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──────── ;;✦ ↴ 「Ｃａｐíｔｕｌｏ 1 」๑ೃ୭̥
Por la posición de la luna eran al rededor de las 2 de la Mañana, ya había levantado sus cosas y puesto su máscara tan característica.
Relamió sus labios y repitió sus acciones, no se escuchaba nada, así que era hora de ejecutar su plan.
La brisa de verano acariciaba sus manos como en aquéllos días de juego junto a su hermano mayor.
Volvió a la realidad y entre susurros le dijo a Elliott que haga su "Magia", el Pequeño ser vivo bañó en algún polvillo a su Dueña.
Estos polvos de color dorado ocultaban el sonido, eran como un silenciador pero de personas. La chica de cabellos cortos sonrió y se paró frente la puerta de la taberna, un simple soplido bastó para forzar la cerradura.
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Entró como si fuera su casa, todos dormían plácidamente y por el polvillo no se percataron de su presencia, estaba emocionada.
Subió las escaleras entre pequeños saltos y se empezó a guiar por el aroma, olfateó la primera puerta, no olía como su hermano, era un aroma dulce que hacía que sus mejillas se calentaran y se tornaran de un suave carmín. Su mano se dirigió hacia la manija de la puerta pero no la abrió, Elliott estiraba su manga llevándola hacia otra entrada, la peliblanca solamente giró los ojos con una sonrisa que demostraba lo agotada que se sentía y lo siguió.
La chica pegó su nariz contra esa y tampoco era, olía a madera mezclada con sudor de trabajo, luego de estornudar por la acumulación de polvo siguió su camino.
Giró su cabeza y eligió la más rústica, el aroma que se desprendía de ella era inigualable, era la de su hermano, río por lo bajo y abrió.
Estaba con alguien al lado, una mujer de pelo grisáceo tirando a blanco, ella leía un libro así que poco tardó en darse cuenta, me sentía realmente estúpida, luego de estar siguiéndolos me parece idiota de mi parte no haber anticipado esta situación.
No era muy agradable ver a alguien de 1,50 con una máscara aterradora en tu habitación y, en medio de la madrugada.
La chica comenzó a gritar, despertando a mi hermano, el haber caído en algo así era un golpe bajo para mi inteligencia, aquella fémina arruinó mi genial sorpresa e hizo que Meliodas se enoje conmigo.
Por el sonido que se escuchaba detrás mío pude deducir que los otros pecados capitales hicieron su heroica entrada, estaban más que listos para atacar y cortarme a la mitad, sentía como la punta de una lanza se clavaba en mi espalda, simple.
Elliott era el único que me interesaba así que lo bajé de mi hombro, le pedí que rompa el conjuro y terminé escondiéndolo en mi mochila por si algo me ocurría aunque lo dudaba, ellos me estaban subestimando.
- Gracias por tu trabajo, ahora quédate aquí y no te preocupes, volveré pronto mi dulce bebé.- con mi pulgar acaricié sus pequeñas orejitas para luego con pereza, cerrar mi bolso.
Me levanté desganada, hablé lo suficientemente alto para que todos escucharan y no tuviera que repetirlo dos veces o eso iba a hacer...
Un pequeño cerdo parlanchín golpeó con todas sus fuerzas mi pierna, claramente no hizo nada, fue como una pequeña cosquilla, mis ojos se clavaron en su cuerpo regordete y rosado.
- Eres patético.- La mujer peliblanca se enojó conmigo por eso, me parece muy lindo que se preocupe por sus amigos pero aún debo estar en personaje.
- ¡Hey!, no tienes derecho a llamarme así, rata de alcantarilla.- Simplemente lo miré y proseguí.
- "Uno", me molesta que no haya podido sorprenderte hermano, es una pena, todo hubiera salido perfecto si no fuera por ella.- Apunte con mi dedo índice a la fémina, mientras recitaba bajaba mi capucha y me sacaba mi máscara.
- ¿" Heki"?.- El de cabellos dorados no tardó en pedirle a Hawk que fuera a desatarlo.
- La misma.- Le regalé una sonrisa llena de dulzura, lo había extrañado tanto, luego de que mi madre me separa de él mi alma en soledad lloraba todas las noches.
Una chispa encendió una pequeña lamparita en mi cabeza, esa misma hizo que recordara que había olvidado presentarme con los otros pecados.
Di la vuelta luego de abrazar a Meliodas unos segundos y me dirigí hacía ellos.
