Capitulo 2

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El tiempo pareció tomar la textura de la miel, era tan espeso que su fluidez era más lenta y la percepción del paso de los segundos quedaba distorsionado. Ese eterno parpadeo se culminó al caer nuevamente el cuerpo inconsciente de la desconocida junto con un pedazo de tela con estampado de fresas; la piedra solo alcanzó a rasguñar la mejilla de Cinco.

El azabache acomodó ligeramente su saco y comenzó la inspección de la misteriosa chica de tez morena, la jaló de sus antebrazos y la arrastró hasta llegar a un lugar donde pudiera apoyar el cuerpo adormecido. Fue cuestión de unos minutos para que encontrará una cómoda roca, posicionó a la chica sobre esta y prosiguió a ver lo que escondía dentro de su mochila.

Pasó el tiempo suficiente para que Cinco comenzará a descifrar los mensajes contenidos en la dichosa libreta sin ser interrumpido por su compañera de apocalipsis , sin embargo, estos aún no encontraban un sentido dentro de la mente del de ojos verdes. Igualmente hizo otros cuántos intentos para regresar a casa, pero tal parecía que su poder se limitaba a pequeños saltos de conejo.

La vista de aquella misteriosa castaña se comenzó a aclarar en cuanto su conciencia retomó el control de su mente.

-¿Qué es esto?- preguntó el chico de cabello negro apenas la joven comenzó a dar señales de querer escapar.

La desconocida tardó en reaccionar pues, sus ojos marrones aún estaban perplejos en espera de que su mente hallase una explicación razonable y así justificar la presencia de aquel desahogo temporal.

Según sus propias predicciones y su mismo superior, además de una obvia lógica, supuso que aquel desolado paisaje de dorados cielos que inundaban a la deplorable bestia de cimientos negruzcos estaría totalmente vacía, sin embargo, ahí se encontraba aquel chico de ojos esmeralda, despidiendo partículas de polvo y tierra.

-¿El golpe fue muy fuerte?- Preguntó Cinco con algo de fastidio en su voz y acercándose un poco a la chica que aún no se recuperaba del todo.- Porque quisiera mi respuesta lo más pronto posible.

Fue cuestión de algunos minutos para que la chica finalmente posara su vista sobre aquella libreta, la observó por unos breves segundos y después una pequeña sonrisa adorno su rostro.

-Me parece muy obvio- Respondió con cierto tono burlesco y sin rastro de temor en su expresión. El pelinegro le miró confundido mientras que la chica solo mantuvo su sonrisa antes de complementar su respuesta.- Es una libreta.

-Sé que es una libreta.- Respondió el desconocido de ojos verdes con cierto fastidio y sospecha en su voz.- Me refiero a lo que contiene.

En el semblante de la morena se esfumó rápidamente esa pequeña gracia y se transformó en seriedad. Sus ojos se anclaron en los de Cinco y con serenidad contestó a la petición de su contrario.

-Esa información es clasificada.

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La tarde golpeaba a la ciudad con estelas doradas y el ajetreo de la sociedad urbana perturbaba la calma pasajera de aquel tranquilo día, solamente para desembocar en una tienda de electrónicos con televisores en un cristalino aparador. En la pantalla de uno de ellos se podía leer y escuchar que el explorador y excéntrico millonario Reginald Hargreeves murió en la mañana; Una trágica noticia para todos.

Mientras tanto, los hermanos Hargreeves llegaban a su nada dulce hogar, cada uno merodeando en su propio rincón silencioso. En una de las habitaciones se encontraba un particular duo, un drogadicto en busca de saciar su adicción y una adolescente curiosa resguardando terriblemente la entrada.

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