Capítulo 11.- Los recuerdos de una extraña.

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Frieda se despertó temprano, como siempre lo hacía. Desde que había llegado a ese lugar era la primera de su cabaña en salir y a veces la última en dormirse.

Sentía que no estaba en el lugar correcto a pesar de que todos (o casi todos) la trataban bien. Tal vez su sensación de sentirse como una extraña ahí era el tatuaje en su antebrazo derecho. Desde su llegada ese tatuaje le había traído problemas, los campistas en un principio la veían con recelo, como si se fuera a convertir en una gorgona que iba a empezar a atacarlos y a arrancarles la cabeza. ¿La solución a eso? Empezar a vendarlo, aunque en su corazón sentía que era un sacrilegio y que estaba mal ocultar algo de ella, algo que le decía su conciencia que era importante y debía cargarlo con orgullo. Era lo único que tenía de una vida que no recordaba.

Con un suspiro acarició el dibujo. En el había una lira, clara referencia a ella ser una hija de Apolo, debajo estaban las letras SPQR y abajo había 3 líneas. Trataba de recordar qué significaba, pero el intentarlo solo hacía que le doliera la cabeza. Cerró los ojos con coraje, era necesario saber qué significaba aquello. No sabía si tenía familia, una madre, un novio.

Con ese último pensamiento, unas palabras llegaron a su cabeza: Senātus Populusque Rōmānus.

El Senado y el Pueblo Romano.

Abrió los ojos y se levantó de un golpe dándose en la cabeza con la litera de arriba.

“Oww.” Se quejó llevándose una mano al lugar herido, pero no tenía tiempo para eso.

Se puso de pie, del cajón que había debajo de su cama sacó un cambio de ropa y corrió a uno de los baños de la cabaña. Se cambió de inmediato y al salir solo arrojó la pijama en su litera, sin molestarse en tenderla.

Eran las 7 de la mañana y el campamento estaba en silencio total aún; las actividades iniciaban a las 9 con el desayuno. Frieda sentía que era pecado estar acostada pasadas las 8:30, ella era un alma madrugadora.

Corrió hacía la cabaña 13, sabía que las arpías dejaban su ronda a las 7:30 y tenía que llegar a su destino antes de que alguna apareciera y se la comiera.

Al llegar a su destino, aporreó la puerta con fuerza.

“¡Levi! ¡Abre la puerta! ¡Tengo algo que decirte!”

No obtuvo respuesta, de entre los árboles escuchó el claro sonido de alas.

“¡Levi! ¡Me van a comer las arpías! ¡Aperi ianuam dampnas!” gritó.

Ella no era una persona que dijera palabrotas, pero sabía que el chico no entendía en otro idioma. La puerta se abrió de golpe, revelando el rostro adormilado de Levi.

“¡¿Qué mierda haces a esta hora aquí, Frieda?!”

“¡Déjame entrar!” exclamó ella y lo hizo a un lado para entrar y cerrar la puerta.

Volteó a verlo y Levi la miraba con el ceño fruncido. Una expresión común en él, pero esta vez había algo diferente.

“¿Qué?” Preguntó.

“¿Se puede saber en qué idioma me estabas gritando? Porque eso no sonaba como griego.”

Ella abrió los ojos sin entender. “No sé de qué me hablas, te grité que abrieras la maldita puerta.”

“Eso no sonó así.”

Abrió la boca para quejarse, pero la volvió a cerrar dándose cuenta que era verdad, había hablado en otro idioma.

“Latín.” Dijo sin pensarlo.

“¿Latín?” Preguntó Levi cruzando los brazos. “Eres peor que yo en la clase de griego, pero sabes latín.”

“S-sí. ¡Y ya sé por qué!” Le mostró su tatuaje con una sonrisa. “¡Ya sé qué significa!”

“Felicidades, ahora largo y déjame dormir.”

Dejó caer los brazos a los lados y le lanzó una mirada de desagrado a Levi.

Quisiera él o no, era su único amigo y persona en la que confiaba en ese lugar. No sabía por qué, dado que todos aparentemente le tenían miedo y más de uno le había dicho que se alejara de él, pero Levi fue el único no demasiado ocupado para mostrarle el campamento y eso se lo agradecería siempre. Aparte de que era también el único que no miró con recelo su extraño tatuaje. Él y Erwin, aunque con el segundo rara vez cruzaba palabra.

“Senātus Populusque Rōmānus.” Recitó Frieda levantando el brazo. “Eso significan las letras.”

“Déjame adivinar, eso también es latín.” Dijo Levi con desgano ladeando la cabeza.

“Elemental, mi querido Watson. Y su traducción es El Senado y el Pueblo Romano.

Levi enderezó su postura y Frieda pudo notar algo cambiaba en su semblante.

“Tenemos que ir a ver a Erwin.”

Sin esperar respuesta por parte de ella la tomó de la muñeca y la arrastró a una esquina.

“Levi, ¿qué…?”

No terminó la pregunta, que en cuanto él puso un pie en la sombra ella sintió que era tragado por una extraña neblina oscura que la hizo sentirse mareada y antes de que pudiera asimilarlo ya estaba en la cabaña de Zeus. Levi la soltó y ella terminó en el piso, mareada y con ganas de vomitar.

“¡¿Qué diablos fue eso?!” exclamó enojada.

“Viaje por las sombras, el mareo es normal, te vas a acostumbrar.”

Frieda no necesitaba acostumbrarse a eso. Vio a Levi avanzar a uno de los nichos que había.

La cabaña de Zeus extrañamente no tenía camas o literas, era más un mausoleo tétrico, frío y con sensación de tumba. Se preguntó como era que Erwin soportaba dormir en un lugar así.

“Cejas, despierta, Frieda recordó algo.” Notó como Levi pateaba la base de madera que había y como un muy dormido Erwin se quejaba.

“5 minutos más.”

“Mueve el culo, Erwin.”

“Lenguaje, maldito duende del demonio.”

Frieda sonrió ante la interacción y algo muy, muy al fondo de su cabeza le decía que ya había visto algo similar, igual a dos chicos molestándose con apodos e insultándose el uno al otro.

“Eres un rubio idiota, ¿lo sabías?”

“Me lo dice el rubio idiota con el cabello largo.”

Escuchar eso hizo que su cerebro empezara a punzar y le doliera la cabeza. Se llevó las manos a las sienes y empezó a masajear, no ayudaba en nada pero esperaba que su hipocondría le dijera lo contrario.

“¿Estás bien?” notó la mano frente a ella y la tomó para ayudarse a ponerse de pie.

Al levantarse y ver sobre el hombro de Levi, vio a Erwin de pie a lado de su cama. Estaba sin camiseta. Frieda sintió las orejas arderle y de inmediato volteó a otro lado agradeciendo la penumbra del lugar, así no notarían su cara roja.

Controlarte, Frieda. Piensa en la biblia. Recuerda que tienes novio.

La vocecita en su cabeza pensó eso con demasiada convicción. ¡Tenía un novio!

“¡Tengo novio!” Gritó emocionada. Levi la observó con una ceja arriba.

“¿Otro recuerdo?”

“¡Si! Ver a Erwin sin camiseta me sirvió para recordarlo.”

“¿Qué tiene que ver Erwin sin camiseta con eso?” Levi cuestionó frunciendo el ceño.

“Eso no es relevante en éstos momentos, no vinimos a eso, ¿o sí?” Quiso desviar el tema.

“Supongo que no, vinimos por lo de estar sentado en popó Romulano.”

“¿Qué?” Preguntaron ella y Erwin al mismo tiempo.

“Lo de tu brazo.” Señaló Levi.

Frieda se sintió ofendida y no sabía exactamente por qué.

“Es Senātus Populusque Rōmānus, no sentado en popó Romulano.”

“Suena igual.”

“El Senado y el Pueblo Romano.” Dijo Erwin y se acercó a ellos. “SPQR. Sabía que me sonaba.”

“¿Y se puede saber cómo es que sabes eso?” preguntó Levi.

“Se le llama poner atención en clase de historia, Ackerman, te recomiendo que lo hagas.” Erwin puso su atención en ella. “¿Puedo?”

Frieda entendió a qué se refería y levantó su brazo. Erwin se acercó un poco más y empezó a estudiar el tatuaje en su brazo, pero luego de un momento se sintió rara, dado que el chico no decía nada. Volteó a ver a Levi y este solo puso los ojos en blanco.

“Oe, niño bonito, estás poniendo nerviosa a Frieda, te recuerdo que el título de raro del lugar lo tengo yo y no lo pienso compartir.”

Erwin se alejó y volteó a ver al hijo de Hades.

“Estaba estudiando el tatuaje, será mejor ir al techo.”

Frieda no entendía de qué hablaban, pero Erwin le hizo una señal con la cabeza de que los siguiera y así lo hizo. Subieron una escalera que estaba situada detrás de la estatua de Zeus y salieron por una trampilla. Dejó escapar un ruidito de sorpresa cuando estuvo afuera, desde el techo de la cabaña tenía una vista hermosa del Long Island Sound y el sol saliendo de entre las montañas del otro lado.

“Estos sí son buenos días.” Comentó contenta.

“Este lugar es la única cosa interesante de la cabaña.” Admitió Erwin y ella volteó a verlo con una sonrisa. No le iba a extrañar que él prefiriera dormir ahí que dentro de la cabaña.

“¿Entonces?” Preguntó Levi a Erwin y ella de pronto sintió que esa pregunta era la continuación de una conversación.

“Nuestra conversación de hace un mes. Creo que después de todo, no fue una simple teoría. ¿Qué probabilidades hay de que después de las cosas que te dijeron tu padre y tu madrastra haya llegado una semidiosa con un tatuaje en el brazo que literalmente tiene la palabra Romano?”

Frieda se sintió perdida y levantó la mano.

“¿Me pueden decir de qué hablan? Estoy perdida y algo nerviosa.”

Erwin le hizo un resumen, todo iniciaba con la desaparición de una hija de Apolo, mejor amiga de ellos dos y por la expresión de tristeza en la cara de Levi a la mención de esta, muy probablemente estaba enamorado de ella. A Frieda se le enterneció el corazón al pensar en el gruñón hijo de Hades enamorado, debía ser muy torpe.

El relato siguió con una conversación de Levi con Hades y que la Reina Perséfone sabía que ella iba a llegar. Frieda veía todo eso demasiado fantástico, sobretodo el hecho de que los dioses vieran o recibieran a un semidiós con tanta facilidad. No sabía por qué, pero sentía cierta envidia de saber que ellos tenían un acceso tan directo con los olímpicos.

Los tres se quedaron en silencio un rato. Por el ruido a su alrededor, el campamento empezaba a despertar.

“Entonces…” empezó a decir Frieda, pero realmente no sabía qué decir. “Me está doliendo la cabeza, ¿en serio están insinuando que hay una versión romana de los dioses?” otro silencio reinó en el lugar. “Y si soy honesta, no la encuentro para nada descabellada.”

*Frieda*: ¡Hola a todos! Soy nueva aquí y espero nos llevemos bien

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*Frieda*: ¡Hola a todos! Soy nueva aquí y espero nos llevemos bien. Tengo unas cuantas cosas que decirles por parte de la escritora. Primero me pidió que viniera sola, algo de que Levi quería matarla, no sé si lo entendí bien, pero bueno.

Me pidió les informara que las actualizaciones serán cada dos semanas, para ya saben, adelantar la historia y que al fin me diga que hago yo aquí.

También para agradecerles a los que leen, dejan su estrellitas o comentarios, dice esas cosas la hacen tremendamente feliz, como cuando Levi hace que un esqueleto en armadura griega persiga a un campistas. Cada quién es feliz a su manera, yo no soy nadie para juzgar.

Gracias a Averdia por revisar el capítulo y asegurarse de que tenga sentido. ¿Alguien sabe si ella tiene las respuestas que busco?

Finalmente, para presumir el pequeño banner que esta estrenando la historia. Según Sayriina lo ha visto en otros fics ha estado leyendo y le gustaron tanto, que ella quiso hacer uno.

Y esto ya esta muy largo... Me despido y nos leemos en el siguiente capi...

*Levi aparece*: ¿Has visto a la escritora?.

*Frieda sin voltear a verlo*: Mmm... Nop.

*Levi*: Entonces, ¿qué haces aquí?.

*Frieda no responde y se va corriendo.*

Las Hijas de ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora