Every Night » 𝑆𝑜𝑜𝐒𝐡𝐮

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Las rutinas suelen ser algo bastante cansado cuando se trata de esforzarse cada día.

Tener que levantarse con el cuerpo adolorido, ir a la empresa y pasar horas ensayando o en el estudio de grabación me hacía sentir un tanto ansiosa, pero a la vez se hacía tedioso. Aunque siempre había algo de tiempo para algún pasatiempo o simplemente descansar. Aquellas rutinas las amaba pero les tenía algo de ligero odio a causa del sobreesfuerzo.

Aunque algo formaba parte de la rutina, difícil de ignorar. Pero sobretodo difícil de aborrecer.

Cómo cada día desde que se hizo seguro nuestro comeback llegamos tarde a casa, tanto Miyeon-Unnie como Soojin-Unnie nos despedimos de las demás mientras entrábamos a nuestro departamento, acordando como siempre que la pelinegra de cabello corto haría la cena mientras Miyeon-Unnie y yo tomábamos nuestro turno en la ducha.

Luego del baño y la cena me encargué de lavar los trastes, pues era mi turno.

Y cuando todas estuvimos en nuestras habitaciones y las luces apagadas, me di cuenta de que ya no podría dormir como normalmente lo hacía.

Toqué la puerta antes de escuchar un suave "entra" y cerrar la puerta detrás de mí. Soojin estaba acostada de lado y por un momento pensé que ya estaba a punto de dormirse.

- Perdón, Unnie. ¿Te desperté? -fue lo primero que dije sentándome al pie de la cama.

La mayor se incorporó momentáneamente, indicando con su mano que me acercara, cosa que hice; acostándome con total confianza a su lado y mirándola entre curiosa y somnolienta.

- Para nada, sabes que no podría dormir, al menos hasta en un par de horas. -musitó volviendo a estar tendida en su cama, mirándome a los ojos con intensidad que solo demostraba al estar totalmente solas.

Habían noches en las que solo hablábamos sin parar, tal vez hacíamos algún vlive por nuestros fans o solo a veces, no decir absolutamente nada. Justo como ahora.

Tal vez habían pasado unos segundos o hasta unos cuantos minutos, pero no apartabamos ni un poco nuestros ojos de la otra. JinJin acariciaba mi mejilla con un toque tan delicado que parecía que me iba a quebrar bajo su tacto; mientras que mis dedos jugaban con unos de sus mechones cortos tan negros como el carbón.

- Si solo sigo escuchando tu respiración terminaré dormida, JinJin. -murmuré desviando la mirada

Parecía haber perdido una guerra presuntamente interminable de miradas intensas y expresivas. La escuché reír, fue apenas audible pero lo suficiente para sacarme una sonrisa a lo que respondía:

- Es que siento que en cualquier momento todo esto se quebrará si alzamos la voz. -suspiró mientras continuaba con dichas caricias en mi rostro.

Comprendía a que se refería, el ambiente se sentía tan íntimo que cualquier mínimo ruido donde las palabras no eran necesarias lo destruiría en cuestión de segundos. Cómo despertar de un buen sueño.

- Unnie. -sin respuesta.- ¿Puedo?

Y gracias a todo el silencio pude escuchar como detuvo su respiración por un factor de segundo. Poco después asintió, sabiendo lo que insinuaba.

Me acerqué un poco más, nuestras piernas entrelazadas, narices rozando y respiraciones chocando contra nuestros rostros. Un acercamiento tan familiar pero a la vez desconocido, como si cada vez que lo hiciera fuese la primera.

No miraba sus ojos, sino sus labios.

Cada noche, fuese como fuese, terminábamos así, con deseos que no podían ser nombrados. ¿Por qué era tan difícil hacer lo que queremos?

Aunque solo era difícil para una de nosotras.

Abrí la boca para decir algo, pero ella se adelantó a mi acción:

- No podemos. -soltó, obligándome a ver sus orbes oscuros.- No podemos. -repitió.

Fruncí el ceño, había olvidado lo amargo que era el rechazo injustificado.

- Sabes que no es correcto, nosotras no-

- ¿Por qué? -bufé con enojo.- ¿Por qué no podemos? -mi voz era susurros de molestia.

-Ambas somos mujeres. Podría terminar mal. -continuó, su expresión transformándose a una de disculpas.- Podría afectar al resto del grupo.

Aunque el rechazo justificado tontamente era peor.

- ¿Cómo podría afectar un beso? -insistí.

Entonces se sumió en silencio, ambas sabíamos la respuesta.

- Shuhua...

- ¿Un beso? -mi expresión cambió, más dócil y gentil.- No le hacemos daño a nadie.

Y para mí desconcierto, su respues dió pie a el revoloteo en mi estómago acompañado de futuras esperanzas:

- Solo uno.

Contuve la sonrisa que amenazaba por salir con fuerza, porque eso no cambiaba nuestra situación actual. Solo era una probada de lo que podría ser.

Me acerqué con calma a su boca, rozando a penas nuestros labios siendo el suspiro que escapó de sus belfos aún rojos los que me motivaron a continuar.

Terminé de unir nuestras bocas en un beso suave pero profundo, posiblemente teníamos tantos sentimientos encontrados cada vez que permitía darle lugar a un beso, que uno solo no bastaba, nunca lo hacía.

Es que cada noche quería besar a Seo SooJin.