Reflejo

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Lloré toda la noche apretando mi vientre abultado, una vez más me había quedado en casa presa de la ansiedad que nacía por no saber que ponerme y ocultar mi gordura. Blusas escotadas, camisetas demasiado entalladas o con el abdomen descubierto dejaban a la vista aquellos demonios que no me dejaban dormir de noche.

Quería pedir ayuda, juro que quería pero como explicar que todos mis miedos se basan en algo tan banal como mi aspecto, frases como "debes madurar" o "amate a ti misma" se han vuelto el pan de cada día entre el murmullo de las voces de mi cabeza y los gritos ahogados bajo la almohada.

Debo dejar de comer, pienso y desisto, la comida controla mi vida y mis deseos; no soy más que su esclava y no tengo forma de escapar. "la comida es buena" repito en mi mente desistiendo otra vez a la idea de seguir en este círculo vicioso.

"Ayúdenme", pido en un susurro que no logran oír, "me esta consumiendo" ruego por el perdón divino y rezo a cualquier deidad por despertar siendo la chica que siempre he deseado ser; "eres fuerte" dicen las personas a mi alrededor sin notar las ruinas bajo la fachada del reino de mi egocentrismo el cual resguarda la timidez de mi autoestima inexistente.

Dejo de existir ocultándome entre fajas que encierran mi alma para que no escape hacia un cuerpo que le parezca más digno, más bello, más deseable y posible de mostrar, lo escondo dentro de mi misma y niego mostrarlo hasta estar segura de no provocar asco en la mirada que me juzga.

Pero como voy a encerrar mi alma si yo misma quiero huir de mi, escapar de este martirio que amanece ajena a mi pena; como si la luna quisiera ver desde su lecho el mar de lágrimas crecer en su cauce hacia la marea de infinitos lamentos.

Relatos Para Una Noche de InsomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora