Citrus: Volver a verte

Inténtalo una vez más

—Yuzu... ¿Me dejarías volver a enamorarte?

Esa frase había sido demasiado para el estado emocional de Yuzu, no supo en que momento las lágrimas comenzaron a escapar, empapando sus mejillas. Mei la miraba tiernamente, quitando todas y cada una de las lágrimas que caían, se acercó poco a poco para besar su mejilla y esperar una respuesta.

Cuando Yuzu logró calmarse un poco habló aun sintiendo un nudo en la garganta.

—M-mei, n-no, no puedo pasar por esto de nuevo... —la cabeza de Yuzu comenzaba a punzar, era mucho el esfuerzo que estaba haciendo para contenerse—, mi corazón no lo soportará una vez más.

Mei hizo que Yuzu la mirara a los ojos, ella entendía lo que estaba diciendo y aun así no quería retroceder. Tomó el collar que siempre llevaba puesto y lo sacó de debajo de su blusa para que la rubia la mirara, a Yuzu le brillaban los ojos cuando lo vio.

—Sé que mis decisiones han sido egoístas, que en el pasado fue mi culpa que sufrieras tanto —Mei tomó las manos de Yuzu y las beso—, Yuzu yo sé que es mi culpa que estemos en esta situación —las lágrimas también habían alcanzado a Mei—. Pero te prometo que haré todo para compensar el tiempo perdido, para sanar tus heridas y lograr que me ames de nuevo, quiero formar una familia contigo, con Ikki y Yukiko. —la pelinegra recargó su cabeza en el hombro de su amor— Por favor, perdóname por el daño que te he hecho, yo ya no puedo hacer nada por el pasado, pero si por nuestro presente y futuro... —el llanto de Yuzu se escuchaba más fuerte cada vez— déjame amarte como te lo mereces, por favor dame otra oportunidad...

A Mei le partía el corazón escuchar el llanto de la rubia a todo pulmón, Yuzu la había abrazado pegándola a su cuerpo que temblaba y se contraía por el llanto, la rubia no sabía cómo reaccionar ante sus palabras, había querido escuchar a Mei diciéndole que la amaba y que quería estar junto a ella por tanto tiempo, que no creía que ese día hubiera llegado.

Las cosas para Yuzu empezaron a tener sentido y sabía que esta era la oportunidad de preguntar todas aquellas cosas que le rondaban por la cabeza, era ahora o nunca y con eso podría tomar una decisión. Ya más tranquila se alejó de Mei y la miró, tenía la nariz constipada y los ojos hinchados, pero eso paso a segundo plano cuando vio la determinación y la sinceridad en el rostro de la pelinegra.

—Primero quiero que hablemos con la verdad —Yuzu como un movimiento mecanizado comenzó a girar el anillo que llevaba en la mano—, quiero preguntarte algo que no creo que me deje en paz si no lo saco ahora.

—Me parece justo que hablemos con la verdad —Mei de verdad creía que ya era hora de hablar.

—¿Por qué me dejaste? ¿Acaso no era yo suficiente para ti? —la rubia no pudo evitar el dolor en sus palabras mientras bajaba la cabeza.

—Mírame y escucha bien lo que voy a decirte —Mei tomó delicadamente a Yuzu del mentón haciendo que levantara la cabeza—. Tú siempre fuiste más de lo que merecía, incluso a veces me encontraba preguntándome qué había hecho yo para tener a una persona tan extraordinaria como tú en vida —el corazón de la rubia estaba latiendo con una fuerza que hace años que se le había ido—, pero fui cobarde, me aterraba la idea de fallarle a mi abuelo y a mi padre, yo tenía... —se corrigió—, tengo responsabilidades muy grandes. Es difícil ser educada para ser un ejemplo, para ser perfecta y luego encontrarte con alguien que contradice todo lo que tu creías, no me quiero justificar con eso, pero ahora comprendo que el peor error de mi vida fue dejarte ir... porque mi vida no ha sido más que miserable desde que te fuiste... —recordó algo— hasta que supe de Yukiko, ella es lo único que me mantiene en pie.

Yuzu quiso llorar de nuevo, pero se aguantó las ganas, quería abrazar a Mei, besarla y decirle lo mucho que la amaba, pero todavía había algo que se lo impedía.