La Amante del Príncipe 2

Naturaleza sexual

La noche explotó con violencia, cuando el arma del padre de Dalia, explotó en la habitación, hiriendo al Príncipe, que recibió un tiró certero en el hombro, aunque a pesar de la distancia pudo haber sido un tiro mortal. La pared a su costado se salpicó de su sangre y en un instante, la habitación, la casa y la calle completa se vieron afectadas por un grito descomunal, mezclas entre la angustia y sorpresa de Dalia y de Natalia.

---- ¡No! papá, ¿qué hiciste? ---- Le preguntó Dalia al hombre que se miraba trastornado por la circunstancia, con el arma en la mano y visiblemente sorprendido. ---- ¡Papá! ---- Le gritó Dalia desde el suelo.

---- ¡No me llames papá! ---- Le gritó aquel hombre pateando nuevamente el abdomen de la chica, quien a causa de la paliza que había recibido, tenía los labios hinchados, uno de sus ojos casi completamente cerrados y una herida que emanaba liquido escarlata de su frente.

---- Príncipe, ¿estás bien? ---- Se levantó Natalia, colocando su mano derecha sobre el hombro, sin saber qué hacía realmente, sólo presionado la herida por impulso e involuntariamente causando más dolor en el chico, que lentamente veía su playera blanca, llenarse de su propia sangre.

---- Te lo merecías desgraciado, te lleve a mi hijo, para que le sacaras esa tonta idea de que era mujer, para que lo arreglaras, ¿cómo podría sentirse atraído por mujeres y ser a su vez mujer? Eres un enfermo, un degenerado, cambiaste a mi muchacho, a mi hijo y lo transformaste en esta cosa equivocada de dios---- Mencionó el Padre apuntando su arma en dirección a la cabeza de su hijo---- Pero esto se acaba esta noche, esto se acaba esta noche---- Dijo el padre, apuntando su arma directo a la cabeza.

---- Porque Dalia no es un chico---- Respondió el Príncipe, poniéndose lentamente de pie presionando con gran fuerza la herida, sintiendo como su sangre se repartía por todo su cuerpo y rogándole a dios que la bala hubiera salido de su cuerpo.

---- ¿De qué estás hablando? ---- Le reclamó mientras apuntaba nuevamente su arma en dirección al chico.

---- No lo entiendes y es normal. No es fácil aceptar que es diferente, pero diferente no es malo, su identidad sexual, no coincidía con la de su aspecto y para descubrirlo tuvo que experimentar muchísimo---- Le explicó el Príncipe recargándose en la pared intentando contener su sangre

---- Eres un maldito enfermo, es lo que eres---- Le contestó el padre

---- Basta papá, basta ya---- Le pidió Dalia, mientras se levantaba a pesar de las heridas, cubriendo sus senos con su mano y observando a su padre lleno de furia y rabia.

---- No me llames así---- Le dijo mientras la abofeteaba con su mano libre---- Ese bastardo nos metió en un problema, es un enfermo y merece la muerte por lo que te hizo, por transformarte en algo que no eres---- Le dijo casi con lágrimas en la piel.

---- Claro que soy algo que no soy, pero no es culpa de él---- Le reclamó Dalia---- Es culpa de esto--- Le explicó sujetando su miembro ---- Yo no debí nacer con esto y no lo podía entender, me gustaban las mujeres y al mismo tiempo me sentía atraída por las mismas cosas que a ellas les gustaban, los vestidos, los peinados, el maquillaje, las cosas que hacen a una mujer obtener su feminidad y yo me sentía feliz cuando me vestías de niña para ti y que me trataras como a una princesa y en eso no tiene nada que ver él---- Dijo señalando al Príncipe con la mirada

---- Él nos hizo tener sexo---- Escupió el padre con un asco repulsivo, una sensación inmoral y anormal que le acompañaba desde un encuentro una madrugada en el que el alcohol y las malas decisiones los acompañaron a ambos en un intento por descubrir la sexualidad de David.

---- El sugirió que debía explorar con que lados de mi sexualidad estaba más conforme y en medida de ello avanzar lentamente, sin intentar nada extremo, pero tú decidiste que como mi padre debías ayudarme ¿no es verdad? ----