2. " La invocación "

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Las estridentes súplicas ignoradas unánimemente de la señorita Odalia, la encargada de los alumnos internos, llenaron los largos pasillos y altos techos del edificio de los dormitorios

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Las estridentes súplicas ignoradas unánimemente de la señorita Odalia, la encargada de los alumnos internos, llenaron los largos pasillos y altos techos del edificio de los dormitorios. Como era Halloween, la nerviosa encargada le había dado a las señoritas del Hexside un poco de libertad para descontrolarse, pero mientras la medianoche se acercaba, su paciencia finalmente se había acabado.

-¡Señoritas! ¡A sus habitaciones ahora, por favor!-. Era una mujer con los nervios a flor de piel, ¿pero quién no lo estaría luego de guiar adolescentes durante veinticinco años?

Luz, Boscha, Amelia, Willow, Cat, Edric y Amity la podían escuchar claramente desde la planta baja, al lado de la escalera de incendios por la que acababan de entrar. Boo luchaba con la puerta, forcejeando para cerrarla contra los vientos feroces. Comprobando que no había moros en la costa, Willow empujó un panel de madera situado entre la cocina y el comedor.

-¡No puedo creer que tengas pasadizos secretos de fiar!- exclamó Amity con alegría infantil.

-Baja la voz- espetó Amelia. -¿Tienes idea en cuántos problemas estaríamos sin nos descubren?-.

El supuesto “pasadizo secreto” fue la única razón por la que Luz aceptó venir a la escuela. La promesa de estanterías giratorias como en Scooby Doo, atrajeron a su niña interior de once años. Resultó que los “pasadizos secretos” eran, de hecho, apenas pasajes para el servicio doméstico, de cuando el edificio principal de la escuela era una casa majestuosa. Los pasillos y huecos de las escaleras ni siquiera eran “secretos” de por sí, pero las Inferiores -las niñas más pequeñas- tendían a no utilizarlas una vez que las Avanzadas habían exagerado en cuantos problemas se meterían si eran encontradas metiéndose en ellos. Ah, y naturalmente serían “torturadas”.

-Vamos- ordenó Willow. -Síganme-.

Se deslizaron por el panel y dentro de un pasillo angosto sin alfombra, solo ligeramente más ancho que los hombros cuadrados de Edric. Al final del pasillo, una escalera de madera desvencijada y chirriante zigzagueaba hasta la parte posterior del viejo edificio con salidas en cada piso. En fila uno detrás del otro, siguieron a Willow hasta que alcanzaron el punto de salida en el segundo piso, afuera de los dormitorios. Luz se encontraba al final de la fila. Dudaba mucho que nadie más aparte de Boo supiera siquiera que ella se encontraba allí. Luz podía oír a las niñas reírse y a la señorita Odalia cada vez más exasperada. Por suerte, la masa de niñas corriendo ocultaría el hecho de que cinco pupilas no se encontraban en sus dormitorios; no es como si la señorita Odalia revisara de todas maneras, por lo menos no cuando el programa de CSI: Miami iba a comenzar en cinco minutos.

-Esperemos hasta que esté en silencio… hace mucho que ha pasado la hora de acostarse de Odalia, debería estar dormida en unos minutos- suspiró Willow, con la oreja presionada contra el panel.

-Como sea- se quejó Amelia. Irónicamente cómo la abeja reina y lideresa de la escuela, era su responsabilidad asegurarse de que todas las niñas estuvieran en sus dormitorios después de las nueve de la noche e informar sobre cualquier visitante que entrara sin autorización a la escuela. Luz no pudo contener una curiosa satisfacción de que Amelia no podría seducir a Amity, al menos no esta noche. Asumiendo que sobrevivieran a lo de Lilith Mary, por supuesto. No estaba segura si reír o llorar. Dicho eso, si era realmente honesta, tenía un poco de curiosidad por ver si llevarían a cabo la invocación.

Decline - TOH AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora