Capítulo 44

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Esta noche era el baile de invierno y Rosé, a pesar de tener un vestido, no quería ir. Durante estos días, Jisoo la había evitado e incluso fingía que la pelirosa no existía. Lisa le había regañado, pero Rosé no entendía el por qué. Al parecer la tailandesa también la evitaba y solo la miraba desde lejos, con desaprobación. Estaban en el pasillo. Jennie a su lado le acariciaba la espalda y Seulgi intentaba animarla.

—Vamos, Ro. Fue tu culpa—le dijo y Rosé la miró con mala cara. Seulgi se hizo hacia atrás—. Tú fuiste la que dijo la mentira, de que no la amabas.

—Cierto, Rosé. Ella... ella puede que tuviera que decirte algo importante y tú le echaste esa bomba—Jennie, a pesar de estar consolándola, también le reprochaba su actitud.

—Ella seguro me iba a rechazar—soltó, apoyándose de los casilleros.

—No creo eso—comentó Seulgi, rascándose la cabeza.

—Yo tampoco—dijo Jennie apoyándola, aunque comenzó a sonreír, cuando vio a su chica acercándose.

Lisa, vestida con una blusa y unos jeans, al ver a Jennie mostró una gran sonrisa y al acercarse las dos se saludaron con un beso en los labios. Lisa le hizo un cabeceó a Seulgi como saludo y luego miró con reproche a la pelirosa. Rosé se encogió ante esos ojos miel.

—Eres una gran idiota, rarita—soltó mientras Rosé bufaba.

—No vengas tú también. Ella me iba a rechazar y no le iba a dar la satisfacción de hacerlo—se defendió, cruzándose de brazos, y Lisa la observó como si fuera idiota.

—¿Eres ciega?—preguntó un poco indignada y luego volteó a ver a su chica—. Amor ¿Tu amiga es tonta de nacimiento o qué?

—Ella siempre ha sido así—Jennie se encogió de hombros mientras con sus manos entrelazaba los dedos con los de Lisa.

—Ya déjenme—intentó irse, pero, a los poco minutos, aquella chica de primero la llamó.

—Hola, Rosé—la saludó con una sonrisa brillante y Rosé apenas si se mostró feliz.

—Hola—se iba a ir cuando Sasha la tomó de la mano—. ¿Quieres algo?

—Yo... bueno, después de todo, me preguntaba si tú... eh—estaba un poco nerviosa y su piel blanca le hacía parecer un tomate en estos momento.

Rosé, un poco aburrida, vio que varias personas las miraban y parecían entretenidos.

—¿Tú... necesitas?—intentó ayudarla y la chica se sacudió un poco, para avisparse.

—¿Quería ver si ibas conmigo al baile de invierno?—preguntó un poco tímida y todos observaron, esperando a que ella respondiera.

Rosé parpadeó.

—Bueno... yo... En realidad—se calló al ver a Jisoo cerca de ellas, con el ceño fruncido.

Sus labios estaban apretados y ahora todos miraban a las dos chicas, esperando el drama.

Rosé no respondió, seguía mirando a Jisoo. La pequeña de primer año ya se estaba desesperando y sacudió por el hombro a Rosé, quien por fin salió del estupor y dejó los ojos marrones.

—¿Vas conmigo, Rosé?—le preguntó un poco preocupada, ya que allí estaba Jisoo y no la miraba con buena cara.

—Yo... claro—respondió mirando otra vez a la pelinegra, quien abrió los labios y cerró los ojos, antes de darse la vuelta e irse por el pasillo.

—¿Si? ¡Gracias! Te voy a dar la dirección de mi casa—dijo Sasha alegremente mientras en un papel le escribía la dirección y al instante se fue feliz con sus amigas.

⌗𝐑𝐢𝐯𝐚𝐥𝐞𝐬 ; 𝐂𝐡𝐚𝐞𝐬𝐨𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora