Son las 03.17 a.m,
mi garganta arde
y mis ojos amenazan con soltar
todas esas lágrimas.
Luego de que sucediera aquello
me volví más fría,
más cuidadosa,
más vacía.
Aprendí a entender a las personas
y a observarlas.
Es sorprendente
lo mucho
que
puedes ocultar
con una simple
sonrisa.