Desde que estoy contigo

Prioridades

-¿Dónde está él?- le preguntó a la figura femenina. Sus ojos destilaban odio puro a la mujer que se había atrevido a engañarlo.

Sonrió con astucia- lejos de tus cochinas manos- aseguró con firmeza- no dejaré que llegues a él de ninguna manera- agregó perdiéndose entre los árboles a su espalda llamando con un silbido a todos aquellos lobos que desaparecieron con ella.

-Less- una voz detrás de él llamó su atención- tenemos que irnos ahora- dijo con seriedad tomando el brazo de su compañero.

-¿Irnos? ¿Estás loco?- preguntó mirándolo furioso.

-Él loco serías tu si no le haces caso a tu amigo- sonrió triunfante Gaia mirando a los alrededores.

Less dirigió su vista a su alrededor, su plan estaba frustrado, las hordas de enemigos habían sido casi aniquiladas, había más guardias del pueblo asistiendo a los guardias que habían dado batalla aquella noche junto con Alexby que seguía de pie a pesar de su cansancio.

-Vive hoy... destruye mañana- le susurró Red antes de desaparecer en una especie de torbellinos de hojas.

Less sonrió con malicia, pero aun así en su rostro se notaba la frustración por su plan fracasado. Se cuestionaba si el maldito de Lobo Nocturno ya conocía sus intenciones y si ya sabía de él, de lo que había hecho, de lo que tenía planeado hacer y de a quienes tenía bajo su poder en aquellos momentos.

-Díganle al cachorro nocturno, que la próxima vez no tendré piedad con su compañera, que sea un verdadero alfa y me enfrente- dijo antes de desaparecer del lugar.

Luzu se dispuso a seguirlo, pero Gaia lo detuvo interponiéndose frente a él- prioridades joven héroe, prioridades- le dijo señalándole el destruido pueblo que requería atención de inmediato; a los guardianes y Alexby que se encontraban básicamente tirados en el suelo por el cansancio. Corrió hacia su amigo para ayudarlo.

-¿Estás bien Alexby?- preguntó preocupado por los cortes en su cuerpo.

-Si, descuida, no son tan profundas como parecen, sobreviviré- dijo en tono gracioso, su sonrisa se apagó de golpe- pero Karmaland- dijo dolido al ver como el 80 por cierto de su hogar había sido destruido.

-Puede reconstruirse-.

-Merlon-.

El anciano se acercó hasta ellos con paso firme y decidido, observando por un momento a ambos jóvenes, asegurándose de que sus heridas no eran tan graves. Y luego, centro su completa atención en aquella joven mujer de cabello corto y rojizo cual fuego de hoguera, el color de sus ojos era de un gris claro muy poco común... esa mirada que él ya había contemplado.

-Has crecido mucho, Gaia- dijo en tono afable con una leve sonrisa y haciendo una pequeña reverencia. La joven devolvió la reverencia asintiendo muy calmadamente.

Luzu y Alexby se miraron con la boca abierta sin entender lo que sucedida.

-¿La conoces Merlon?- preguntó Luzu aún bajo su asombro.

El anciano asintió con calma- pero ahora eso no es lo importante, hay cosas que hacer- sentenció el anciano poniéndose en marcha- yo me haré cargo de nuestra invitada, regresen a casa a curar sus heridas, nos veremos más tarde-.

Merlon continuó su camino seguido por aquella mujer dejando a ambos jóvenes sin saber la conexión de su relación.

El pueblo se puso en movimiento por las direcciones de Cerdus Gil, su alcalde. Varios guardias fueron designados a cuidar y reforzar las entradas de Karmaland, se armaron pequeños grupos para intentar encontrar a los perpetradores de tan horrible acontecimiento, otros grupos fueron a los pueblos vecinos para poner sobre aviso a sus alcaldes para que tomaran las medidas de seguridad necesaria. Por otro lado, fueron los mismos aldeanos quienes se pusieron manos a la obra para apagar los pequeños incendios y reconstruir sus casas, al mismo tiempo que otros rellenaban los pequeños cráteres que había quedado como resultado de las explosiones.