The winter dragon // Descendants Fanfic

O2

————— ❄︎ —————

EL DRAGÓN DE INVIERNO

Capítulo dos

Leyendas

————— ❄︎ —————

—Estamos aquí, mis queridos estudiantes de la Primaria Auradon, para aprender acerca de ciertas leyendas navideñas de los reinos. Siempre es bueno aprender algo nuevo todos los días —hablaba el Hada Madrina, captando la atención de los niños presentes—. Aunque a veces el sueño te traicione, ¿no es así, Mal? —dijo con voz firme, mirando de forma especial a la chica de cabello morado que bostezaba evidentemente adormilada.

Mal prácticamente despertó y se reincorporó, abriendo sus ojos por completo al ver la mirada inquisitiva de la mujer sobre ella. Los niños de la clase comenzaron a reírse y burlarse de ella.

—Lo siento mucho, Hada Madrina —se disculpó apenada.

—Bien, continuemos —expresó ésta, para proseguir con el tour por el museo.

Mal se talló los ojos en un intento de borrar el sueño de su rostro, y seguir acompañándolos completamente despierta.

Ese día le tocaba participar en algún evento social, como deber de Dama de la Corte, y había optado por prestar su ayuda al Hada Madrina en el recorrido que le haría a los niños de primaria por el Museo de Historia Cultural. Era eso, o ir junto con el equipo de hockey a cantar villancicos en la plaza de la ciudad para recolectar fondos para el partido que tenían previsto en la víspera de Nochebuena. Esa humillación se la dejaría a Jay y a Carlos, quienes, al perder una apuesta con las chicas, debían hacerlo vestidos de elfo.

Ya se imaginaba muerta de la risa viéndolos hacer el ridículo en el video que Evie se encargaría de grabar, además de tener de qué burlarse de ellos hasta el año entrante.

Salió de sus pensamientos al ver que el Hada Madrina detuvo al grupo de estudiantes frente a una serie de pinturas de paisajes de nieve colgadas en la pared.

—Muy bien, niños, esta es nuestra siguiente parada —dijo con su natural entusiasmo—. En estas pinturas hay algo más que sólo, pues, pintura. Éstas no son simplemente imágenes que podemos ver, también nos cuentan historias.

Y aquí vamos de nuevo, se dijo Mal mentalmente. Como iban, sería una larga mañana, era la tercera historia que relataba la mujer en lo que llevaban allí.

—Dice la leyenda, que hace cientos de años, en vísperas de las fiestas navideñas, una temible bestia resurgía por las noches, camuflándose con la nieve y las fuertes ventiscas invernales —narró mostrando una parte de una de la pintura. A simple vista, era sólo una mancha blanca bastante difusa, pero hacía falta detallarla para darle forma.

Mal asoció esa mancha difusa con un dragón.

—Nadie fue capaz de ver a esa bestia con claridad, pues era muy astuta y veloz, pero los pocos que la tuvieron de frente y sobrevivieron a eso, decían que tenía un gran tamaño, enormes y afiladas garras, puntiagudos colmillos, y dos grandes alas tan blancas y brillantes como la luna —al oír eso, la hija de Maléfica decidió prestar atención al resto del relato—. Muchos lo llamaron dragón, mientras que otros lo señalaban como un fenómeno, pues se suponía que los dragones se extinguieron hace mucho.