de la comida, no tuvo problemas con hablar con Mauricio, cuando este la merodeaba nervioso y un tanto ansioso.

---- No me contestaste el mensaje que te mandé, tampoco mis llamadas---- Comenzó el chico con los ojos llenos de incertidumbre, en un acto que le pareció gracioso a Natalia

---- Tuve un accidente de camino a casa, mi celular está en reparaciones---- Respondió

---- Quería que fuéramos a celebrar tu cumpleaños, ya que el viernes no estuve en casa---- Mintió el chico, causando una sonrisa amplia en Natalia

---- Fui a visitarte a tu casa el viernes, quería que fuéramos a cenar, a celebrar mi cumpleaños y sé lo que vi---- Dijo Natalia viendo como su ex chico se tensaba---- Así que por favor no mientas---- Lo desafió Natalia

---- Si dices algo, haré que te despidan---- La amenazó

---- Yo no diré nada, no soy como usted y yo no tengo nada en contra de nadie---- Le dijo Natalia con integridad---- Pero quisiera saber qué decía el mensaje, en el que me llamabas: "aburrida "

---- Esa es la verdad----Le contestó Mauricio a la defensiva---- Si no fueras tan aburrida, no habría buscado lo que quiero en otro lado, pero siempre tan "santurrona" que no me siento más atraído por ti---- Le contestó Mauricio con odio en la mirada

---- Entiendo, gracias---- Contestó Natalia y se giró en dirección a la salida del comedor, mientras el siguiente turno de comida llegaba. Todos ellos se cruzaron con una Natalia destruida y encontraron un Mauricio con una versión distinta a la realidad, que en poco tiempo se convertirá en una versión oficial para todos los empleados del banco.

La Amante del Príncipe 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora