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capítulo x. humanidad parpadeante
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La oscuridad era un lugar tangible. Con ella, traía la posibilidad de tener, quizás, menos letalidad que la sombra que ocupaba los espacios en la mente. No obstante, la desolación era igual. Eso fue lo que Darice podía resaltar; existía una parte de ella que realmente sopesaba en dejarlo ir: luchar con un poco más de entereza y dejar que el peso de la sombra, tan pesada como una roca, ya no aplastará su vida. Esa parte era diminuta pero consistente y tomaba la forma física de Sèbastian. Él se volvió su brújula moral, una que ocasiones deseaba no tenerlo.
Darice no era peligrosa. La amenaza era su siempre conflictiva mente: fluctuante y que no se negaba a olvidar. Era ella la que pedía venganza. Sin Sèbastian, hubiese sido más sencillo entregar a Hayley a las brujas. Un golpe directo hacia su enemigo pero que la rebajaba a un nivel incluso peor. Darice no se quería mucho a sí misma, lo que amaba de ella estaba comprimido en Sèbastian y en su vida pasada.
Pero estaba bastante lejos de él y de la muchacha que fue.
El cielo oscuro le provocaba molestia. La magia latente de la tierra la volvió un manojo de nervios. Sus dedos estaban entumecidos pero se obligó a sí misma a adoptar un rostro imperturbable, impávido y valiente cuando realmente sus adentros era la oposición a esos adjetivos. Darice quería salir del bosque, de la mirada austera de Sabine y del cuchicheo que sus oídos captaban entre el silencio mortal.
—Pude haber invitado el café —Darice guardó sus manos dentro del abrigo oscuro y se removió incómoda por los sonidos. Intentó apartarlas.
—Sé qué estás incómoda —Sabine levantó la curvatura de sus labios, daba la impresión que le divertía del algún modo la reacción de Darice—. Pero aquí no hay testigos. Este bosque es seguro para hablar con tranquilidad y no hay testigos.
Darice soltó una risa sarcástica.
—Solo los muertos pueden oírnos.
—Son los muertos los que nos interesan.
Darice ladeó la cabeza y alzó una ceja.
Celeste siempre tuvo inclinación por la magia negra. Esa particularidad de su persona cómo Sabine no pareció cambiar. No había ninguna sorpresa en que su reacción fuese la disensión al de su persona: confianza. La morena de cabello negro como el cielo sobre ellas irradiaba tanta confianza ahí, entre la magia que corría, el ocasional viento, los susurros, y la niebla ligera que cubría la hierba.
—Los Ancestros no están felices. Creen que al no entregarnos a Hayley Marshall...
—Yo no estoy feliz —la cortó de pronto, volviendo su timbre levemente más alto que el de Sabine. Su voz se volvió una mezcla entre la ofensa e irritación—. Me hiciste venir hasta este lugar para decirme algo que bien podrías haberme dicho por celular. Sé qué eres vieja, Sabine, pero tengo confianza en que puedes hacer algo tan simple como llamar.
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Oscurus ━━ The Originals
FanfictionNadie puede herir a una mujer que utiliza el sufrimiento como el más brillante collar de diamantes. the queen series #1 | the originals - season 1 © voguecastle