Prólogo

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La marea lo ahogaba una y otra vez

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La marea lo ahogaba una y otra vez.

Espesas, oscuras y profundas eran las olas de negro icor que lo envolvían, a su vez en su mente se edificaba el infierno, confusas imágenes se entrelazaban en su mente.

Pobre Tomioka, sin poder distinguir cada vez más quién es en realidad.

¿Acaso fue la caída? ¿Acaso fue un demonio o algo que ver con Kochou? ¿Cayó o lo empujaron? ¿Atrapado o sujetado?

Esas cosas eran las que no lograba recordar con cada realidad que pasaba.

Lo último claro era el dolor de su piel desgarrada por piedras al caer por aquel risco en medio de la oscuridad, pero no estaba muerto y tampoco podía asegurar que estaba vivo.

En lugar de pasar al más allá que se imaginaba dividido por un río, el joven cazador solo veía como la realidad cambiaba haciéndose borrosa una y otra vez.

Era muchas cosas, un maestro asalariado, un feudal, una especie de alfa pudiente, un guerrillero, un soldado e incluso un esposo devoto, pero todo se desvanecía con el mismo final, la muerte.

Todas maneras distintas hundidas en la tragedia antes de ser envuelto en la oscuridad de la espesa bruma petrolacea, cambiando de recuerdos y realidad, haciendo los anteriores más borrosos y confundibles.

Lo era todo y era nada a la vez mientras las imágenes de un largo camino se mezclan más y más, el estéreo sonando y el vacío sordo de la nada desvanecen el agua, dejándolo en el limbo cambiante.

Pero solo una cosa se mantenía igual en su mente, una sola frase: "¿Cuán bajo puedes caer?"

Pero solo una cosa se mantenía igual en su mente, una sola frase: "¿Cuán bajo puedes caer?"

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𝘌𝘯 𝘭𝘢 𝘊𝘢í𝘥𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora