CORAZONES NEGADOS ʚ Kookmin

#2

JungKook apagó su teléfono con una sonrisa somnolienta, después de ver apenas varios mensajes de sus amigos, eran de lo más tontos cuando se lo proponían, sin embargo, no quitó el hecho que tenían razón con cada una de sus palabras, con flojera se recostó en la cabecera, su cuerpo se sentía cansadamente complacido, no se acordaba de todo lo que había ocurrido con exactitud, pero sabía con certeza que las buenas rondas de sexo anoche no habían faltado, mordió su labio, cerrando los ojos, buscando profundamente en su mente y encontrando algo que lo dejó maravillado.

—Oh, te despertaste.

Jungkook giró su rostro sorprendido por la dulce voz, inmediatamente abrió los ojos y cómo si su mente fuera un disco, recordó todo lo ocurrido, el chico frente a él, era la persona con la cual había tenido sexo el día anterior, el cual había logrado darle muchos orgasmos en una sola maldita noche, lo barrió con la mirada, admirando las curvas de su cuerpo desnudo y el exquisito detalle de su rostro, mierda, ese maldito chico, recordaba todo de él, incluso el momento en el que su gran trasero chocaba deliciosamente con su miembro mientras gemía con una voz deleitosa para sus oídos, pero por supuesto, también recordaba sus palabras antes de que eso ocurriera, al parecer, solo era una puta más para su lista.

—Hola bonito, no sabía que todavía estabas aqui.

El chico rió burlonamente, mientras se acercaba tortuosamente a JungKook, cuando estuvo lo suficientemente cerca para que sus respiraciones se mezclen, con dos dedos levantó su barbilla e hizo que el más grande lo mirara a los ojos con una mirada oscura y llena de deseo.

—Mi nombre es Jimin, se lo que tengo y lo que soy, pero no necesitas ser amable conmigo—sonrió, alejándose—será más doloroso para ti—

Lo vió vestirse, admirando cada detalle de sus movimientos y las prendas deslizarse por su piel de porcelana hasta quedar pegada a esta, este chico era sexy por donde lo vieras. JungKook gruñó levemente despertando de su trance y analizando las palabras del rubio, en muchas de sus aventuras le había tocado gente, especialmente nuevos, que se creían superior a él por el simple hecho de haber tenido sexo juntos, tenía claro que su reputación corría de boca en boca y de oído en oído, por lo que estaba seguro que este chico sabía que JungKook era el hombre más deseado y popular de la preparatoria, pero a lo mejor no estaba enterado que sería dejado y abandonado por este apenas volvieran a encontrarse. Escuchó la puerta de la habitación cerrarse de un portazo, despertándolo del trance en el que había entrado derrepente, de todas maneras cuando el chico nuevo se acercara a el, simplemente lo rechazaría como a todos, así que no era tan importante, sonrió ladino mientras se volvía a recostar.

Maldita sea, no quería asistir a clases hoy.

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Jimin entró a su casa despreocupado, de todas formas nadie lo esperaba ya que vivía solo, se independizo aproximadamente hace 2 años debido a que salió del closet y decidió decirle la verdad a sus padres cansado de fingir para agradarles, por supuesto, ellos no lo aceptaron y de inmediato su padre lo echó de casa dejándolo en la calle sin ningún tipo de ayuda económica, por suerte, el era fuerte mentalmente e inteligente, así que tenía unos ahorros guardados  para solventarse hasta que pudiera conseguir algún trabajo de medio tiempo, pagar sus estudios y terminar la preparatoria para así ingresar a la universidad, Jimin siempre es el destacado en todas sus clases, su capacidad intelectual es superior a cualquier chico de su edad, incluso la etiqueta de "nerd", "rata de laboratorio" y "cerebrito" le caerían de maravilla si no fuera por la personalidad fuerte que poseía, no era el típico tímido, sabía defender perfectamente su postura, no le temblaban las manos al hablar, muy aparte de su personalidad, lo que más llamaba la atención eran las perfectas facciones de su rostro, su piel blanca de porcelana y su curveado cuerpo, deseado por muchas personas, tanto chicos como chicas.