Capitulo Catorce

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El plan de Nie MingJue salió mal, pero la participación de Wei WuXian resultó de lo mejor.

Aunque no le gustó reducir su participación a solo sacar un par de sustos para hacer retroceder al enemigo, fue de lo más efectivo y aparte se había desmayado a los minutos de terminar su parte. ¿Qué más podría hacer?

Bueno si pudiera entrenar como se lo proponía sin detenerse por Lan WangJi todo sería más sencillo, pero así estaba bien. Yendo a un ritmo lento en el que pudiera pasar tanto tiempo con Lan WangJi como fuera posible.

O bueno eso hasta que avisaron sobre la situación de Nie MingJue. El informante de Zewu-Jun le avisó de la situación sobre el líder de secta Nie y que apenas había conseguido llevarlo a una prisión de tortura para mantenerlo con vida el tiempo suficiente. Eso no era algo para aliviarse, pero al menos estaba vivo.

Ya que no estaba su hermano, Nie HuaiSang tuvo que asistir ahora a las reuniones de los lideres para su siguiente estrategia de ataque.

El joven maestro sí se mostraba asustadizo y bastante ansioso, pero solo escuchaba el poco tiempo que le quedaba a su hermano mayor y tomaba el suficiente valor para mover a unos cuantos de sus hombres a donde Zewu-Jun lo pidiera.

Aun que con sus confiables amigos cerca ya no se sentía como el único niño en la reunión.

Sí, solo después de probar lo efectivo que era, dejaron salir a Wei WuXian de su prisión llena de lujos y ahora podía pasearse por la secta e ir a las reuniones con los líderes.

Ahí junto a Jiang Cheng le dieron ánimos a su amigo para que no rompiera a llorar por el estrés de no saber que hacer y al terminar los tres caminaban juntos a donde sus pies los llevaran.



Wei WuXian más libre de lo que había sido los últimos meses se tomó la libertad de pasear por el lugar. Vistió uno de sus lindos trajes, que ya hace mucho estuvieron guardados ya que al no salir de su habitación prefería quedarse con sus túnicas inferiores y una que otra túnica más floja.

Podía recordar la cantidad de veces que puso a Lan WangJi nervioso con eso. Aunque nunca le faltó el respeto, eso debía ser admirable.



Corrió de un lugar a otro, molestó a unas cuantas personas y fue a observar el entrenamiento de Jiang Cheng. Desde que había adquirido el preciado ZiDian como era debido, entrenaba todos los días y no solo Madame Yu lo estaba supervisando, el tío Jiang también participaba y le corregía cada que era necesario.

—¿Tú que vas a andarlo corrigiendo? Cuando Sandu sea el problema tendrás derecho a hablar. —le reclamó Madame Yu.

—Cuando Sandu es el problema tú no te molestas en dejarme hablar.

—¿ahora vas a decirme lo que puedo o no decirle a mi hijo? —Jiang Cheng se mordía los labios aguantándose una risa.

Habría saludado, pero tenía dos muy buenas razones para no hacerlo.

La primera, casi siempre que se trataba sobre entrenamiento o peleas Jiang Cheng trataba de no hablar demasiado y si lo encontraba haciendo algo parecido se detenía y ofrecía hacer otra cosa. Eso claro para evitar ciertos sentimientos por su núcleo perdido, lo agradecida y por eso no quería interrumpir esa práctica que parecía significar todo para su hermano.

La segunda razón era que, en primer lugar, él no debería estar ahí. El que ya tuviera libertad para salir no significaba que tenía un día libre para hacerse el tonto. Si Madame Yu lo veía ahí, lo llevaría a golpes de regreso a la habitación.





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