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──────── ;;✦ ↴ 「Ｃａｐíｔｕｌｏ 6 」๑ೃ୭̥
Me encontraba caminando tranquila por el bosque, buscaba en mi mapa el maldito punto de encuentro, mis pies dolían mucho y me sentía mal.
- Ugh, mi cabeza duele como el mismísimo infierno, tengo que encontrarla.- Miré dentro de mi mochila y Elliott dormía tranquilamente, me agradaba que él sea el único que no esté sufriendo.
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Luego de casi caer por un barranco y pasar por varios arbustos, allí se encontraba la tienda.
El diseño de fantasía siempre le había encantado, Eleonor sabía como decorar una tienda de magia y maldiciones.
Abrió la puerta y un tintineo la recibió.
- Señor, ya le dije que no realizo ese tipo de servicios, si viene a molestarme de nuevo voy a tener que... ¡Heriko!, te extrañé tanto que podría haberme suicidado sin ti.- El chico de anteojos lloraba, siempre había sido así, tan suave como una pluma.
- Yo también te extrañé, tengo tantas cosas que contarte pero antes te traje un par de cosas.- Dejó su mochila sobre el mostrador y con cuidado sacó de ella una bolsa algo pesada, la abrió y cayeron algunas joyas, broches caros y monedas.
- Primero los negocios, luego la charla.- El peliverde le guiñó un ojo y sacó una calculadora junto a un microscopio.
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- Y eso daría un total de 627 monedas, ¡Muchas gracias!.- El muchacho le entregó la ganancia a su amiga y cerró la caja registradora.
- Bien, ahora podemos hablar tranquilos... ¿Hablaste con tu madre?- La chica se atragantó con su propia saliva, la pregunta la había tomado por sorpresa y su acompañante la asustó.
- ¡Lo lamento cariño!, ¿Quieres algo de agua?- Su cara de preocupación revolvia el estómago de Heriko, no quería ser una molestia.
- No pasa nada Eleonor, simplemente me sorprendió un "poquitititito".- sonreía suavemente para tranquilizarlo. - Um, con mi madre aún no hable, sigue enojada y para nada va a dejar de mentir.-
El chico se quedó callado, no quería eso pero tampoco deseaba decirle lo mismo que siempre, sus palabras no servían de mucho así que decidió cambiar de tema.
- Me contaste en una carta que volviste a ver a tu hermano, ¿Cómo van las cosas con él?- Su cara se iluminó con solo pensar en Meliodas, ahora tenía casi todo lo que deseaba aunque no quede mucho tiempo.
- Las cosas van perfectas, sigue igual y parece no haber crecido de ninguna manera, además de enano es comparable en mentalidad con un niño pequeño.- Su amigo suspiró aliviado, no estaba seguro de la decisión que ella había tomado, su hermano podría haberla odiado. - Ah, me presentó a sus amigos, son todos muy adorables.-
Una sonrisa maliciosa salió del chico, subía y bajaba sus cejas de manera frenética, Heriko sabía de qué hablaba.
La cara de él la ponía nerviosa pero aún así intentaba verse normal - ¿Qué?.- Sus ojos evitaban su penetrante vista.
- ¡HAY ALGUIEN!- Podría jurar que sus gritos se pudieron escuchar en todo el bosque - Te pusiste nerviosa, tu nunca te pones así.-
- Jaja, muy gracioso, me pone nerviosa tu cara de estúpido.- Él hizo una mueca chistosa como respuesta y se levantó de su asiento, la campana había sonado y debía irse, la protagonista tomó su bolso para luego acompañarlo.
Lo saludó y volvió al pueblo en donde se encontró con los chicos entrando cosas al bar.
- Ah, ¡hola Ban!, ¿Por qué están llevando esas cosas?.- Ayudaría pero no era lo suficientemente fuerte, además no se sentía bien.
- Enana, creí que ya te habían dicho, hoy nos vamos.- "¿Ah?, sí, está bien" fue lo único que pudo recitar, se sentía un poco angustiada, el trato consigo misma era que cuando ellos cambiaran de lugar debería salir a buscar a la chica de su profecía.
Entró a buscar sus cosas, pensaba en donde podría vivir de momento, ahora que su hermano se iba con sus amigos.
Subía las escaleras hasta que Elliott se despertó, luego debería hablar con él sobre su situación.
Abrió la puerta y juntó un par de cosas, su ropa y objetos valiosos los escondió en su capa para no molestar al adorable hurón que descansaba en su bolso. La voz de Meliodas la asustó, simplemente venía a avisar que pronto abrirían, sin decir nada más se fue y con él su felicidad.
