Se destrulló una pared, se abrió un camino

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El tiempo pasaba, y los días de Nar mejoraban poco a poco.

Muchas mujeres se encontraban representadas por ella, y le pedían que si algún día entraban en combustión, ella fuera la que los pusiera a descansar.
Esto hacía muy feliz a la chica, pero también le dolía cada vez que tenía que matar a alguien que la había hecho sentir bien, y había sido agradable con ella.

El único que no estaba feliz con la situación era Benimaru. Le fastidiaba un poco la intromisión de esa mocosa, y cada vez que podía le daba una paliza en el entrenamiento.

Un día como cualquier otro, un infernal entró en combustión. Pero había un problema, no era uno, eran cinco.

Todo el escuadrón fue al lugar, y pudieron ver a cinco infernales tratando de atacar a las personas que, anteriormente, fueron sus vecinos y compañeros.

Benimaru puso a descansar a uno con una explosión considerablemente fuerte, y los otros cuatro se enfurecieron.

Sin embargo, uno de ellos escapó y Nar fue atrás suyo. Era mejor no decirle nada al Capitán, y acabar con ese infernal ella sola.

Ya había hecho trabajos así, y podía matarlo ella sola.

Siguió al Infernal con un poco de distancia, y cuando este entró en una calle sin salida, ella se dispuso a atacarlo.

Él infernal se resistió un poco, y a Nar le costó dejarlo vulnerable, pero por fin podía ponerlo a descansar, y se proponía hacer una explosión especialmente grande, en honor a una persona que claramente, quería vivir.

Sin embargo, esa explosión no llegó, porque antes de que la chica pudiese hacer nada, una enorme explosión hizo que se galleta el muro que había a un costado suyo, y grandes bloques de cemento le calleron en sima sin que ella pudiese evitarlo.

Volviendo con Benimaru y el resto del escuadrón, el Capitán había decidido desatar un poco más de poder del que solía usar, porque, al igual que el Infernal al que estaba persiguiendo Nar, estos Infernales claramente eran personas con un enorme deseo de vivir. Por esto, Benimaru hizo una enorme explosión, que destruyó casas y paredes.

Esta misma explosión fue a que hizo que ese muro callera en sima de Nar, ya que sin darse cuenta, habían dado una especie de vuelta en U, y terminaron bastante cerca de donde estaba el resto del escuadrón.

- Beni

- Que pasa Konro- contestó el aludido

- Donde está Nar?- pregunto el otro, que por primera vez notaba la aucensia de la chica.

- Esa mocosa, maldita sea no puede irse así como así.- dijo en capitán bastante enojado- Dejala, ya va a volver y la voy a poner a limpiar todas las casas de Akusaka.- dijo, y puedo asegurar que iba en serio.

Volvieron al cuartel, y esperaron el regreso de la pelirroja. No volvió.

Se hicieron las cinco de la tarde, hora en la que siempre volvia. No volvió.

Ya eran las ocho de la noche, Hinata y Hikage estaban como locas llendo de un lado al otro. No encontraban a Nar.

Konro se paseaba de un lado a otro sin parar y Benimaru estaba sentado en la entrada de la casa sin moverse.

De repente se paró, llamó a los otros tres y dijo:

- Algo le pasó. Vamos a ir a buscarla... busquen en la parte que se derrumbó por la explosión... tal vez esté ahí.

Los cuatro salieron a buscarla.

Hinata y Hikage iban por los lugares chiquitos, y se metían en los rincones más pequeños.

El Fuego Rojo de Asakusa | Fire ForceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora