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Su corazón se aceleraba cada vez más conforme se acercaba la tienda de dulces.

Hermione sintió la culpa y adrenalina a través de su cuerpo. La diversión del día lentamente se extinguía; y si no fuera por el agarre suave pero firme de su acompañante saldría corriendo a buscar un lugar seguro.

La joven abruptamente se detuvo ante su pensamiento lleno de cobardía. Fleur sintió la rigidez de su cuerpo y no pudo evitar mirarla.

No había nada que decir cuando la mirada llena de pánico era evidente.

No había nada que reprochar cuando esas posibilidades siempre estuvieron presentes.

Su tiempo compartido hasta el momento había tenido sus altibajos; buenos y desconcertantes, pero este sería uno de los que demostraría la disposición de Hermione para cambiar... Para otorgarle a Fleur su lugar. 


-Aún estamos a tiempo de dejar atrás esto. Si no estás lista...

Hermione sacudió su cabeza y apretó sus manos entrelazadas.

-No. Yo... Yo puedo, yo quiero... pero no puedo evitar sentir miedo.

-¿Miedo? –Repitió la rubia en voz baja, sin querer incomodarla.- ¿Por qué?

-Porque a veces lo correcto puede hacerte sentir mal; y lo malo también puede hacerte sentir bien. –Contesto Hermione tras inhalar profundamente.- Todo depende del enfoque, y el mío está cegado por las inseguridades. Yo... no quiero perder todo lo que he logrado, pero tampoco quiero seguir dependiendo de las opiniones de otros.

Fleur agradeció que los enormes anaqueles del bazar les proveyeran un momento de privacidad, lejos de las miradas o presencias extrañas. Contemplar a la castaña flaquear provoco un sentimiento de tristeza profundo, uno que por instantes la hizo cuestionarse así misma.

¿Qué pasaría si ella fuera diferente?

¿Las cosas serían más fáciles si cumpliera con el estándar de belleza?

La rubia trato de acallar los recuerdos de incontables intentos de su madre para que fuera alguien más femenina y bonita: "Alguien de quien se pudiera sentir orgullo por elegirla".

El silencio entre ambas fortalecía cada inseguridad. Tanto ella como Hermione tenían demonios que enfrentar, pero Fleur no imagino que en el proceso los suyos empezaran a salir a flote.

Sin saber cómo proveer el consuelo necesario, la rubia poso sus manos por inercia en las mejillas de Hermione y las acaricio con cuidado. En silencio suplico que la chica no se alejara; que no huyera de sus sentimientos por ella. Que tal vez pudiera ver más allá de lo superficial y aun así pudiera reconocerla como alguien que valiera la pena.

La castaña empuño sus manos e inhalo profundamente para calmar su ansiedad.

¿Desde cuándo había cedido el control de su vida?

¿Por cuánto tiempo más tendría que soportarlo?

Fleur merecía alguien mejor... pero ella no estaba dispuesta a renunciar. Por ella y sí misma, tenía que terminar con todo.

-No quiero renunciar a ti, Fleur. –Exclamo la joven observándola.


Los estudiantes que transitaban por el lugar pasaron por alto a la pareja y se adentraron a la tienda. Hermione se tomó unos segundos para respirar profundamente y esta vez fue ella la que abrió el paso hacia la tienda.

Entre tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora