2.7K 251 118
                                        

~ Feliz cumpleaños querido Hannie, feliz cumpleaños a tí.

Jisung apago las velas del enorme pastel y los gritos inundaron la casa. A pesar de que no hubiera una multitud de personas, el alboroto podía escucharse hasta afuera.

Levantó la vista, y la sonrisa brillante de Minho lo recibió, seguido de un suave y corto beso.

Las felicitaciones y abrazos no tardaron en llegar. Se sentía feliz de que sus amigos y sus padres hubiesen asistido y solo esperaba que su deseo de cumpleaños se cumpliera y pudiese terminar la noche en paz, sin ningún inconveniente entre sus invitados y los de su marido.

No era un secreto para ninguno de los presentes que no era del agrado de la familia y amigos de Lee. A Jisung le daba igual, mientras no soltaran ninguno de sus usuales comentarios despectivos, podría tolerarlos.

Después de todo, la fiesta la había organizado su esposo, y no sería capaz de quejarse sobre algo, y hacerlo sentir mal.

Minho lo tomó de la mano y lo acercó a la mesa en dónde estaban los amigos del mayor, y aunque él prefería ir con Jeongin y Seungmin, solo pudo sonreírle cuando lo invitó a sentarse junto a él en el sillón.

Escuchaba sin verdadero interés como su marido presumía su última adquisición, un cuadro del famoso pintor Christopher Bang.

Jisung no pintaba nada en aquella conversación, solo miraba al rededor tratando de distraerse y así, evitar girar los ojos por los comentarios estúpidos del grupo de hombres.

La conversación se volvió menos tolerable cuando comenzaron a cotillear sobre alguien que él no conocía, pero sentía pena por el hombre, lo estaban destruyendo. Eran unas viejas chismosas, pero con pene.

No importaba cuántos años llevará con Minho, no lograba acostumbrarse al ambiente ni a las personas que rodeaban a su esposo, estaba seguro que el hecho de no haber nacido rico de cuna tenía mucho que ver.

El pequeño Jisung creció en una familia humilde, su padre trabajaba duro para mantener a la familia, mientras su madre vivía mayormente enferma, y sin posibilidad de recuperarse perfectamente debido a que el dinero no alcanzaba para pagar las medicinas necesarias. Siempre estuvo conciente de la escasez en su hogar, aún así, su padre se encargó de darle lo justo y necesario para crecer sano y con una buena educación. Por lo que, al cumplir 16, el deseo de ayudar en la casa y poderles dar una vida tranquila y cómoda a sus padres cuando llegaran a la vejez lo hicieron esforzarse al máximo.

A pesar de la insistencia de su madre en que solo se enfocará en sus estudios, consiguió un trabajo de medio tiempo y ayudo, poco, pero ayudo a su padre con los gastos.

Cuando entro en la universidad, no tenía una determinada carrera en mente, sus planes solo eran conseguir una en la que tuviese mayores posibilidades de triunfar y tener buenos ingresos de dinero.

Siempre fue alguien hablador, demasiado diría su madre, por lo que solo le basto una charla vocacional para decidirse por comunicación social y alguno que otro club de música.

Sus padres lo apoyaron incondicionalmente y rápidamente se rodeo de amistades que compartían la misma carrera, su encanto natural era un imán para las personas.

En su segundo semestre, lo conoció.

- ¿De verdad me harán estudiar en esta pocilga? - Gritó el chico a su inexpresiva madre, la cual lo ignoraba por estar concentrada en su móvil.

- Pórtate bien, y tú padre te sacará de aquí pronto - Alzó la vista y levantó su mano, con la intención de mostrarle algún tipo de afecto a su hijo con una caricia, pero se detuvo a medio camino y volvió a su postura recta aclarando su garganta. - Tu te lo buscaste Minho, deja de comportarte como un bebé y acepta las consecuencias, no te escapes, por favor.

Y se fué, dejándolo solo en ese asqueroso lugar como castigo. Estaba seguro que nunca había pisado una institución pública, y de no ser por la advertencia de su madre, fuese salido corriendo de allí, pero no quería hacer enojar más a su padre y correr el riesgo de que le quitasen el auto también.

Se giró, y se encontró con un chico de mejillas demasiado grandes, las cuales estaban ligeramente rosas. No lo admitiría, pero era muy lindo.

- Increíble - Bufó - ¿No te enseñaron a no espiar conversaciones ajenas?

El tono despectivo que uso ofendió al menor, y sin poder morderse la lengua, atacó. - Espero que su estadía con los plebeyos sea muy corta su majestad - Sonrió burlón cuando la expresión del castaño se volvió furibunda. - Y no estaba espiando, estás frente a mi casillero, apártate.

La expresión de apenada del castaño no paso desapercibida al menor y se arrepintió al instante por haber sido grosero, aunque ese estúpido chico apuesto lo mereciera.

- Lo siento
- Lo siento

Ambos miraron a direcciones diferentes con una inesperada timidez.

Algo dentro de Minho le decía, que terminaría la universidad entera en ese lugar.

Su línea de pensamientos fue interrumpida por la leve sacudida que le estaba dando su esposo a su brazo.

- ¿Todo bien? - le preguntó curioso.

- Iré con los chicos, - Se puso de pie y le tendió la mano. - ¿Vienes?

- Oh, Jisung, tus amigos se ven bastante...refinados - Soltó con sarcasmo uno de los amigos de su esposo.

El resto de los hombres se soltaron en carcajadas por el comentario y Jisung se sintió un poco más humillado al escuchar la leve risa de su marido.

Se levantó furioso y volvió a preguntar, tragándose el repertorio de maldiciones que pasaban por su mente, las cuales deseaban salir de su boca. - ¿Vienes?

- ¿De que podría hablar con tus amigos Sung?, ¿De cómo estuvo el trabajo en el súper?

Y una nueva ronda de risas fue suficiente para que se alejara de allí ignorando el llamado de Minho, pero en vez de ir hasta sus amigos, se dirigió a las escaleras, con el único obtejetivo de encerrarse en su habitación y no hacer una escena frente a todos.

Su deseo de cumpleaños se podía ir a la verga.

• • •

No está seguro de cuánto tiempo estuvo llorando frente al espejo mientras quitaba bruscamente el maquillaje de su rostro, pero supo que fue bastante y que ya no quedaba nadie en su casa, cuando Minho cerró la puerta tras él y se recargó en ella.

- Tus padres se preocuparon cuando te fuiste.

No respondió. Tomó su pijama y se encerró en el baño, dando un portazo.

Se desvistió rápidamente y se adentro a la ducha, sintiendo su cuerpo temblar cuando la helada agua tocó su piel.

No pasaron más de dos minutos, cuando sintió unos fuertes brazos rodear su cuerpo y la ropa mojada del mayor pegarse a su espalda.

Suspiró entrecortado al sentir de nuevo el nudo en su garganta y trato de apartar a su esposo, pero Minho era notablemente más fuerte, y solo consiguió que lo girará y lo pegará más a su cuerpo.

- No llores.

- Es tu culpa - Le susurró sobre los labios, sintiendo como sus lágrimas se mezclaban con la lluvia artificial.

- No debí decir eso.

- No, no debiste.

- Lo siento.

- Solo...no vuelvas a hacerlo.

Minho asintió al instante y Jisung le regaló una pequeña sonrisa para luego, comenzar a quitar la empapada camisa.

Sabía que era demasiado flexible, pero no podía evitarlo, no le gustaba estar peleado con él.

7 things | MinSung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora