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Pesado como roca.

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Rick.

Gruesas gotas de sudor me recorren la frente y la espalda humedeciendo mi playera por el esfuerzo físico que ejerzo con el subir y bajar de mi cuerpo. Los bíceps se me tensan hasta el punto de que las venas se remarcen y el pulso tiemble, la tierra comienza abrirse bajo mis manos.

87... 88... 89...

—¡Rick deja eso! —grita Peter corriendo a mi dirección.

Lo ignoro.

90... 91... 92... 93....

Sus pies aparecen en mi campo de visión interrupiendo mi entrenamiento, aun en la misma posición le lanzo una advertencia con la mirada, si me hace rabiar tendra que atenerse a las consecuencias que eso conlleva.

Sin embargo, Peter se agacha apoyando las manos en sus rodillas buscando mis ojos. Su mirada es dura, seria, cargada de sermones que no pretendo escuchar.

—Ya termino la hora de entrenamiento, debes irte ya a casa.

Respiro hondo, enfocándome en las flexiones ignorando lo que ha dicho. Ya sé que se acabaron las clases, pero igual no me apetece volver a casa hasta más tarde, quiero ocupar mi tiempo libre para mejorar mi estado físico.

98... 99... 100... 101...

Cuento mentalmente mientras me percato de que el imbécil este no tiene intenciones de moverse, es entonces cuando decido detenerme antes de que se me comience agotar la paciencia.

Peter suspira, suaviza el gesto tratando de animarme, me vale cuatro kilos de mierda sus intenciones benévolas. Que se vaya hacer caridad a otro lado.

—Rick, últimamente has estado muy entregado a esto. Incluso más de lo usual... ¿Pasa algo?

Ruedo los ojos sacudiendo las palmas de mis manos deshaciéndome de la tierra, me levanto con las piernas acalambradas, camino hacia los vestidores con los pensamientos nublados. Hago un repaso mental sobre la rutina que me tocará mañana.

En estos días de estrés es mejor para mí entrenar. Olvidar todo por segundos mientras me enfoco en lo que realmente me gusta; el fútbol.

Salir a cazar no me estaba ayudando, la sangre no me da la satisfacción suficiente, entrenar sí, jugar y competenir, la adrenalina que eso abarca me mantiene tranquilo. Me ayuda a no explotar y acabar con todo lo que me rodea, ya que ni siquiera puedo ver a Jess.

Aprieto los puños con fuerza en un mísero intento de retener los sentimientos que surgen cuando la pienso. ¡Joder! Si ella supiera que es mi debilidad no sería tan radical.

La entiendo, realmente lo hago, los chicos me han aconsejado que me ponga en sus zapatos y así lo hice. Está herida, yo la herí, fui yo quién rompió lo que apenas era el comienzo de nuestro noviazgo. Cuando por fin me había aceptado y la he cagado follando a otra pensado que era ella.

Sí, me tendieron una trampa. Y como estúpido caí y ahora Jess no quiere saber de mí.

Es por eso que ni el fútbol puede apaciguar mi sed de venganza que surge con el mero hecho de pensar en ello. Así con pacsuelto.  también estuve planeando mi desquite. Ya lo tengo todo planeado, solo falta el lugar.

Pero de que Oliver no llega a sus 18, no llega.

¿Ese maldito creyó que haciendo todo lo que hizo iba a lograr intimidarme? Como se ve que me subestimó, tal como yo lo hice con él, por eso no espero que se quede de brazos cruzados cuando ataque. Solo tengo una opción: matarlo.

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⏰ Última actualización: Jan 07, 2021 ⏰

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