Una nueva oleada de hechos sobrenaturales inunda a Beacon Hills, arrastrando a todo aquel que encuentra a su paso y, para suerte de Alex Stilinski, ella sería la primera en ahogarse en aquel mar de secretos, mentiras, romance y guerra.
[Como la gra...
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18 — AMIGOS —
—¿EN SERIO COMPRARÁS TODO ESTO? —la castaña observó dudosa el carrito de supermercado frente a ella, estaba lleno hasta el tope con paquetes de comida chatarra.
Lydia asintió con la cabeza como respuesta— Toda la escuela vendrá a mi fiesta, incluso dudo que esto sea suficiente —agrega, señalando el carrito que su amiga se encarga de llevar.
Alex asiente— Hablando de eso, ¿has enviado invitaciones o debería de preocuparme porque no he recibido la mía? —, pero Lydia no la observa, pues sus ojos siguen analizando la estantería frente a ella, se debatía entre cuál paquete de papitas debía llevar, si el picante o el extra picante. Decidiéndose a tomar esta última, gira a ver a la muchacha.
—No creí que fuera necesario enviarlas este año —aclara, antes de reír negando—. Además, Stiles y tú ni siquiera necesitan una invitación, van a mis fiestas de cumpleaños desde que tengo memoria —Antes de que la castaña diga algo, Lydia levanta su dedo índice— como olvidar los tan creativos regalos que me ha dado tu hermano con el paso de los años.
Alex ríe, recordando la crisis en la que su hermano había entrado los pasados tres días, intentando encontrar el regalo perfecto para la rubio fresa.
—Este año no será la excepción.
—Ni que lo digas —Lydia hace una seña a Alex para que se dirijan a las cajas y pagar todo lo que llevaban. En el camino, la castaña iba revisando el móvil, ya que después del entrenamiento con Isaac y Derek, había recibido un mensaje de Deaton avisándole que tendrían que retrasar su reunión de hoy, tenía que hacer una cirugía a un perro de manera urgente y no sabía qué tanto tardaría en la tarea. Sin embargo, aún no había un mensaje nuevo de parte del veterinario— ¿Esos son los nuevos? —la voz de Lydia atrajo su atención de inmediato.
La rubio fresa señalaba el pasillo a su izquierda, donde Asher y Maxine se encontraban hablando sobre los productos frente a ellos.
—Supongo que sí —soltó Alex. Sin darle mucha importancia a la presencia de los adolescentes, se dispuso a continuar su camino hacia las cajas registradoras.
Pero como era de esperarse, Lydia no la dejó avanzar ni un paso más al poner una de sus manos sobre su antebrazo, obligándola a soltar el carrito y arrastrándola con ella hasta llegar al trío de adolescentes que aún no estaban al tanto de la presencia de ambas.
—Hey.
Al escuchar una voz desconocida, los dos adolescentes giraron sus cabezas en busca de quien pronunció aquel saludo.
Asher, quien ahora se había girado para ver de frente a Lydia, le dirigió una mirada curiosa; levantando una de sus cejas intentó reconocer a la rubio fresa que le observaba sonriente, sin éxito alguno. En cambio, al posar su ojos sobre la castaña de ojos azules, supo de quién se trataba al instante.
