The winter dragon // Descendants Fanfic

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EL DRAGÓN DE INVIERNO

Capítulo siete

Protegernos

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Hace unos meses.

Mal se encontraba en una de las tantas terrazas de la preparatoria. Miraba atenta las aguas de la costa, preguntándose dónde rayos estaba metida Uma.

En los últimos días, después del baile en el barco, le había sido imposible conciliar bien el sueño pensando en la hija de villana que ahora estaba suelta por ahí, andando de su cuenta. Ello definitivamente significaba un peligro para el reino, siendo ese un hecho que había provocado que ella se la pasara preocupada y desconcentrada la mayoría de las veces, y se odiaba por eso, pues de alguna forma, sentía que Uma estaba ganando.

Sin embargo, no era lo único que la tenía en ese estado.

Entre sus manos traía un afiche, uno de tantos que habían sido pegados por los pasillos de la Preparatoria Auradon, en los cuales aparecía ella siendo presentada oficialmente como Dama de la Corte, con una que otra frase inspiradora. Pero a excepción de los otros, este tenía la frase tachada y escrito con marcador permanente "¿El dragón que protegerá Auradon? Más bien un peligro con alas y garras" "No olviden: de tal, palo tal astilla". Incluso, en la imagen de Mal habían dibujado un par de cuernos bastante parecidos a los de su madre y unas alas como las de un dragón.

No dudó en arrancarlo de inmediato, intentando evitar las risas que se formaban a su alrededor y los comentarios como "Cuidado, se enojará y comenzará a escupir fuego"

Además, de todas las ruedas de prensa que había tenido que soportar después del baile, la de esa mañana había sido la peor, con preguntas que consideró totalmente fuera de lugar.

"¿Qué pasaría si Lady Mal llegase a perder el control de sus poderes?"

"¿Existe alguna garantía de que el poder que nuestra Lady Mal heredó de Maléfica lo usará para proteger Auradon?"

"Lady Mal no logró ganarle a Uma, ¿podrá proteger el reino de posibles amenazas?"

"¿Un dragón del lado del bien?"

Todas esas dudas que cada vez más personas compartían, comenzaban a generarle un sentimiento indescriptible en su interior, uno que jamás imaginó tener. Claramente no quería eso, quería demostrarle a todos que, a pesar de que ella desconocía la existencia de esa habilidad de transformarse en un gigante dragón púrpura, podía manejarlo e incluso utilizarlo a favor del reino.

Con decisión, se subió sobre la barrera de roca que la separaba de caer desde esa altura. Arrugó el afiche y cerró los ojos, concentrándose lo más que pudo en poder convertirse de nuevo en dragón, pero nada sucedió. Abrió los ojos frustrada. Luego recordó que esa vez que se transformó en el barco, se encontraba en una situación de peligro, por lo que su mente pasó que a lo mejor ese sería el detonante.

Observó hacia abajo. Quizá, lanzándose, podría...

-¡Mal!

Dio un leve respingo al oír ese grito que la había tomado por sorpresa, sacándola de sus cavilaciones. Miró hacia atrás, descubriendo a sus tres mejores amigos corriendo en dirección hacia ella. Jay y Carlos la ayudaron a bajar de donde se hallaba cuando llegaron hasta ella.