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──────── ;;✦ ↴ 「Ｃａｐíｔｕｌｏ 2 」๑ೃ୭̥
Di la vuelta luego de abrazar a Meliodas y me dirigí hacía ellos.
- No creo que me conozcan y lo entiendo ya que soy vista como un mito, yo soy Heriko, el Búho de la Soledad.- Sus caras de sorpresa eran impresionantes y bastante graciosas.
- Por eso viene el punto "Dos", pequeño cerdo no puedo ser una rata ya que por naturaleza nosotros, los búhos las cazamos. Sería una pena realmente deliciosa si tú fueras una.- Los chillidos del animal se escucharon por toda la habitación, los demás aún no se recuperaban de la sorpresa.
Me apoye contra un mueble cercano y los observaba mientras me contaban cosas que ya sabía y preguntaban sobre mí.
- Los observé y estudié a todos por una semana entera, creí que con el tema de la vigilancia eran más meticulosos.- Luego de decir eso aguanté un poco la risa para no sonar más grosera.
Los demás solo ocultaban su vergüenza con cabezas cabizbajas.
Para cambiar el aire Meliodas me invitó a tomar algo en la taberna, era raro ya que eran casi las 3 de la mañana, dejé de lado mis dudas y acepté.
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Las horas pasaron y ya había amanecido, luego de que los desperté sin querer se quedaron levantados toda la noche.
- Así es como King perdió contra un viejo.- Ban reía a carcajadas junto a los otros, yo solo observaba al pecado de la Pereza.
Sus mejillas estaban teñidas de un suave rosa que rápidamente se volvió más fuerte, estas mismas habían tomado la misma tonalidad que sus orejas, con su campera ocultaba su cara mientras callaba su enojo y pena.
Mientras pensaba nuestras miradas se encontraron, él solamente corrió sus mirada y se puso más rojo, una pequeña punzada se alojó en mi pecho, era raro pero se sentía tan cálido que por la situación olvidé "eso", en resumen Harlequín me pareció adorable así que le sonreí aunque no me estuviera prestando atención.
En mi tranquilidad acompañada de risas se asomaba una chica con dos colitas, la Serpiente de la Envidia o eso me habían dicho. Me preguntaba desde la ventana si podía ser peinada por ella, me pareció algo estúpido ya que sus manos eran demasiado grandes para hacerme algo en el cabello y este era demasiado corto.
Yo le hablé con la amabilidad de todo el mundo, la miré y recité.
- Nadie puede tocar mi cabello, solamente Elliott.- El ambiente se tensó por alguna razón que no entendía, yo sonreía como siempre pero Meliodas interrumpió mis pensamientos.
- ¿Quién es Elliott?.- Carajo, olvidé presentarlo, ahora seguro estará enojado conmigo, maldito Ban y sus historias interesantes.
Para mi suerte, al mirar dentro de la mochila Elliott seguía descansando, lo desperté con algunos susurros y lo saqué.
- Este pequeñajo es mi compañero, es un hurón. Desde que desperté me sigue a todas partes.- Me pegué a mí misma luego de escucharme, ¿Despertar qué?, ¿Es en serio Heriko?, falta que le digas que eres un híbrido aunque... Meliodas ya lo sabe.
Al volver y mirar mi mano todos estaban investigando lo que era mi compañero, ni se habían percatado de lo que dije.
Diane lo inspeccionaba y hasta le hablaba desde la ventana, Ban hacía preguntas ofensivas, parece que era común en él.
-¿En qué podría ayudar esta cosita?, Es más pequeño que King.- El recién nombrado se quejaba y resongaba.
- Esta "Cosita" es más útil que tú y créeme que me gustaría demostrartelo pero se acercan clientes.- Todos se levantaron rápidamente, Elizabeth recién se despertaba y bajaba las escaleras con su traje, sus ojos estaban un poco rojitos e hinchados por dormir demasiado.
Meliodas se paró enfrente de mí y me sirvió un plato de comida, se veía deliciosa pero si la inspeccionas mejor sabes que va a saber inmunda.
- Hermanito, te conozco por el lema de las buenas bebidas y la horrible comida.- Le regalé una sonrisa ladina mientras le devolvía el plato.
- Bueno, yo lo intenté.- Levanto sus manos dando a entender que aceptaba la culpa, luego me regaló una mueca de disgusto y llamó al cerdo que comió esa inmundicia.
- Se me hace raro que no te haya notado Gowther.- Mientras preparaba la taberna apuntaba al pelirosa, este se encontraba leyendo un libro, su cabello caía suavemente sobre su cara, sacó la vista de las gastadas páginas, lo observó por dos segundos y volvió a su lectura.
Mi vista no se podía despegar de su libro "La realeza oculta en el Bosque", ¿Acaso él sabía de nuestra existencia?.
Mi hermano mayor de la nada se paró encima de la mesa, todo lo veían como si fuera algo de siempre.
-¡Después del turno de hoy los convoco a una reunión a todos!.- La mayoría suspiraron cansados, yo simplemente me sentía feliz con estar cerca de él.
