Yuzu

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Estaba en mi oficina, trabajando con la que ya era mi empresa desde hace poco menos de un año, han pasado tantas cosas desde que me fui de Japón para estudiar en el extranjero junto con Harumin, tantas cosas que no sé por dónde empezar.

Durante toda ésta semana he estado pensando demasiado en ella, en la que me quita el sueño a pesar de todo lo que he vivido, es extraño porque ha venido más a mi mente últimamente.

Pensé en la última vez que vi a Mei... la última vez que supe de ella fue cuando fui a hablarle sobre un futuro con ella, aquella vez que le propuse matrimonio y que por su terquedad no pudo aceptar, diciendo que eso no era posible.

Aún recuerdo el dolor que sentí cuando leí la última de sus notas...


Mi mente empezó a divagar sobre aquel día, había conseguido hablar con ella después de meses de sufrimiento, me sentía realmente feliz por dentro aunque estaba asustada, pero en el momento en el que la abrace y me dijo que no podía soportar ser solamente mi hermana sentí que realmente había ganado, que probablemente tendríamos una posibilidad, así que me arriesgue a hacer algo que me nació solo.

—Puedo ser idealista, — empecé y desabroche el collar que llevaba con ella — actúo inmediatamente sin pensar, pero... — tomé el anillo que llevaba en el —Juro que te amaré más que a nadie en este mundo. Así que, por favor, cásate conmigo.

Extendí mi mano para que pudiera responderme, la vi llorando, pero cuando vi que la tomaría creí que teníamos un futuro juntas, luego la vi dudar y antes de que pudiera resistirse me acerque más y le tomé la mano yo.

La besé con todo el amor que le tenía y fue cediendo poco a poco.

—Huye conmigo, por favor. Vámonos de aquí y seamos felices juntas.

No recibí respuesta, pero cuando comencé a jalarla para salir no opuso resistencia, así que creí que estaba de acuerdo. Salimos corriendo, nos venían siguiendo, pero Matsuri nos ayudó para escapar de ahí. Por lo visto no era lo único que había previsto porque subimos rápido a un auto y un hombre condujo hasta un hotel cercano al departamento dónde vivíamos con mamá.

Era consciente de que no podíamos volver ahí, sería el primer lugar donde la buscarían así que creímos que eso sería lo mejor quedarnos aquí por hoy. Matsuri se fue a su casa y ambas entramos a la habitación que rentamos.

—No creí que realmente aceptarías, — la abracé por la espalda — no sabes lo mucho que me haces feliz.

Ella volteo para mirarme y me besó, me besó tan intensamente que me tomó por sorpresa, en ese beso me estaba diciendo todo lo que sentía y con gusto le correspondí. Todo poco a poco se fue haciendo más caliente alrededor, finalmente terminamos haciendo el amor durante gran parte de la noche.

No podía sentir otra cosa que felicidad, todo era tan hermoso... hasta que desperté al día siguiente.

Pensé que al despertar lo primero que vería sería al amor de mi vida, pero lo único que encontré fue el mismo vacío que me llevaba atormentando durante meses, me levante y vestí para ver si Mei estaba en el baño, no había nadie por ningún lado. Empecé a entrar en pánico hasta que vi una hoja en la mesa de noche que estaba junto a la cama, sentí que mi sangre se helaba cuando me acerqué a ella.

«Por favor, no más de sus notas» pensé, la abrí con la esperanza de que dijera que había salido a comprar algo y que luego volvería. Me equivoque.

Yuzu:

Te amo, pero esto no puede ser, soy inmensamente feliz contigo, pero no puedo soportar decepcionar a mi abuelo, sé que él nunca aceptará algo como esto.

Citrus: Volver a verteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora