capitulo 60

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Capitulo 60

"Primer día"

A la mañana siguiente la tormenta se había ido a otra parte, aunque el techo del Gran Comedor seguía teniendo un aspecto muy triste. Durante el desayuno, unas nubes enormes del color gris del peltre se arremolinaban sobre
las cabezas de los alumnos, mientras Violet examinaban sus
nuevos horarios.

—Hoy no está mal: fuera toda la mañana —dijo millicent pasando el dedo por la columna del lunes de su horario—. Herbología con los de Hufflepuff y Cuidado de Criaturas Mágicas

—Y esta tarde dos horas de Adivinación —gruñó blaize, observando el horario.

—Tendrían que haber abandonado esa asignatura —dijo Daphne con burla, untando mantequilla en la tostada

De repente oyeron sobre ellos un batir de alas, y un centenar de lechuzas
entró volando a través de los ventanales abiertos. Llevaban el correo matutino.
Instintivamente, violet alzó la vista, sonrió al notar a una hermosa lechuza blanca. Las lechuzas volaron alrededor de las mesas, buscando a
las personas a las que iban dirigidas las cartas y paquetes que transportaban.
Un cárabo grande se acercó a Neville y dejó caer un paquete
sobre su regazo. A Neville casi siempre se le olvidaba algo. Frente de ella, el búho de Draco se posó sobre su hombro, llevándole lo que parecía su acostumbrado suplemento de dulces y pasteles procedentes de su casa. Hedwig llegó a posarse frente de Violet la cual le dió varios trozos de tocino como premio Violet agarro el paquete que su amiga dejo frente a ella, al abrirlo encontró varios libros que le mando su tío regulus y su padrino, cerro la caja la encojio y la guardo en su bolso

Violet antes de salir del castillo se puso unas botas impermeables y les pasó unas a sus amigos, Violet se hartó de escuchat como varios de sus compañeros se quejaban todo el recorrido a través del embarrado camino que llevaba al Invernadero 3; pero, una vez en él, la profesora Sprout la distrajo de su mal humor al mostrar a la clase las plantas que solo había visto en libros. Desde luego, no parecían tanto plantas como gruesas y negras babosas gigantes que salieran verticalmente de la tierra. Todas estaban algo retorcidas, y tenían una serie de bultos grandes y brillantes que parecían llenos de líquido.

—Son bubotubérculos —les dijo con énfasis la profesora Sprout—. Hay que exprimirlas, para recoger el pus...

—¿El qué? —preguntó Tracy Davis, con asco.

—El pus, Davis, el pus —dijo la profesora Sprout—. Es extremadamente útil, así que espero que no se pierda nada. Como decía, recogeran el pus en estas botellas. Tienen que ponerse los guantes de piel de dragón, porque el pus de un bubotubérculo puede tener efectos bastante molestos en la piel cuando no está diluido.

Exprimir los bubotubérculos resultaba curiosamente satisfactorio. Cada vez que se reventaba uno de los bultos, salía de golpe un líquido espeso de color amarillo verdoso que olía intensamente a petróleo. Lo fueron introduciendo en las botellas, tal como les había indicado la profesora Sprout, y al final de la clase habían recogido varios litros.

—La señora Pomfrey se pondrá muy contenta —comentó la profesora Sprout, tapando con un corcho la última botella—. El pus de bubotubérculo es
un remedio excelente para las formas más persistentes de acné. Les evitaría a los estudiantes tener que recurrir a ciertas medidas desesperadas para librarse de los granos.

—Como la pobre Eloise Migden —dijo Hannah Abbott, alumna de
Hufflepuff, en voz muy baja—. Intentó quitárselos mediante una maldición.

—Una chica bastante tonta —afirmó la profesora Sprout, moviendo la cabeza—. Pero al final la señora Pomfrey consiguió ponerle la nariz donde la tenía.

Una Nueva Vida Como Una ShawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora