The winter dragon // Descendants Fanfic

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EL DRAGÓN DE INVIERNO

Capítulo once

Feliz final

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Mal se alejó corriendo de todos, no sin antes recibir un "ten mucho cuidado" de parte de Evie.

Se quitó ambos zapatos y dejó su blanco cabello completamente suelto, haciéndolo ondear de forma libre con la salvaje brisa que se desplegaba hacia todas direcciones, sintió más libertad al instante. Se introdujo rápidamente al interior de la escuela y se apresuró a subir hasta el piso más alto de ese antiguo castillo.

Allí, en la terraza más alta, observó a lo que parecía ser el ojo de la tormenta, ese remolino de nubes en el cielo que amenazaba traer consigo aún más caos durante todo el invierno. Hacia allá debía ir.

Con decisión cerró ambos ojos, concentrándose en convertirse en su forma de dragón albino, mas no sucedió. Al contrario de ello, su cuerpo comenzó a estremecerse y sus vellos se erizaron, empezando a experimentar una sensación que no pensó sentir en todos esos días.

Tenía frío.

Y mucho, si se lo preguntaban. Se estaba congelando hasta los huesos.

Maldició apretando su mandíbula, la cual había comenzado a temblar haciendo sonar sus dientes, y sus brazos abrazaron su cuerpo, lamentando no traer puesto nada para abrigarse además de su vestido.

—¡No!

Intentó una y otra vez, pero no consiguió nada. Su mente estaba siendo domada de nuevo por todas las emociones negativas que le traían esos recuerdos de aquellos momentos de duda hacia sí misma. Eso sumado a que el panorama que se veía desde allí no era bueno: aún habían personas por fuera de la preparatoria y varios árboles comenzaban a caerse por los rayos que descendían del cielo, incluyendo el gran árbol de Navidad que había sido reconstruido frente a la escuela, quedando hecho pedazos como la primera vez.

Se dejó caer en el suelo de la terraza, derrotada por el frío con la piel helada. Los mechones de su cabello púrpura no se dejaban de mover y atravesarse en su cara, y sus verdes ojos estaban perdidos.

Sintió que sus hombros fueron cubiertos por algo cálido, y de inmediato se aferró a ello, entrando en calor. Se encontró con Evie, Jay y Carlos al mirar detrás de ella.

—Chicos...

Cuando Mal se colocó de pie y se acercó a ellos, los tres se desvanecieron con el viento, convirtiéndose en simples copos de nieve que se fueron con la brisa. Los copos también crearon otras imágenes frente a ella, de Ben y el resto de los amigos que había hecho al llegar a Auradon, las cuales desaparecieron de la misma forma. Eso le hizo recordar a todo lo que tanto le había costado aprender a amar y valorar realmente al llegar a este lugar, y el cómo podría perderlo todo si no dejaba atrás lo que la frenaba.

Si ella no podía protegerlos, ¿quién más lo haría?

Fue entonces cuando, con un objetivo claro en mente y un anhelo en su corazón, desafió todas sus dudas para concretar su misión, convirtiéndose en el dragón albino de las leyendas, el que acabaría con la gélida tormenta.