14. " Estigma "

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Amity salió de la habitación sin otra palabra

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Amity salió de la habitación sin otra palabra.

Luz le lanzó una mirada de arrepentimiento a Edalyn y continuó. -Lo siento...-.

-Lo harás- dijo Eda, girandose hacia la pared.

-¡Amity, espera!- gritó Luz. Para el momento en que estuvo fuera de la habitación, ella ya se encontraba a mitad de camino por el corredor, los pacientes en el espacio de recreo girándose para ver de qué se trataba toda la conmoción.

-Lo siento… tenía que salir de esa habitación- se disculpó ella, visiblemente conmocionada. -No podía respirar. Se metía en mi cabeza-. Se inclinó contra la pared, descansando la cabeza contra el afiche de procedimiento en caso de incendio.

Luz le frotó el brazo, pero el gesto fue incómodo. -Lo sé. Pero no creo en lo que dijo Edalyn… Mary me está mostrando el pasado por una razón. ¿Por qué lo haría si sólo nos quisiera muertos? Está intentando llevarnos a algún lugar, lo sé-. Amity lucía agotada, cuando ella necesitaba que fuera fuerte.

Luz recordó cómo se sentía ser Mary; cuán avergonzada estuvo en la clase y cuán asustada y solitaria se sintió escondiéndose en el baño.

Ella no era malvada.

La Dra. Kahn vino agitadamente por el corredor, mirándolos. -¿Qué está pasando?-.

-Nada- murmuró Luz. La Dra. Kahn miró dentro de la habitación de Edalyn y luego les frunció el ceño.

-Sabía que esta visita era una mala idea- observó con serenidad. -¿Cómo es que conocen a Eda? Claramente son más jóvenes que ella-.

Era hora de irse.

-Somos amigos de la familia. Nos iremos ahora.
Lamentamos si la molestamos. No pretendíamos hacerlo...-.

-FALTAN DOS DÍAS-. La voz ebria de Edalyn se hizo eco a lo largo del espacio compartido. Amity alejó los brazos de Luz y rápidamente atravesó el corredor. Con otra mirada irritada de la doctora, Luz siguió a Amity hacia la salida, jalándola por la manga.

-Amity-. Luz bajó la voz y se inclinó hacia adelante, consciente de que esta no era una conversación que quería que escuchara el personal de una institución mental. -Por favor. Si los fantasmas son espíritus atrapados en la tierra, tal vez ella necesita que la liberen. Quizás, si podemos descifrar cualquiera que sea el asunto inconcluso que tiene, podemos evitar que esto vuelva a ocurrir una y otra vez. Sólo… confía en mí-.

Amity se suavizó y la miró. Sus rostros se encontraban a centímetros de distancia, esto era lo más cerca que había estado de los labios de la otra chica. Eran peligrosamente tentadores.

-Lo hago-. Luz no pudo soportarlo. Estar tan cerca de ella era cautivante y necesitaba aclarar la mente. Se alejó.

-De acuerdo. Eda soñó con el cementerio, quizás podemos ir y echarle un vistazo. Me preguntó si se encuentra enterrada allí-. Luz se preguntaba si su lápida podría tener una pista, el nombre de un pariente o algo, alguien, quien pudiera darles algún indicio de cuál podría ser el asunto inconcluso de Mary.

-Vale la pena mirar- Amity parecía resignada. -Es sólo que parece que lo que sea que hacemos… ¿Cómo podemos detener algo que puede flotar hasta las ventanas? ¿Algo que vive dentro de los espejos?-. Aunque la mención de las imposibles huellas era suficiente para enviar una ola de carne de gallina por sus brazos, Luz no iba a admitir la derrota.

-No lo sé- bajó la voz de nuevo. -Pero sentarse en una habitación oscura y mecerse no va a ayudar, ¿o sí?-.

Amity se rio por primera vez en mucho tiempo. -Tienes razón. Vamos a tomar el autobús hacia Oxsley. Y reconozco que es hora de un poco de azúcar, también, estoy muerta de hambre-. Simplemente el pensar en comida hizo que su estómago gruñera.

-De acuerdo. Tampoco le diría que no a un poco de chocolate. Pero primero tengo que usar el baño- le informó.

Salieron de la sala e inmediatamente se encontró más ligero y más fresco, como si la sala existiera en su propia dimensión.

David, el enfermero, les mostró los baños más cercanos. Luz tenía que admitir que empezaba a sentir la aversión de Edalyn por las habitaciones con espejos, especialmente después de lo que Amity le mostró anoche. -Espérame aquí, ¿sí?-.

Ella entendía su nerviosismo. -Claro-.

Luz entró al baño, decepcionada al encontrar ambos cubículos vacíos. Una sola luz zumbaba sobre su cabeza, llenando la habitación con luz blanquecina y dura. Había un espejo sobre el lavabo, pero ella explícitamente apartó la mirada de él, sabiendo que si miraba con la suficiente fuerza, no estaría sola en la habitación. Hizo sus cosas tan  rápidamente como le fue posible, pero, tanto como quería salir de habitación, tenía que lavarse las manos o se sentiría sucia por el resto de la mañana. Evitando mirar su reflejo, Luz se lavó las manos bajo el grifo.

Ahí fue cuando se dio cuenta por primera vez.

Donde levantó las mangas de la chaqueta para evitar mojarla, vio un rasguño irritado. ¿Cómo se había hecho eso? No sangraba; era más como una cicatriz que había sanado. Sacudiéndose el agua de las manos, subió la manga más arriba.

Su boca se abrió. Había cortes por todo su brazo.

-¿Qué rayos…?-.

Feroces rasguños surcaban su piel, algunos de un centímetro o dos, la mayoría de ellos pequeños arañazos, pero otros cortes gruesos. En desesperación, Luz se subió la manga derecha y encontró que era igual.

Sus brazos se encontraban cubiertos de cortes que nunca ocurrieron.

Sus brazos se encontraban cubiertos de cortes que nunca ocurrieron

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Decline - TOH AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora