Capitulo 2: La base de los mercenarios.

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POV ACE.

Soy mercenario hace muchos años.

Antes era un D pero los reinos fueron destrozados antes que naciera. Todos conocen la historia de lo que ocurrió ya hace bastante tiempo que algunos lo consideran una leyenda. Lo que nadie sabe es que casi todas las descendencias de los D's sobrevivieron. Pero se ocultaron por seguridad. Yo soy descendiente de dos reinos D: Portgas D y Gol D. Decidí llamarme Portgas Ace.

En el grupo de los D uno de los menos recordados eran los Portgas ya que nunca se involucraron en peleas ni guerras, eran de los más pacíficos. Por otro lado, los Gol D fueron reconocidos por su destreza en batalla y su poder del fuego. Al ser de 2 D herede ambos poderes de mis padres, el fuego y el viento, pero no utilizo mi magia debido a que pueden descubrir mi herencia.

Amo la libertad, dejé mi ciudad natal y me dispuse a viajar convirtiéndome en mercenario en el proceso. Los D somos entrenados desde pequeños por si nuestra herencia es revelada en algún momento para que podamos defendernos y luego nos separamos y emprendemos nuestros propios viajes y aventuras convirtiéndonos la mayoría de veces en criminales. Nunca trabajaríamos para el gobierno que fue el que destruyo nuestra historia.

Llegue a una de las bases de paso que tenemos los mercenarios. Es utilizado solo para los que viajamos, no pertenece a nadie en específico por lo que no ocurren peleas. Es una casa de dos pisos, abajo es un bar y arriba están las habitaciones.

Cuando entre no pude evitar notar que había un pequeño circulo donde varios se habían reunido y en el centro había un hombre rubio, se miraba joven, quizás unos 28 años con un extraño cabello en forma de piña que al contraste con la luz se miraba casi como un brillante dorado.

Fruncí el ceño. El tipo se miraba aterrorizado y se miraba como si estuviera intentando de contener las lágrimas, tenía la ropa desgarrada mientras trataba inútilmente de taparse mientras los otros solo gritaban cosas obscenas.

- ¡Compre a este esclavo a las afueras del pueblo! Se ve bastante entero a pesar de ser uno, de seguro aun sirve para ser usado y aun ha de apretar. - Todos empezaron a reírse y yo estaba muy enojado. Si, los mercenarios no somos unos santos, pero yo no soy tan inhumano.

- Lo alquilaremos 100 bellies la hora, y si se lo quieren llevar a casa y ser su nuevo dueño lo pueden comprar a solo 500,000,000 bellies. Bueno no es como si alguien quisiera comprar a un esclavo que ya ha sido usado, nadie pagaría tanto por esta basura.

Muchos idiotas empezaron a vitorear y a sacar 100 bellies mientras decidían el orden para turnarse. Rápidamente camine al centro y agarre la capucha de mi capa para taparme la cara, tenía puestos unos pantalones negros, botas negras y una camisa del mismo color y abajo tenía oculto mi sombrero vaquero naranja.

Puse los 500,000,000 bellies en la mesa con un golpe sordo y todos pararon de reírse mientras me miraban. -Lo compro.

Todos me miraban un poco conmocionados y el idiota que lo estaba vendiendo rápidamente se recompuso. – Era una broma si lo quieres tienes que pagar el doble.

Quizá el idiota esperaba que no lo comprara para el quedárselo. Saqué otros 500,000,000 bellies y los puse en la mesa.

-Dámelo ahora o te mato. - El tipo se impresiono un poco por el dinero, solo los mercenarios de renombre cargan consigo cantidades tan grandes y luego cuando logro recomponerse me pregunto mi nombre a lo que conteste diciéndoles Portgas Ace.

En ese momento sus expresiones faciales cambiaron al de absoluto terror. Tenía una gran reputación por ser uno de los diez mercenarios más fuertes y más difíciles de contratar. Rápidamente me entregaron al esclavo de ojos azules junto con las llaves de sus esposas. El rubio me miraban con miedo, bueno nadie podía ver mi rostro con la capucha tapándolo por lo que de seguro me miraba un poco aterrador.

Lo lleve conmigo y le pague al dueño del bar por una habitación en el segundo piso. Me dieron la llave y lleve conmigo al rubio. Cuando entramos note que el hombre estaba temblando. Probablemente tenía miedo de lo que le haría. Joder, ¿por cuánto sufrimiento paso?

El hombre se estaba mirando los pies con la cabeza gacha y pude ver como estaba intentando desesperadamente no llorar.

Me quité mi capa y se la puse encima para taparlo. Rápidamente levanto la cabeza para verme totalmente conmocionado mientras que le quitaba las esposas con las llaves. Quizá se sorprendió por lo joven que me miraba, después de todo solo tengo 23 años y las pecas no me ayudan mucho.

-Siento por lo que tuviste que pasar abajo. Hay muchos mercenarios que son simplemente basura, entra a la ducha y date un baño, iré a traer algo de comida y ropa para ti. - El hombre parecía un poco inseguro, pero entro al baño. En eso volví a bajar y le dije al dueño que me diera dos platos de comida. Luego para su ropa vi al tipo al que le compre al rubio y me le acerque.

Se miraba un poco pálido y con miedo porque me reconoció por mi cartel de se busca. -quítate la ropa.

El me miraba en shock mientras le di una mirada en blanco. Estaba a punto de replicarme, seguramente para negarse cuando volví a hablar. - dámela en menos de un minuto o te corto la garganta y luego te la quito.

Y eso fue suficiente. Rápidamente de desnudo y me entrego sus pertenencias, las tome y me fui, pero antes deje una pequeña amenaza. -Quédate a dormir en este lugar y te voy a matar mientras duermes.

El chico y su grupo rápidamente pagaron y huyeron del lugar, preferían dormir en su carruaje que despertar la furia de uno de los mercenarios más reconocidos.

La comida ya estaba lista así que tomé los dos platos y subí de nuevo. Al momento de abrir la puerta el rubio iba saliendo del baño.

-Ten un poco de ropa, se lo quite al bastardo que te trajo aquí, pero es mejor que nada. El rubio asintió mientras volvía a entrar al baño para cambiarse.

Cuando salió le dedique una media sonrisa, si, esto le quedaba mejor que los trapos con los que los estúpidos lo tenían. Le hice una señal para que se sentara en la mesa mientras me miraba inseguro, pero se sentó y empezó a comer conmigo.

Cuando terminamos de comer el rubio se levantó y me trajo rápidamente mi capa para devolvérmela. -Gracias yoi

Era la primera vez que hablaba y sentí que una sonrisa tiraba de mis labios. - No hay problema, ¿Cómo te llamas?

-Marco.

-Bueno Marco, me llamo Ace. - Le dije con una pequeña sonrisa, estaba a punto de hablar más cuando el rubio bostezo y me daba una mirada avergonzada mientras se formaba un pequeño rubor rosado en sus mejillas.

Lo tomé por los hombros y lo llevé a la cama, sentí como se puso rígido. Rápidamente lo recosté y puse la manta encima de el para taparlo. - Duerme un poco Marco, yo dormiré en la silla.

El rubio me miro un poco conmocionado y antes de poder alejarme tomo mi mano. Yo voltee a verlo con una mirada interrogante mientras simplemente susurro. -No te vayas... - al hombre se le quebró la voz y sentí como crecía un instinto sobreprotector, apreté su mano y vi en sus ojos azules que empezaban a llenarse de realización al darse cuenta de lo que me pidió. Rápidamente soltó mi mano mientras se tapaba la cara con la sabana. 

– Lo siento yoi. - Yo simplemente acerque la silla a la par de la cama y saque su mano de las mantas y la sostuve.

-No me iré a ningún lado, solo descansa un poco. - Vi como una lagrima salía de sus ojos antes de asentir y quedarse dormido aferrándose a mi mano.

Reinos ExtintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora