|| Ángel : Trueplik : FINALIZADO : ✅ ||

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-«Manuel, tu padre está muerto.» -
Eran las palabras que hacían eco por la cabeza del castaño, quien no era capaz de creer, que su padre estaba muerto.

Vainstein no sabía cómo sentirse, no sabía si debería llorar por su pérdida, después de todo, Abian era su padre y todavía le tenía un poco de cariño. A pesar de lo mucho que lo había dañado, o sentirse feliz, porque una parte de sus problemas habían desaparecido, de una vez por todas.

Ahora ya no había nadie que pudiera lastimarlo a él o a sus hermanos, quienes también fueron notificados de la trágica noticia, sintiéndose de la misma forma en la que su hermano mayor se sentía.

El reencuentro entre los hermanos Vainstein fue más que emotivo, después de mucho tiempo, habían logrado reunirse sin sentir miedo, ni nada por el estilo. Ania y Martín lloraron por horas, mientras que Manuel sólo se dedicó a sonreír y decirles lo mucho que le habían hecho falta.

En todo este tiempo, ambos menores lo extrañaron mucho, y hace poco habían rompido la promesa, de guardar en secreto, todos los maltratos que Manuel recibía de parte de sus padres. Ania fue quien le confesó todo a su tía, al no soportar más la situación, ella por suerte era una mujer tolerante, con una mentalidad muy diferente a la que su difunto hermano poseía, desaprobando todas las acciones que este cometió junto con Catherine.

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Durante el funeral, ni Ania, ni Martín, ni mucho menos Manuel, lloraron o emitieron algún lamentó, teniendo una expresión seria en todo el cortejo fúnebre. Solo estaban ellos tres y aquella tía, ya que Catherine no soportó ver a su marido dentro de un ataúd.

La mujer prácticamente enloqueció al ser informada de lo sucedido, negándose a creer que Abian había fallecido. Llegando a culpar a Manuel por esto, alegando que su hijo mayor tenía algo que ver, que todo era su culpa, y que había asesinado a su propio padre.

Dejando en evidencia su pobre estado mental, por lo que fue ingresada a un centro psiquiátrico, para que pudiera recibir ayuda.

Al final y sin nadie que pudiera hacerse cargo de Ania y Martín, porque Manuel aún no cumplía la mayoría de edad, pero no importaba que los cumpliera pronto, debido a que no tenía nada para garantizar el bienestar y seguridad de sus hermanos. Estos quedaron bajo la tutela de su tía paterna, que los había acogido con mucho amor, y que les prometió ayudarlos, para que Manuel no siguiera sufriendo, aunque de eso ya no había necesidad.

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Todo parecía ser un panorama diferente, las cosas pintaban para bien y los problemas parecían haberse terminado, lastimosamente para Manuel, los problemas aún no habían desaparecido. Si bien, la muerte de su padre no fue su culpa, ni la de aquel tipo, esto ya era demasiado para pensar, que se trataba de una coincidencia, parecía ser que todos aquellos que habían lastimado al castaño, estaba pagando por cada uno de sus actos.

La muerte del ladrón, era el inicio de todo, después la de su padre y luego que su madre fuera ingresada a un psiquiátrico, por su nefasta estabilidad mental. Todo esto no era una simple coincidencia, por supuesto que no lo era, y Manuel se encargaría de descubrir lo que había detrás, de todos estos trágicos sucesos.

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-¿Entonces, no quieres venir con nosotros? - Ania le preguntó por tercera ocasión al castaño.