La isla I

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Doom caminó hacia la casa de los Midoriya, una caminata lenta desde Kamino, pero bastante productiva para su introspección.

No se disculparía con el joven, realmente no necesitaba una disculpa; y Doom no se disculpaba seguido, podría ser un hombre cambiado, más aún su arrogancia prevalecía.

Ponderó un poco sus opciones.

Su proceso de pensamiento era simple; cuando la situación era delicada pensaba: ¿Qué haría Reed Richards?

Luego cuando determinaba que haría el difunto Señor Fantástico ya sabía que no debía hacer y por lo tanto hacía lo opuesto.

Richards entraría diría que fue por su propio bien, le reafirmaría su rol en esta sociedad como una persona sin Quirk, justificaría su mentira en datos y dejaría tras de si un niño con sueños destrozados; entonces definitivamente no haría nada remotamente parecido.

Tendría que ser empático, algo que se le dificultaba bastante, además de convencer a la señora Midoriya de que le dejara llevar al niño a un viaje de un dos meses más o menos, tendrían un mes para prepararlos para Yurei luego de eso.

De momento, debía darle a Izuku todo el conocimiento que pudiera, tanto mágico como tecnológico.

Tocó la puerta, no tomó mucho para que una mujer enojada lo mirara al otro lado.

- Señor Doom.

- Señora Midoriya, un gusto verla.

- El sentimiento no es mutuo.

- Entendido, ¿Puedo pasar?

La mujer peliverde no respondió, se movió a un lado para dejarlo pasar. Ignorando el malgenio de la mujer, entró y se acomodó en uno de los sofás; no dejó que la mujer lo perturbara.

- ¿Sabes que Izuku llegó llorando ayer?

- Soy conciente de ello.

- Me contó toda la situación, doctor; dame una buena razón por la que no debería matarte.

- Tengo bastantes de hecho - Doom se incorporó en su asiento -. No era mi secreto para contar, hay ciertas situaciones por las que un Quirk sería contraproducente para su desarrollo, no lo necesita y, por último, no creo que pueda matarme sin mucho daño a su propiedad e indirectamente al pequeño Midoriya.

Doom consideró si el brillo en los ojos de la señora Midoriya era una indicación de irá reprimida o una señal de que una confrontación se acercaba.

- Dijo que quería que fuera un héroe.

- Claro.

- ¿Por qué se lo negó?

- No necesita un Quirk para tal propósito.

- El deseaba un Quirk.

- Y no lo necesitaba.

Vió el suelo agrietarse; Inko Midoriya tenía un Quirk psíquico o psicoquinetico, si recordaba bien; decían que era bastante débil, pero el sabía ver una mentira tan obvia.

- ¿Estás familiarizada con la magia?

- No más de lo que me ha mostrado, doctor.

- Es normal, es una habilidad difícil de obtener hoy en día, ¿Sabe?

- El punto, doctor.

- Una persona con un Quirk es básicamente ciego hacia la magia, es incapaz de manipular la energía propia, natural, ajena o extradimencional para siquiera hacer el hechizo más básico - se levantó y fue a la cocina, donde encontró un poco de te que sirvió en una taza -. Si le doy un Quirk a su hijo, todo su entrenamiento sería inútil.

Otros Tiempos (AU MarvelxBNHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora