Capítulo tres.

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Cuándo Esteban era niño, su madre le había dicho que debía medir sus palabras

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Cuándo Esteban era niño, su madre le había dicho que debía medir sus palabras. Constantemente metía la pata donde no debía y eso terminaba con un sermón y sin juguetes por semanas. Pero aún así y aunque intentó, nunca logró cerrar su boca.

Ahora, estaba sintiendo una nostalgia por aquellos momentos. Absolutamente todos estaban mirándolo con una mirada que no prometía buenos deseos.

- Lo quiero fuera de mi reino, en este instante.-

Nunca habían escuchado una voz tan potente, tan decidida. La reina estaba expulsando a Esteban del Territorio Hadas.

Kilian sintió que debía intervenir, antes de que Esteban metiera más y más la pata.

- Nos iremos sin causarles más problemas su Majestad, perdonenos la vida por la imprudencia de mi acompañante.

Luego de decir aquello, hizo una delicada inclinación ante la reina, demostrando respeto. Pero no fue hasta que escuchó lo que dijo la fémina, que levantó su cabeza con brusquedad.

- Me has entendido mal, joven. El que es expulsado de mis tierras es tu amigo, no tú. Te quedarás aquí hasta que yo deseé que te retires.-

Esteban, al escuchar esto replicó instantáneamente. Pero los soldados se lo llevaron demasiado rápido, para que no haga más revuelos.

- Si intentas escapar o ayudar a tu acompañante, tu manada no sobrevivirá a mis ataques.-

Eso logró enmudecerlo, pero sólo por un instante.

- ¿Por qué me quieres aquí?-

- Porque siento algo especial en ti que llama mi atención.-

La reina ya había distinguido el tipo de sangre que tenía Kilian, pensó que no llegaría a vivir por tanto tiempo para ver al ser que destruiría a todas las criaturas en un futuro.

No dejó que Kilian siguiera preguntando, porque le dio una propuesta - que sonaba más a una orden- que no podría rechazar.

- Te daré un recorrido por el castillo.-

A Kilian no le quedaba más opción que seguir a la robusta mujer y a los soldados que caminaban firmemente.

Pasaron por tantos pasillos que su mente no lograba recordar por dónde habían empezado ni por dónde estaban yendo. Vio pasar tantos cuadros, con rostros desconocidos y con narices que no parecían naturales. De todas formas, se deslumbró con la belleza de cada ser enmarcado en las pinturas.

Mientras tanto, la Reina buscaba la forma de darle a conocer a Kilian su verdadera naturaleza.

Se le ocurrió una idea, que rompía con varias reglas del reino, pero que valía la pena.

- Acompañame joven, quiero mostrarte algo.-

- Mi nombre es Kilian, Majestad.-

- Kilian. Interesante nombre. Ese le perteneció al primer Farkas en pisar la tierra, según las leyendas.-

Kilian.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora