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¡Hola! ¡Hola!... No los olvide, tampoco morí ni mucho menos andaba de rumba ¡Olé!... He recaído en el vicio de andar tras los pokémones ... para superar el bloqueo solamente, ¡Lo juro! ¡Relax! :P jaja ... Tratare de actualizar como antes, una vez por semana pero no prometo nada. Hagamos changuitos para que la inspiración me encuentre y pueda seguir escribiendo cada continuación. 

A/N: Esta historia es AU. Contiene drama (lease conforme a su tolerancia y aceptación).

~x~

Una semana después, Hermione estaba al borde de la desesperación y frustración. Hacer berrinches no funcionaría de nada, pero no podía evitarlo. Estaba segura de que la Señora Pomfrey la odiaba, o quizá estaba desquitando con ella su aburrimiento.

No solo le había obligado a tomar una poción horrible por una semana entera, sino que también le había prohibido volver a jugar y entrenar por dos semanas. Harry comprendió la situación y le aconsejo que lo tomara como un pequeño descanso, pero Ronald no había reaccionado de la misma forma. Incluso había tratado de enfrentar a la enfermera pero esta lo amenazo con decirle a McGonagall sobre su molesta actitud.

Así que ahí estaba, observando desde las gradas con la impotencia al máximo por no poder estar entrenando junto a su equipo. Harry le había aconsejado que no asistiera ya que eso aumentaría su frustración, pero ahí estaba. Después de los primeros veinte minutos, finalmente cediendo ante el razonamiento de su amigo; Hermione se marchó de nuevo al castillo.

Volver a los dormitorios era una idea que descartaba, ya que Lavender o Ginny seguramente se encontrarían en la Sala Común, y al verla la seguirían hasta su habitación. Por lo que opto en ir a la biblioteca, ahí contemplaría una verdadera obra de arte con al cual el tiempo transcurriría deprisa. Al llegar, como era costumbre, el lugar estaba en silencio y casi ningún alumno merodeaba entre las estanterías.

Hermione camino por los pasillos ya familiares, pero un metro antes, todavía protegida por una estantería, la castaña observo a las dos personas sentadas susurrando entre si.

Fleur no ocupaba su silla habitual, sino que se encontraba sentada al lado de Neville con un montón de libros frente a ambos. Los dos chicos, desde donde ella se encontraba, parecían estar sentados muy de cerca. Sus hombros estaban casi rozándose. La castaña apretó los puños con enojo e inhalo profundamente, necesitaba mantener la calma para no cometer una locura, pero a quien demonios le importaba....Así que con una sonrisa y falsa tranquilidad, tomo asiento frente a los dos amigos. 

Fleur alzo la mirada de su pergamino esperando encontrarse con Katie, pero en su lugar estaba Hermione sonriendo y mirándola fijamente. Sus ojos azules se abrieron un poco más de lo normal con sorpresa, y por inercia se volvió hacia su amigo que parecía mas  sorprendido que ella.

-Hola chicos, ¿cómo están?

Neville le observo en silencio, y por un instante se volvió hacia su amiga, pero Hermione nuevamente aclaro su garganta atrayendo su atención.

-Se toman muy enserio la regla del silencio, ¿verdad?

Fleur le sonrió por primera vez desde que llego, y sin importar la mirada cuestionante de su mejor amigo, asintió. Su mano dejo la pluma a un lado y cuestiono a la bruja a través de un gesto.

-Fue inútil tratar de convencer a la señora Pomfrey. No puedo volver a los entrenamientos hasta dentro de una semana más así que...

-¿Qué es lo que quieres? –Le interrumpió Neville con rudeza, provocando que Fleur desviara su atención hacia él.- No vamos hacer tus deberes.

Entre tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora