10- Cacería

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Zeke era bastante joven para cuando debió enfrentarse a la completa falta de raciocinio por parte de su padre, Grisha.

Era de esperar que eventualmente los matrimonios de su padre no duraran más que un par de años. Zeke fue fruto de la unión entre Grisha y Dina. La disputa legal por la tuición culminó con un Grisha adjudicándose la responsabilidad de criar a su primogénito.

El segundo matrimonio, siguió más o menos el mismo camino. Carla y Grisha tuvieron a Eren posteriormente y el matrimonio fracasó rotundamente.

Por aquel entonces, Eren comenzaba a dar sus primeros pasos y Zeke creció bajo el cuidado de un padre curiosamente exigente.

El automóvil se detuvo frente a un viejo edificio, no era la primera vez que Zeke estaba ahí. Siendo aún un niño, de vez en cuando su padre lo dejaba dentro del auto mientras él entraba solo al edificio, le costó trabajo saber el motivo y entonces un día vio a una mujer de cabello oscuro y largo. Era bella, aunque su mirada de matices grises perlados con tintes azulados solo reflejaba melancolía.

Zeke nunca se detuvo a preguntarle a su padre qué significaba esa mujer para él. Probablemente nada, puesto que al poco tiempo y sin motivo aparente, su padre dejó de visitar esporádicamente a la mujer de la mirada triste.

Sin embargo, al poco tiempo logró saber la razón.

Esa mujer estaba muerta y desde entonces, Zeke se sintió en cierto modo como un cómplice de algo que no quería ser parte.

El pasado de su padre le atormentaba de vez en cuando. Ahora que era adulto, estaba lejos de ser un reflejo de Grisha, en lo absoluto. Para Grisha, las mujeres en general eran un trofeo el cual siempre podría ser reemplazado por uno mejor y más importante.

Es por eso que Zeke se sorprendió gratamente cuando Petra aceptó su propuesta de matrimonio. Le asustaba un poco la idea de que lo rechazara, pero para su fortuna fue todo lo contrario.

No había forma en que una mujer tan bella como Petra amara realmente a alguien medianamente inseguro como Zeke, pero la propuesta de matrimonio era real y ahora una bella sortija de compromiso descansaba en la mano de la pelirroja.




***




—Eren, estoy bien. Quiero ir a casa—. Mikasa intentó quitarse la intravenosa por sí misma, ante la mirada inquieta del fiscal.

—No puedes regresar, es evidente que podrían intentarlo otra vez. Es probable que incluso sin que te dieras cuenta estuvieran siguiendo todos tus movimientos—. Eren lucía realmente cansado pese a que se caracterizaba por ser alguien sumamente determinado en todo lo que hacía.

Mikasa volvió a recostarse sobre la camilla de hospital. Había demasiado trabajo por hacer y ella sentía que no le hacía ningún favor a la ciudadanía estando perdiendo el tiempo de esa manera.

—Bien, llamaré a Sasha. Pasaré el resto de la noche ahí, no quiero seguir en este sitio.

Entonces Eren la observó como si acabara de decir alguna estupidez.

—Quédate en mi casa, es el lugar más seguro. Yo dormiré en el sofá.

—Puedo cuidarme sola, no necesito que estés ahí vigilándome. Por cierto, no trates de dejarme fuera de mi propio caso donde por poco muero, aunque sinceramente estoy agradecida de que reaccionaras a tiempo.

Rojo [LEVIHAN/Historia completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora