~NARRA PETER~
Veía como poco a poco Laura iba recuperando el conocimiento. La llevé en brazos hasta el sofá del salón donde la dejé cuidadosamente mientras iba a por el botiquín y hielo para su herida en la frente.
-Peter, ¿qué pasa?¿por qué tienes los ojos llorosos?¿por qué tengo sangre callendo de mi frente? Por dios responde -dijo bastante alarmada.
-¿No recuerdas nada?
-Solo recuerdo que desperté temprano y como no queria molestarte bajé ha hacer el desayuno, pero antes de entrar a la cocina salí al jardín para que me diese el aire. Había una nota en el suelo y me acerqué a cogerla, no recuerdo lo que ponía, únicamente sé que al acabar de leerla algo me golpeó la cara y caí al suelo.
-Alguien sabe que has pasado la noche conmigo y te odia por eso, en la nota hay unas iniciales escritas: TFR -le dije enseñandole la nota.
-¿TFR? No me suena.
-Es una chica, en este momento no se me ocurre nadie. -dije.
Laura estaba pensando de quien podrían ser esas iniciales.
-Claro, como no me he dado cuenta, ¡Tania! -dijo muy segura.
-Tania Fernández Rodenas. -dije cabizbajo.
-¿De qué la conoces, Peter?
-Salí con ella un tiempo, pero no duramos mucho, me puso los cuernos. ¿Y tu de qué la conoces? -dijo esperando mi respuesta.
-Es la mejor amiga de mi ex-amiga. Desde que discutí con Judith Tania me odia, dice que fue todo culpa mia y yo no hice nada.. era solo una niña -empezó a llorar.
-¡Hey! Tranquila, puedes contarmelo si asi te sientes mejor. -dije abrazandole
Se calmó un poco y empezó ha hablar.
-Éramos tres niñas de 7 años, acabábamos de empezar segundo de primaria y siempre estábamos juntas, nunca nos separábamos. Un día estábamos en casa de Tania jugando y me gastaron una broma muy pesada, me encerraron en un armario y atrancaron la puerta con una silla y me estaba quedando sin aire, la mamá de Tania volvió de comprar y preguntó por mi, yo solo daba golpes dentro del armario para que me sacase, al final me oyó y me ayudó a salir. No me lo tomé a mal, éramos unas niñas. Desde ese momento empezaron a distanciarse, en los recreos me dejaban sola y no sabía el porque. Meses después hice las paces con Judith pero Tania aun me guardaba rencor. Una tarde Judith y yo estábamos en su casa, dos días antes le habían regalado un perrito, era un cachorro con 2 semanas de vida, estuvimos jugando con él. Era de noche a si que lo sacamos a pasear, nos acompañó su madre, me dejó la correa para que lo sujetase mientras su mamá le arreglaba una cosa del pantalón. Yo no me dí cuenta de que el cachorro se había soltado de la cadena y había salido andando por la carretera, por desgracia lo atropelló un coche... Judith desde entonces me culpa a mi de la muerte de su perro. No lo hice a propósito Peter, creeme, jamás dejaría que un cachorro muriese atropellado estando yo cerca, se lo he explicado mil veces pero no me hace caso, y como Tania era su otra mejor amiga pues las dos me odian y yo siempre he estado sola... -justo acabó la frase y comenzó a llorar.
Me dolía verla así, la culpa no era de ella, el cachorro se escapó, Laura no es culpable de que le atropellase un coche.
-Tranquila pequeña. No pasa nada. Son cosas que pasan, no es culpa tuya. -dije mientras la rodeaba con mis brazos.
-Pero ella cree que si y me odia -dijo como pudo entre sollozos.
La apollé en mi pecho y la abracé fuerte por encima de los hombros mientras ella me abrazaba por la cintura.