Era una cena tranquila, la obediencia inculcada por Reginald Hargreeves relucía más que en las constantes misiones donde sus "hijos adoptivos" eran presentados al mundo como la extraordinaria Academia Umbrella. En la mesa el ruido de los cubiertos era imperceptible y cada movimiento era coordinado a la perfección como si de máquinas se tratase, toda esta quimérica armonía fue perturbada por un fuerte golpe en la mesa, cada integrante dejó su aterradora monotonía y prestó algo de atención a las acciones de un ególatra azabache.
-Quiero viajar en el tiempo.- Anunció el ojiverde con clara determinación y poco apoyo por parte de Vanya.
-No.- Respondió el mayor levantando la mirada severa que ahora ignoraba el plato de comida frente a él.
-Pero ya estoy listo.- El chico se levantó de la mesa y enfrentó la mirada de su padre para momentos después aparecer a su lado con una pequeña sonrisa.- He practicado mis saltos como dijiste.-
La fuerte discusión, anunciada por un aumento de tono de voz y una expresión fuera de lo neutral, dio la bienvenida a una amenaza hacia la cordura de Hargreeves, quien rotundamente trató de reprender verbalmente a Cinco, él único que aún sostenía la mirada a su padre a modo de protesta a su sumisa situación.
Su actitud desafiante y ego gigante provocaron que una rabieta rutinaria lo llevará a un camino sin retorno en el tiempo y el espacio. Aunque al principio el universo parecía apostar a su favor, solo fue cuestión de un salto cuántico para que el desastre anunciado se presentará formalmente con Cinco.
-¡Vanya! ¡Papá!.- El menor dio un par de pasos admirando la desolada escena.- ¡Luther! ¡Klaus! ¡Allison!...¡Diego!
Después de que Cinco exclamara esos nombre de manera desesperada, se dio cuenta de que el paisaje apocalíptico que lo rodeaba era una señal clara de que su presencia se hallaba varada en un nirvana temporal, como si el tiempo hubiese llegado a su fin entre fuego y destrucción; se trataba del fin del mundo.
Sus ojos no paraban de buscar alguna señal de negación, pero lo que había frente a él era más que evidente. Tras dar un par de pasos dio con el cuerpo sin vida de Luther, es decir, número uno, quien sostenía entre sus dedos ya helados una pieza inconfundible. Se trataba de un ojo de cristal con un número de serie.
La aparente calma que Cinco poseía en aquella expresión gélida se desvaneció al no reconocer el cuerpo de Vanya cerca de la academia o de sus hermanos, así que con la poca cordura que quedaba en su mente alterada comenzó a rascar sobre los escombros que quedaban del edificio donde se crió, aunque por supuesto, no obtuvo ningún resultado favorable que pudiese animarlo o al menos sacarle aquel nudo en la garganta que lo hostigaba.
Se quedó de rodillas sobre sus rotos recuerdos, mirando el suelo con la incapacidad de sentir alguna otra cosa que no fuera la desesperación que lo atrapó en aquel futuro sin esperanza.
Pero aún tenía una sola esperanza, Vanya. Ella podría seguir viva y ayudarlo, o al menos otorgarle una esperanza mínima. Se levantó del suelo bruscamente, sentía que cargaba con una piedra gigante sobre su espalda, cada pisada se sentía más pesada de lo normal. El silencio sombrío lo acompañaba, pero esto no lo inmutaba en lo más mínimo frente a la creciente posibilidad de hallar a su hermana.
Es así como emprende un nuevo camino en busca de Vanya. Su corazón se aceleraba con cada paso que daba sobre los sedimentos de una ciudad que solía ser su hogar y por más que tratara de recobrar la calma, la culpa se mantenía en sintonía con sus latidos.
La buena noticia era que estaba completamente solo con todo el tiempo del universo para solucionar su pequeño problema, o al menos eso pensaba; una estela de luz llamó de inmediato su atención cuando apenas había recorrido algunas cuadras. Desaceleró el paso, su mente trabajaba velozmente en los beneficios y desventuras que podrían llevar el acercarse un poco al lugar que desprendía dicho misterio.
Con una sensación de duda nunca antes experimentada, Cinco desvió su camino a la inusual luz que ahora no resplandecía más. Algo de sudor comenzó a bajar por su frente, podía escuchar a su corazón retumbar como si estuviera pegado a su oído, quería enfocarse en los pensamientos positivos, pero la inmensa incertidumbre se lo quería comer vivo en ese mismo instante.
Sus pasos lo llevaron a lo que sería una escena llena de confusión, ante él se encontraba una chica de apariencia formal. Se acercó un poco más, la joven escribía arduamente en una libreta sin inmutarse ante la evidente presencia de alguien más.
El azabache pensó velozmente, esta era su oportunidad de obtener algunas respuestas. Impulsivamente corrió hacia ella y, sin ser consciente de sus acciones, se teletransportó a su lado. Su pequeño hallazgo lo hizo congelarse unos momentos, permitiendo que la desconocida diera un golpe certero en la cara de Cinco.
-Mierda - Bufó el chico mientras alistaba su contraataque, la joven en cambio guardó su pluma y libreta en la mochila que colgaba de su espalda y se puso en pose defensiva.
- Tienes un minuto para decirme quién eres si quieres conservar tu trajecito sin sangre- Habló con rudeza la castaña, provocando que el ojiverde frunciera ligeramente su ceño e imitara la pose de la chica. En un parpadeo, Cinco volvió a hacer de las suyas y se ahorró unos cuantos pasos para quedar detrás de su contraria.
Una temprana sonrisa de victoria adornó el rostro del azabache, pero se desvaneció al sentir el golpe de una bota de hule sobre su estómago. Con un rápido movimiento el chico jalo un pliego del suéter blanco de la castaña, deformando ligeramente los colibríes tejidos en este.
La inercia los llevó a ambos a estamparse contra el suelo, dejando bastante polvo sobre sus prendas. El instinto de ambos era seguir la pelea, pero la joven se hallaba atrapada por su vestido y unas piedras. Cinco sin dudarlo tomó su oportunidad y se acercó a la chica para dar su golpe final sobre la nuca, más esta no se quedó indefensa y tomó una piedra cercana a ella para lanzarla a la cara del chico.
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Wrong Decisions
Fanfiction¿Crees en el destino o solo hay cientos de personas trabajando arduamente para que la línea temporal siga su curso natural? Con su experiencia, Cinco piensa que solo los románticos apostarían por la primer opción, más un reencuentro inesperado reviv...