Capitulo 8

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Un coche se había estrellado justo en las narices de los Hargreeves, la cinta de su madre envenenado a Reginald cual villana idealizada por Luther era algo difícil de digerir, más solo daba cuerda a las teorías conspiranoicas de un lunático. Y así, empezó una discusión (vaya anomalía) en la familia, una discusión que Cinco decidió evadir por fines prácticos.

El azabache desvió sus ojos hacia la ventana, encontrándose con la castaña dentro del auto de su hermano. En un instante llegó a su lado, haciendo que la morena soltara su manzana del sobresalto.

-¿Qué haces aquí?-Preguntó Cinco sin tacto.

-Pues evidentemente ya no comiendo.-Enunció despectiva con un rostro melancólico mientras recogía su manzana incomestible.

-Y evidentemente ocultando algo.- Replicó Cinco maniobrando de forma extraña la ligera preocupación que sentía hacia ella.

La joven entornó los ojos con ironía, cansada e irritada de la actitud prepotente del de ojos esmeralda. No contestó a su pregunta, solo se quedó en esa postura, esperando que el chico desapareciera para poder reflexionar sobre los acontecimientos del día, pero este era más necio que un niño caprichoso y le sostuvo la mirada hasta que el cupón de paciencia se agotó en ________ .

-¿No tienes asuntos familiares que resolver?-Planteó con un tono desabrido.

-Eres parte de esos asuntos familiares, así que si sugieres que me quedé aquí, lo consideraré.-El azabache se recargó sobre el respaldo del asiento y la miró con una sonrisa casi imperceptible.- De hecho, tengo que presentarte a alguien.-Estiró su brazo hacia la castaña.

-¿Es por la deuda del café? Ya te dije que no tengo dinero.-Comenzó a limpiar su manzana, esperando que la regla de los cinco segundos también se aplicará en ese país.

-No, es alguien que conocí cuando te fuiste, ella fue quien me ayudó a mantenerme cuerdo todos estos años. Durante mucho tiempo solo estuvimos ella y yo.- Expresó apenas con un tono melancólico cuando su mirada se volvió al frente del auto, observando la oscura calle que se dibujaba frente a él, sin notar el rápido cambio de indiferencia a asombro de la morena.- Su nombre es Dolores.

La joven soltó una risa corta al escuchar la pronunciación que le daba al nombre, sin embargo, prosiguió con la limpieza alimentaria.

-Claro, presentamela.- Comentó, restándole importancia a lo antes dicho por Cinco, sin percatarse de que la mano de este tomaba su brazo con claras intenciones de teletransportarla a la mansión.

-Sí eso deseas.- Y como acto de magia, aparecieron en la habitación del azabache.

La luz parecía no ser suficiente, ya que la castaña apenas pudo vislumbrar una figura encima de la cama, al acercarse un poco más pudo notar que un rostro artificial adornaba una incompleta figura de plástico y vestía ropa algo maltratada, sin duda creyó que era una broma, pero el silencio y la falta de humor de su compañero la hizo retractarse de inmediato.

-Es...un gusto.- ____ ofreció su mano derecha para estrecharla con el maniquí, pero no solo por obvias razones no le devolvió el saludo, sino que tampoco tenía una mano que estrechar. La castaña rápidamente retiró su mano y dio la vuelta casi sintiéndose avergonzada y dispuesta a dejar aquella extraña escena.

-Es hermosa ¿no?- Cinco se acercó para admirar con excesivo fervor a la inexpresiva y artificial confidente antes de que la morena siguiera avanzando.

-Las fábricas hacen maravillas, si...-La joven retrocedió unos pasos, sin saber qué decir o hacer porque la situación era inimaginable. Su disposición por salir de ahí fue interrumpida por un estruendoso disparo en una habitación no muy lejana.- ¿Cinco?

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