Capítulo 2: Me llamo Amaia

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- Vamos, Amy. Se hace tarde.

Amaia decidió pretender que no había escuchado. Dos notas más, quería escribir dos notas más. Dos más y el coro quedaría listo. Alargó la mano y anotó "Rem" debajo de la palabra "Andén"

- Maia – Giana, insistente, pasó detrás del sillón en el que estaba sentada. Amaia supuso que había olvidado en el comedor las llaves del auto, como siempre.

(Cuando el tren de una historia nuestra....no, muerta. Cuando el tren de una historia muerta, pasa a tiempo en el andén...¡Au!)

Se sobresaltó cuando un rollo del periódico de esa mañana se estrelló sobre su cabeza. Casi deja caer su guitarra.

- ¡Amaia! – Giana estaba parada detrás suyo, con las manos en la cintura. Sostenía el rollo de periódico en su mano derecha – Que vas allegar tarde, y no solo tú, también yo.

- ¡Con cariño! – exclamó Amy llevándose ambas manos a la cabeza – donde me llegue a dar una embolia, vas a darte cuenta de lo mucho que me quieres, pero será tarde, porque estaré muerta o medio muerta y si muero, mi mamá va a dejar de quererte ¡Porque creo que te quiere más que a mi! Y ...

Giana agarró del hombro al bicho parlante y la llevó a la puerta de la casa sin que esta dejara de hablar. Mencionó algo de que si algo pasaba no se la volverían a confiar nunca más.

- Tengo orejas de pescado – Giana se tapó los oídos y puso fin a la letanía – sube, que sino te dejo. Recuerda lo que dice tu madre "Tarde el primer día..."

- "Mala fama cría" – completó.

Amaia subió al auto en el asiento del copiloto y prendió la radio. Sonaba "Bohemian Raphsody", así que le subió el volumen. Bruno y ella habían improvisado una versión preciosa de voces masculina y femenina. Sonrió al recordar que esa mañana había recibido una carta suya. La leería al regresar, quería tomarse su tiempo. Giana se montó en el asiento del piloto y Amy le miró el rostro mientras se abrochaba el cinturón. Después, vio su propio rostro en el espejo retrovisor y pensó que, a excepción de sus ojos verdes, Giana y ella se parecían bastante.

(I'm just a por boy, I need no sympathy...)

- Estoy pensando en llegar a la escuela hoy y decir que eres mi hermana ¿Te imaginas? Nadie jamás sospecharía que no es así, tenemos narices similares ¿no crees?

(...just killed a man, put a gun against his head, pulled my ...)

- Lo voy a pensar y lo discutiremos en la cena – respondió la mujer en tono de desenfado – aún debo analizar si eso sería un mérito o un desprestigio.

Giana no era su hermana, pero sus almas lo eran. La conocía desde que ella era una niña, la había conocido años antes que su propia madre. Si no recordaba mal, Giana tenía trece años y ella seis. La había conocido cuando una pequeñísima Amaia hacía jardinería en el colegio de monjas donde ella estudiaba.

- MAMAAAAAA, UH UH UH UH – las voces de ambas estallaron al unísono. Rieron, porque de hecho había sonado muy bien – didn't mean to make you cry...

Cantaron el resto de la canción a todo pulmón. Todo era diversión, hasta que casi chocan contra un poste por agitar su cabeza en la explosión de la guitarra eléctrica. Gia frenó de golpe y Amaia sintió que su cabeza casi se despega de su cuello.

- Eres un peligro para mi compostura – dijo Giana, prendiendo el auto de nuevo.

- ¿Ah? ¿Ahora es mi culpa? - dijo, tratando de poner su cerebro en su lugar de nuevo.

Now... Hold my Hand, CarrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora