Mucho tiempo después.Un pequeño llanto se oyó a la lejanía, lamentoso y sensible. La manada se preparaba para atacar, menos uno de ellos. Con pisadas decididas pero no bruscas, apartando a aquellos decididos a matar, se acercó a esos ojos oscuros que lo miraban atentamente, con una joven vida pero listo para no perder ningún detalle que el lobo realizaba con sus movimientos. Con una distancia prudente, observó al pequeño desnudo que tiritaba de frío.
Desconocía de qué manada podría pertenecer, estaba en territorio hombres lobo, pero los clanes estaban separados. Debido a disputas de poder, se decidió que se crearían grupos en los que cada líder dominaría a los demás. Pero podía ocurrir que se encontraran con un bebé abandonado por otro clan, por razones que sólo ellos sabrían. Eso había ocurrido con él y quién había sido su líder. Así que sin dudarlo, tomó la tutoría completamente.
Vio entonces, en el pequeño niño, a su yo del pasado. Con un suavidad indescriptible, colocó al churumbel en una manta y lo arrolló en sus brazos, hasta llegar a la cabaña en dónde habitaban como manada.
Bajo miradas prejuiciosas, preparó el alimento que debía ingerir el pequeño. Sus grandes ojos observaron maravillados el recipiente que contenía la leche, una gran sonrisa se plasmó en su rostro y unos hoyuelos en sus mejillas acapararon el corazón y mente del lobo adulto. Como si fuera realmente su padre, mentalmente se juró que daría su propia vida para que nada ni nadie se atreviera a borrar el brillo que emanaba el niño.
– Me recuerdas tanto a Byron, con tu naturaleza paternal en el fondo de tu corazón y cubierto por esa cantidad de caparazones de hierro; diría que eres su sangre si no supiera la verdad, Maat.
Esteban, mano derecha de Maat -líder actual de la manada- y su mejor amigo desde la infancia.
– Este pequeño necesita una familia que lo proteja y ame, en esa cruda nieve no la encontrará, somos su única opción. Así como Byron hizo conmigo, haré con él. Será el lobo que domine a los demás clanes, el que nos sacará de este mal tiempo.
– Cómo miembro de la manada, tengo la obligación de aceptar lo que me asignes. Pero cómo tú mejor amigo, cómo tu hermano; te digo que ésta criatura será protegida hasta con mi sangre, por ser ya parte de nuestra familia.
Con su característico humor serio, agregó:
– Pero si no me haces el padrino del pequeño, te degollare y me quedaré con tu sector de la cabaña.
– Mensaje recibido, captado y aceptado, lobo pulgoso. Serás el padrino de este cachorro, pero debes ayudarme en la elección de su nombre.
– Podemos llamarlo Juan, o Carlos. Aunque mejor no, siempre terminan siendo los ex's tóxicos. Podría llamarse Zigor... no, me da indigestión.
Maat dejó de oír los delirios del lobo sentado a su lado, en su búsqueda del nombre para el niño; cuándo sintió un delicado agarre en su dedo. Bajando su vista vio la pequeña mano del bebé sosteniendo su índice, y viendo sus ojos logró una conexión de miradas con él. Una voz firme dijo un nombre, uno que se le quedó grabado en su mente y que se escabulló por sus labios:
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Kilian.
FantasyÉl será la nueva destrucción, él será el nuevo comienzo. Kilian, un ser que acabaría con todo el mundo mágico sin saber que lo haría. ¿Cómo es eso posible? Averigualo. ¿Habrá secretos? ¿Muerte? Siempre. ~Obra total y completamente mía, prohibida s...