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──────── ;;✦ ↴ 「Ｃａｐíｔｕｌｏ 5 」๑ೃ୭
Realmente no le molestaba que en el pueblo se conozca su rostro, simplemente era una condición que le agregaba más sabor a la receta así que sin su característica máscara se acercó a su víctima.
Comenzó presentándose como una simple pueblerina que vivía allí desde muy poco tiempo, con una sonrisa dulce y un encanto de niña pequeña comenzó su falso interrogatorio.
La mujer se abanicaba por el calor y sudaba como un cerdo, contestaba las preguntas con anécdotas aburridas que hablaban sobre sus amigos ricos, su perro el rico y su pavo bañado en oro.
El pecado capital bostezaba por lo aburrida que era la conversación, miraba sus uñas y buscaba algo divertido para recordar, sin muchos ánimos de seguir escuchando cerró los ojos, ya era la hora.
Un chasquido fue suficiente para que Elliott saliera de su mochila y tironeara del collar, la señora gritaba espantada "¡Una rata!", con mis dones actorales fui tras mi compañero. Las personas me miraban expectantes, seguro esperarían que atrapara al roedor, ilusos.
Mientras corría hacia el bosque en donde me encontraría con Elliott pensaba en algunas cosas, ¿Qué mierda le pasa vieja estúpida?, es un hurón macho y no una rata, se merece ser robada por alguna joven con traumas, justo como su servidora.
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Al final lo encontró encima de un frondoso árbol, se subió y tomó el collar para luego agradecerle su ayuda.
La muchacha se tensó al sentir una ráfaga de viento así que en un movimiento rápido ocultó a su acompañante y sacó el tesoro sagrado que estaba puesto estratégicamente en un compartimento posicionado en su muslo, ella se relajó luego de escuchar su ya, conocida voz.
- ¿Te parece que es bueno robar?, ahora mismo voy a llevarte a que lo devuelvas. Los pecados capitales no hacemos esas cosas.- El Rey hada se mantenía flotando en esa almohada mágica, le saqué la lengua y me di vuelta.
Tironeó de mi capa para llevarme al pueblo, pataleé para soltarme y funcionó. Estaba harta de todo, yo no hago "Eso" porque lo disfrute, bueno, solo me gusta un poco por la adrenalina.
Lo senté en la misma rama a la fuerza y le expliqué un poco mi situación aunque eso no me saque del problema de estar comentiendo un acto ilícito, puede ser que se ablande y me deje ir con una advertencia que CLARAMENTE ignorare.
- Tú, cerdo, no entiendes nada.- Mierda, el plan de suavizarlo se fue por la borda, así que ahora debería decir la verdad o...
- ¡Hmph!- Se notaba ofendido por el apodo, lo lamento King, simplemente quiero verme ruda y además, te ves adorable cuando te enojas.
- ¿Si repartimos las ganancias me dejarías marchar?, Olvidas esto y yo no digo que te vi espiar a Elizabeth.- Eso es Heriko, mi última y más fuerte carta es el chantaje.
- Pero... ¡E-eso es mentira!, nunca haría algo así aunque con...- Sus mejillas se pusieron rojas y una pequeña gota de sangre caía por su naríz.
- ¿Y?, eso no me importa. Adivina a quién le van a creer y a quién va a matar mi hermano.- No soy tan cruel como para provocar su muerte ni causarle problemas.
- Ugh.- Se notaba que estaba harto de la situación y yo también, por suerte cedió. - Podemos llegar a un trato pero no le mientas a Meliodas, él me asesinaria - Un aura llena de miedo o... ¿Desesperación? lo rodeó.
Antes de hablar tragó fuertemente y comenzó a tocar sus manos como si lo que fuera a decir le costara mucho.
- Tu eres chica y supongo que entiendes mejor, puedo olvidar todo si me acompañas a...- Lo corté al instante, estaba llegando tarde a mi trabajo.
- ¡Sí!, te voy a acompañar así que dime la hora y el lugar después, ahora me tengo que ir.- Una pequeña risa y se fue, ahora ya era libre podría vender las joyas que había "encontrado" misteriosamente.
El chico se quedó allí solo, terminó su frase y solo el silencio lo oyó.
- Comprarle algo a Diane...- Suspiró y retomó su camino, había ido al pueblo para llevarle un regalo a la chica que le gustaba pero no era muy bueno en esas cosas.
