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El olor a vainilla del aromatizante impregnado en aquellas paredes blanquecinas llevaba el éxtasis a otro punto etéreo. Podía sentir la marcha de hormigas de los pies a la cabeza, bien se dice que cuando estás con la persona correcta el sentimiento jamás caduca.

-Nos van a escuchar.

-No lo creo, la casa es muy grande.

-Si, Jungkookie, pero no solo la casa es grande. -dijo evidente mirando deseoso hacia abajo.

Reí por lo bajo y cerré la puerta cristalina de la regadera con suma decisión.

-Ese es tu castigo, precioso. Hoy no puedes ser ruidoso, tus gemidos deben parecer murmullos. -dije seductivo.

-Jungkookie.

-No te preocupes, amor, puedes morder todo lo que quieras para lograr contenerte.

El agua caliente comenzó a pegar sobre nuestras cabezas, pero no lograba compararse a la alta temperatura en la que se encontraban nuestros cuerpos. Taehyung se pegó a mi pecho como si se tratase de imanes, comenzó a restregarse contra mi en necesidad moviendo sus caderas sin un ritmo en específico. Apreté ligeramente su cintura al sentir tan delicioso mover contra aquel punto tan destructivo.

-Estás intentando tomar el control. -acusé con voz grave.

-Si cambias de opinión te daré una recompensa. -dijo mientras masajeaba mi erección.

Me costó, vaya que me costó no flaquear ante él y sus tentadoras propuestas. Pero mi lado dominante era mayor a cualquier síntoma causado por Taehyung, y es que el verlo tan apetecible frente mío con sus ojos cargados en lujuria y deseo, aquellos cerezos labios siendo mordidos y su precioso y delicado cuerpo siendo empapado por las gotas de agua hirviendo; me devolvió al punto en el que había iniciado.

Lo alcé con gran determinación, robándole un suspiro al instante. Senté a Tae en el asiento de mármol acondicionado en la regadera, comenzando a besar ese dulce cuello mientras pasaba mis palmas por el caramelo que era su cuerpo, termine atendiendo su erección con besos que callaban sus jadeos. Abrí sus piernas para tener acceso a la rosada entrada, Taehyung llevó sus brazos a mis hombros cuando comencé a sobar está intentando dilatarla un poco con el agua. Hice un recorrido de su cuello hasta sus pezones comenzando a darles vuelta con mi lengua que en aquellos momentos parecía ser toda una experta. Metí mi dedo en su entrada sintiendo sus uñas clavarse en mi hombros, sacaba este una y otra vez esperando a que mi chico estuviera lo suficientemente preparado para recibirme.

-Mgh.., Jungkookie. -decía entre jadeos. -Por favor.

-Guarda esos preciosos gemidos. -dije besando sus labios. -Hoy vas a contenerte. ¿Estás listo para mi?

Tae junto nuestras miradas atraídas la una por la otra, besó con mayor detenimiento mis labios mientras se acomodaba mejor en su posición.

-Siempre.

Fue como el pase libre al cielo, cuando después de acomodar mi extensión hacia su entrada, me dejé enterrar sintiendo al momento ese apretar tan delicioso de sus paredes contra mi miembro. Taehyung mordió mi labio inferior callando ese gemido que prometía ser alto, vaya que fue difícil también para mi contenerme cuando estar dentro suyo me hacía sentir volando.

-Tan apretado. -murmullé con dificultad.

Enrollando sus piernas en mi cintura dándome mayor acceso, mientras yo colocaba mis palmas en su cadera ayudando el movimiento al salir y entrar de él con agilidad. Comenzó con aquel ritmo lento y placentero, pero cuando ya ambos estuvimos acostumbrados y llegamos a nuestra sincronía, comencé a salir y entrar de él como si dependiera de ello.

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