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- ¿estas seguro de hacer esto Akaashi?

- si, completamente seguro.

Desde que la ceremonia de bodas se realizó hace unos meses atrás, se sintió totalmente bienvenido por el pueblo. Nunca fue mirado en menos al ser sólo un plebeyo más que trabajaba como mayordomo ante el príncipe Bokuto, pero ahora... Ambos eran reyes, estaban casados, enamorados y con proyectos futuros que lo alegraban bastante. El pueblo lo quería, diciendo que era la pareja que el Rey necesitaba. No podía sentirse más que satisfecho por eso.

¿Y a donde se dirigían? Se preguntaran.

Hablando de proyectos, el primero que tuvieron era formar una familia. Bokuto estaba de acuerdo, le contó en una noche donde tuvieron su primera vez, una conversación de almohada después del sexo. Se trató de tener pequeños corriendo por los pasillos y como se veían como padres. Era una escena adorable y un poco juguetona, pero correr tras sus retoños los hacía sentir cálidos. La imaginación les ganó, sus sueños debían cumplirse, por eso estaban frente al orfanato del pueblo para escoger a sus pequeños o pequeñas, aunque, por él, se llevaría a todos los niños para hacerlos sus hijos y que nunca les faltara nada.

Por eso último, decidieron todos los años visitarlos y llevarles juguetes de regalo, más comida y desayunos especiales. Así harían felices a los niños. Bokuto estaba feliz de que hayan tomado esa decisión.

- entonces entremos amor, los niños esperan para darnos las mejores impresiones... Deben ser tan adorables.

- o quizás desordenados como tú. Recuerdo que no dejabas de hacer maldades por todas partes. - frunció levemente su ceño a la vez que tomaba la mano de su amado y que un guardia de la realeza los guiara a la puerta del orfanato. -

- bueno, bueno... Pero ahí estabas para regañarme - y con un pequeño beso sobre la mejilla del pelinegro, le hizo sonreír y que de ese rostro sereno naciera una sonrisa, por muy leve que era, le encantaba y lo enamoraba aún más - y bien ¿donde están los pequeños?

No bastaron ni cinco segundos cuando llegaron al gran salón donde varios niños de todas las edades corrían, jugaban, dibujaban o leían. Todos eran diferentes, todos eran hermosos y bien cuidados. Se notaba que aunque no tuvieran padres, entre ellos ya eran una familia. Y cuando sus presencias fueron captadas, un gran silencio reinó.

Se escuchaba entre los susurros de los pequeños; "son los reyes" "¡el esposo del rey es guapo!" "¿escogerán a un hijo?" "me gustaría ser una princesa"

Tantos susurros que le derretian el corazón... Quería que todos fueron príncipes o princesas. ¿Como iba a elegir? Se estaba sintiendo abrumado de repente.

- ¿que ocurre Akaashi? - mencionó preocupado -

- nada... Es sólo que será difícil escoger, todos se ven tan lindos para criarlos...

- te entiendo, pero no te preocupes corazón, podremos hacerlo.

- sólo... Dame un minuto para mentalizarme ¿si?

- esta bien, te esperaré aquí.

Asintiendo ante esto, dejó el gran salón y se sentó en una de las sillas del pasillo. Mientras tanto Bokuto socializaria con todos los niños, lo sabía. Su esposo era tan capaz de soltarse tan rápido y llevarse bien con todos...¿Pero y él? Sólo pensaba que sería un papá serio... ¿Que pasaría si ningún niño lo quería a él? Todas sus expectativas se vinieron abajo, sus propias expectativas de él mismo se desvanecieron y se dio cuenta que su frustración y lo abrumado que estaba lo colapsó para comenzar a sollozar.

- no quiero ser un mal padre...

- ¿por qué dice eso?

- ¿eh?

- si ¿por qué? Ni siquiera lo intentó ¿esta nervioso? Esta llorando muy feo.

Pensó que se había vuelto loco y que miraba doble a un pequeño niño de cabellos negros. Pero no, al frotarse sus ojos para aclararlos después de sus silenciosas lágrimas, vio que eran dos niños iguales. Gemelos. No pasaban los cinco años de edad y esas miradas... De un momento a otro le recordó a Bokuto cuando era un niño. Esas cejas, esos ojos castaños...sonrió nostálgico, hasta que se dio cuenta que ellos estaban con él y no en el gran salón.

- ¿no deberían estar allá?

- si - contestó uno, se veía que era el menos hablador -

- debemos estar allá pero la mayoría de las veces que han venido adoptar, separan a los que son hermanos. Somos gemelos... Somos nuestra única familia, no queremos que nos separen ¿cierto, Kai?

- si...Arata...-asintió el otro. Podía diferenciarlos al ver sus peinados, uno era más ondulado que otro. Esa diferencia le hizo sonreír. Eran adorables, iguales pero a la vez diferentes. Ni siquiera se dio cuenta que sus lágrimas y sollozos habian cesado, además de sentirse cómodo con ellos.

Y una chispa nació en su mente, esos pequeños... Él nunca los separaria, podría adoptarlos a los dos ¡eso era!. Esos dos pequeños... ¿Podría ser?

- ¡e-espéreme aquí! Vendré por mi esposo, no se muevan. - alerta de que se quedarán ahi, viendo ningún movimiento de escape en ninguno de ellos, fue a buscar a Bokuto, que al entrar al gran salón vio como todos los niños y las niñas se colgaban de sus fuertes brazos, todos encima de él. Era divertido de ver que no pudo evitar sonreír hasta llegar hasta donde su amado.

- ¡Akaashi! Llegaste al fin ¿que ocurre? - se levantó de su lugar dejando a los niños con cuidado en el suelo. Todos estaban expectantes. Se acercó a su esposo tomándolo de la mano y no tardó en ser jalado por este afuera del salón -

- de-debes verlos

- ¿a quienes?

- a nuestros futuros hijos, Koutaro...

Y no esperó más. Ambos salieron del gran salón y ahí pudo ver a unos gemelos de cabellos negros como Akaashi y ojos castaños como los suyos sentados en una banca, juntos y tomados de la mano. Eran inseparables. Miró a Akaashi curioso, este tenía una sonrisa tan grande y novedosa, que si esos niños le causaban esas sensaciones, eran los correctos.

- Amor, él es Arata y él es Kai. Son gemelos...niños, él es mi esposo, Bokuto.

- ¡e-es el Rey! - exclamaron los dos al mismo tiempo acercándose rápidamente hacia el mencionado -

- ¡hemos querido estar frente a un rey desde siempre!

- ¡como las historias de princesas que nos leen nuestras amigas!

- ¿entonces usted es su reina? - preguntó un tímido Kai, acercándose a Akaashi hasta que este lo tomó en brazos -

- algo asi... ¿Que te parece que sea tu padre también?

- ¿nu-nuestros padres?

- ¿no nos separaran?

- claro que no pequeño - esta vez Bokuto tomó en brazos al otro gemelo y al sentir esos brazos delgados y cortos abrazarle el cuello... Quería solamente llorar de la felicidad. Se sentía como un padre de verdad - son los correctos... - le mencionó a su esposo, viendo los ojos brillantes y llorosos de este, abrazando fuertemente al pequeño. Era un Akaashi paternal que jamás pensó ver, al menos ante él. Serían padres primerizos y darían todo de ellos. Amor, cariño y apoyo, eso querían darle a sus pequeños -

Y los niños, por muy valientes y fuertes que se veían juntos, comenzaron a llorar y abrazarse a los cuerpos de sus ahora, padres. La familia estaba formada, un sueño se había cumplido, reinarian con dos retoños preciosos. Se amarían entre ellos... La familia estaba formada.

Esos niños serían los próximos en reinar junto a ellos.

🌈💕

Siempre había querido un capítulo asi... 🥺✨❤️ Espero que haya quedado bonito jsjsjs.

Un reino junto a ti... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora