Capitulo VII

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"Rosas"

No podía dejar de ver una bella rosa que estaba entre las flores que muchas personas llevaron para mi madre. Era de un color rojo intenso, ella siempre amó ese color, representa el amor y la pasión, por alguna extraña razón ver esa rosa me daba un poco de paz, luego percibí un delicioso aroma a café con vainilla, me di la vuelta y ahí estaba ella, mi amada Joanne con dos cafés uno en cada mano, con una pequeña sonrisa le agradecí por dicha bebida, nos sentamos en un sofá purpúra que estaba cerca y nos tomamos los cafés, aún en el sitio donde me encontraba podía ver la rosa, resaltaba de entre todas las rosas del arreglo floral que llevaron, sentí curiosidad por la persona que lo llevó y agradecerle por tan excelente gusto.

Joanne notó que estaba distraída, tomó mi mano y me preguntó:

-¿Isa estas bien?
-Sí cariño, es solo que observaba una rosa del arreglo de rosas rojas que esta cerca de los tulipanes.
-¡Oh mi arreglo! No pensé que resaltaría para ti, es pequeño y muchas personas trajeron unos más grandes que ese.
-¡Por Dios! Gracias por traer tan hermosas rosas para mi mamá, el tamaño y la cantidad no importa, sino las intención y se ve que lo hiciste con mucho cariño, espera… ¿haces arreglos florales?
-Sí, me gusta hacerlo en mis tiempos libres, habia olvidado contártelo -me respondió un poco apenada-.
-Es bello que sepas hacerlos, tienes gracia para ello, por cierto te ves muy hermosa sonrojada, gracias por estar aquí y estar conmigo, en serio que tus rosas son preciosas, pero hay una que resalta más que las otras.  
-¿En serio? ¿Cúal? -me preguntó ella, sorprendida-.
-La que se ve de rojo más vivo y brillante ¿la puedes ver?
-Si, si la veo, a mi también me da paz verla, por eso la puse, la corté del rosal de mi abuela, las demás son de mi jardín.
-¿Podría ir a conocer el rosal de tú abuela un día? -pregunte un poco emocionada-.
-Claro que si, Isa

Sonreí y seguí bebiendo mi café, en eso noté que mi papá se acercaba, se miraba muy mal, al igual que a mi, nos dolió mucho la pérdida de mamá, ella era única, una mujer maravillosa, la mejor esposa y madre aunque sabía muy bien que también guardaba ciertos misterios que jamás entenderé, menos ahora que esta descansando eternamente.

-Isa… debemos hablar -dijo mi papá con la voz entrecortada-.

Seguí a mi padre, y nos sentamos en una banca de cemento que estaba afuera de la funeraria, hacia brisa y no habia sol, así que sentí muy fresco el lugar.

-Quiero disculparme contigo, fui muy estricto y exigente al obligarte hacerte cargo de la empresa, la perdida de tú madre me hizo ver en todo lo que me he equivocado, no he sido el mejor padre del mundo pero quiero que sepas que te amo y solo he intentado cuidarte y darte lo mejor a mi manera, intentaré ser mejor padre a partir de ahora, a tú madre le encantaría ver como tú y yo mejoramos nuestra relación.
Me quedé sin palabras, atónita ante lo que dijo mi padre, jamás me esperé que diría algo así. Pero supongo que en los momentos difíciles vemos las cosas de otra manera, nos hace reflexionar sobre la vida y lo que hemos hecho en el transcurso de nuestra existencia.

-Padre -mencione tomándolo de la mano- no hay nada que perdonar, pero si te hace sentir mejor, yo te perdono. Si quiero que nuestra relación de padre a hija mejore, así que de mi parte cuenta con ello.

-Gracias mi pequeña -dijo con una sonrisa y luego me dio un abrazo-.

Estuvimos hablando un poco más sobre nosotros, y le mencionaba los planes que tenía la empresa, quería distraer un poco su mente de la tristeza, y en esos momentos funcionó, incluso logré sacarle muchas risas, quise hablarle de mi relación con Joanne pero pensé que no era el momento oportuno de hacerlo, volvimos a entrar a la funeraria y fui a buscar a mi novia, la encontré hablando con una de nuestras diseñadoras.

-¡Hola! -salude acercándome a ellas-.
-Isa, lamentó mucho tú perdida, se lo mucho que amabas a tú madre, pero esta en un lugar mejor.
-Gracias Roxane, agradezco tú compañía en estos duros momentos para la familia.
-Ya sabes, cuenta conmigo para lo que necesiten, si me disculpan iré a ver a tú padre.
-Es una agradable persona -dijo Joanne- hablábamos de tú primer éxito en la empresa, no sabia que viajaste a Tokio en un desfile de modas de invierno, incluso fuiste de modelo. Roxane me contó que una modelo no llegó porque se enfermo y tú la reemplazaste.
-Sí, fue una agradable experiencia -respondí sonrojada- hay muchas cosas que contarte, pero lo hare poco a poco, tú sabes lo muy reservada que soy, se que somos novias pero espero que me tengas paciencia.
-Claro cariño, te comprendo -Joanne se acercó a mi, y luego me besó-.

Sus besos son mágicos, hacían que mi corazón se llenara de emoción y latiera a un ritmo más fuerte, sentía que ella era el amor de mi vida, siempre me comprendía y estaba siempre para mi. Pero…¿ella me seguirá amando aún cuando viera mis defectos? Me preguntaba a mi misma, ya que sabía lo complicada que era, no quería lastimarla ella merece lo mejor del mundo, y quería ser yo quien se lo diera.

-¿Isa estas bien? -me preguntaba mi novia- es que te veo preocupada, si es así puedes decirme y cuenta conmigo para ayudarte, acabas de perder a tú madre y se lo triste que estas, no quiero que te sientas peor, déjame ayudarte.

-Tranquila cariño, no tienes nada de que preocuparte, mejor solo abrázame y no me sueltes.

Joanne no quedo convencida por mi respuesta, pude notarlo por su expresión, pero no quiso presionar y me abrazo en sus suaves brazos, me dio un beso en la frente mientras me decía que todo estaría bien y no me dejaría sola, en eso sentí que mis ojos se cerraban nuevamente y me deje llevar por la sensación de ese momento.

De pronto estaba en una playa, miraba el mar y escuchaba el bello sonido de la danza de las olas, el olor a agua marina, la brisa suave que rozaba por mi cabello, no tarde en darme cuenta que estaba soñando, pero a la vez recordando, hace tres años estuve en esa playa, me habia ido sola para darme un respiro, me sentía triste y agotada.

Recuerdo lo mucho que estuve dentro del mar, en aquella ocasión que intente suicidarme, estaba pasando por una etapa difícil y un joven me habia sacado del agua.

-¿Qué hacías tanto adentro del mar?  -me preguntaba todo alterado por la preocupación-.
-No lo se… -respondí-.
-Pues debes tener más cuidado, de repente el mar se pone muy rudo y pudo haberte arrastrado a las profundidades. Te miras mal ¿Quieres que te ayude a llevarte a tú cabaña?
-Sí, esta a la par de la cabaña morada -respondí casi susurrando-.

Mientras el joven me llevaba, recuerdo que me quede dormida y sentí un olor a rosas que hacía que me relajara más, cuando desperté el joven ya no estaba y yo me encontraba acostada en mi cama arropada y cerca habia una nota que decía:

“Estabas hirviendo de fiebre, tuve que darte un baño y ponerte ropa limpia, luego te arrope, perdona mi imprudencia pero debia ayudarte sino la fiebre hubiera continuando, y tranquila no te hice nada malo, espero te sientas mejor”.

La nota no tenia firma ni nada, más que solo el mensaje, anduve preguntando por el joven por los alrededores de la playa para darle las gracias, pero nadie lo conocía, lo único que recordaba eran sus ojos turquesa, su voz, su cabello castaño y el peculiar olor a rosas.


























Isa & JoanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora