7 things | MinSung

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Su relación era inestable, lo sabía.

Sus amigos se lo decían, sus padres, a pesar de querer mucho a Minho, se lo decían, incluso su mente lo torturaba con ello.

Problemas era lo que más tenían desde que decidieron vivir juntos, pero podía decir con seguridad que la infidelidad jamás fue uno de ellos.

Hasta ese momento.

Jisung decidió participar en el lanzamiento de un nuevo modelo de automóvil en la empresa de su esposo.

Lo admitía, usaba el evento como excusa para visitarlo más de lo necesario y pasar el día entero junto a él.

Tener a Felix lo hacia más emocionante, y cuando el mayor tenía ir a alguna junta o debía hacer algo que a él le aburría demasiado, se iba a recorrer el lugar con el pecoso.

Al quinto día, comenzó a notar a Minho actuando borde y seco con él. No quiso darle demasiada importancia y se obligó a creer que era el estrés por el lanzamiento.

- ¿Siempre es así? - Le preguntó el rubio después de una sesión de fotos. Jisung lo invito a almorzar con ellos y el mayor simplemente le dijo que no tenía hambre, luciendo irritado.

Jisung sonrió apenado por la actitud de su esposo y negó. - Te puedo asegurar que jamás fue así, pero...

- Es desde que estás viniendo a la empresa - le completó. Felix podía ser ingenuo, pero no estúpido. Había trabajado un par de veces antes con la empresa de Minho, y siempre había sido un hombre amable, pero desde que su amigo se unió al nuevo proyecto, la actitud del mayor era casi irritante con todos. Menos con uno, y él no sabía si debía, o no, meterse en ese asunto.

- Está algo estresado, es todo - Le dijo a su amigo, pero era más bien una afirmación para si mismo, tratando de creerse sus propias palabras.

- Si tú lo dices - Susurró Felix, con la vista clavada en cierto chico pálido al otro lado de la sala. - Oye, ¿quieres salir a tomar algo hoy? - Le sugirió, tratando de sonar casual. No podía permitir que le vieran la cara de estúpido a su amigo, se lo diría. - Yo... quiero contarte algunas cosas...

Han sonrió y asintió.

• • •

Eran las siete cuando terminó sus tomas para la publicidad, Felix estaba en la misma habitación viendo todo, impresionado con la actitud y profesionalismo de Han. Recogieron sus cosas y bajaron al estacionamiento para ir a algún bar-restaurant cerca.

No había visto a su marido en toda la tarde, pero tampoco se molestaría en buscarlo, no quería ganarse una mala respuesta de su parte. Le dejo un texto avisándole que saldría con Felix y que no lo esperara despierto, luego apagó el móvil, quería despejar su mente, y quería ser libre, al menos por esa noche.

Pero el destino era una perra, y lo golpeó justo en la nariz, dejándole desorientado por un par de segundos.

Quedó paralizado cuando a lo lejos, vio claramente a Minho junto a uno de los modelos de la empresa. Sus bocas estaban unidas en un desesperado beso, hasta que ambos desaparecieron en los pasillos que daban a la bodega del edificio.

Reaccionó cuando Felix lo sacudió tratando de llamar su atención. No podía procesar las palabras que le decía, su mente estaba en otro mundo. Uno en el cual no existía un Minho capaz de engañarlo.

- ¡Sung! Dios, tu nariz.

Han sintió un líquido correr desde su nariz hasta su boca, y el sabor del metal llegó a su paladar. Se dejó llevar hasta el auto del pecoso y se sentó en el asiento del copiloto, dejando sus piernas fuera del vehículo.