-Vegetta, dijiste que viste cuando lo estaban ocultando- su voz seguía siendo profunda- ¿recuerdas quien fue y dónde?- preguntó manteniendo la calma en su voz.
-Mi madre... fue mi madre- respondió aún bajo su transe.
-¿Tu madre? ¿Cómo se llama tu madre?-.
-Conoces su nombre- susurró Rubius antes de que Vegetta contestara.
Gaia pasaba de uno a otro haciendo preguntas pero parecía que ya no iban a responder. Cómo si algo se lo impidiera. Todo era muy sospechoso, aquel silencio la incomodaba.
-Vegetta no proteges el cristal, entonces ¿Qué proteges?-.
-No, no... Osito ¿Dónde está osito?- preguntó moviéndose de un lado a otro.
-El templo...- susurro Rubius- al inicio del desierto... el templo-.
Ya ninguno volvió a decir nada, ni responder preguntas ni decir algo por cuenta propia, parecía que sólo estaban durmiendo muy tranquilamente en su habitación.
Gaia sintió su presencia detrás de ella, Merlon había estado escuchando con atención lo que ambos muchachos decían.-Algo te suena ¿Verdad Merlon?- no recibió respuesta alguna.
-Despiértalos- le ordenó- ya no te dirán nada más- agregó- si mis sospechas son ciertas ellos tienen prohibido hablar de más-.
Sus ojos se abrieron pesadamente, aún se sentían confundidos y adormilados. La joven y el sabio anciano no sabían la información que ambos decidieron guardar para sí mismos, ya que no podían fiarse de ella aún completamente.
Vegetta, aún apoyado sobre las piernas de Rubius apoyo su mano sobre su cabeza.
-¿Te siente bien?- preguntó su esposo.
-Si chiqui, no te preocupes- respondió poniéndose de pie con su ayuda- ¿fue de ayuda lo que averiguaste Gaia?- preguntó mirándola seriamente.
La joven se cruzó de piernas sobre la silla, analizando la poca información que consiguió- no es mucha- suspiró resignada- al parecer tu no proteges el séptimo cristal sino otra cosa-.
-¿El qué?-.
-Si no lo sabes tú ¿cómo supones que yo lo pueda saber?- respondió- también, Rubius hablo de un templo, un templo al inicio de un desierto-.
-¿Un desierto?- preguntó Rubius tratando de recordar en que momento habló sobre un desierto- pero no hay ninguno cerca de Karmaland- agregó- hemos recorrido extensamente los territorios cercanos al pueblo y jamás nos hemos topado con un desierto-.
Un silencio volvió a apoderarse de aquel lugar.
-Rubius vámonos- ordenó Vegetta volviendo a ponerse su máscara de lobo nocturno.
Gaia y Merlon se sorprendieron ante su actitud, notaron que el más fuerte de los héroes se había puesto algo incómodo ante la mención de aquel templo.
-Espera Vegetta- lo detuvo Gaia- ¿qué es la perla verde de la derecha?- preguntó nuevamente.
-No lo sé- respondió saliendo de la habitación seguido por el rubio.
-No nos está diciendo la verdad- dijo Gaia mirando al anciano cuando los dejaron solos- nos está ocultando algo-.
-No es el único- sentenció el anciano- ¿verdad Gaia?-.
Caminaba rápidamente ocultándose entre la oscuridad del espeso bosque que rodeaba al pueblo de Karmaland. Los zombies y los esqueletos salían de la nada intentando atacarlos, pero ambos héroes eran lo suficientemente rápidos y agiles como para esquivar los ataques y continuar con su camino.
Tanía que volver, él lo sabía, sabía que aquel lugar se encontraba bajo grave peligro sino era que ya algo había sucedido, hacía tiempo que no recibía ningún tipo de noticia de aquel lejano amigo. Miró a su lado, cuando sintió que su mano era aferrada, Rubius lo miraba preocupado.
-¿Estás bien Veg?-.
-Rub... tengo que hacer un viaje- dijo de golpe.
Ya habían llegado a la parte baja de su hogar, donde los monstruos nocturnos ya no los perseguirían. Se abrieron paso por debajo de aquellas grandes escaleras que comunicaban a la imponente isla y tomaron el camino que los llevaba hasta un pasillo que daba al pequeño embarcadero. Dentro del pasillo Rubius lo detuvo de golpe para darle a su esposo un beso en sus labios y un fuerte abrazo tomándolo por sorpresa.
-Hace días que tu cabeza está en otro lugar- le susurró sin dejar de abrazarlo- ¿Vegetta dónde estás?- le preguntó.
El mayor se dejó abrazar, era cierto que últimamente su mente volaba lejos de Karmaland a un lugar muy muy lejano. Pero lo último que había visto bajo aquella sesión de hipnosis confirmaba uno de aquellos pensamientos que cruzaban su mente.
-¿A dónde debes viajar Vegetta?- preguntó con calma acariciando su cabello- sabes que puedes contarme las cosas Vegetta, no sólo soy tu esposo, soy tu compañero y amigo y quiero que tengas una confianza ciega en mí, así como yo te la tengo a ti, te quiero- sintió su cintura siendo rodeada por los fuertes brazos de su esposo mientras sentía cálidas sus mejillas.
-Chiqui ¿Irías conmigo a donde debo ir?- preguntó ocultando su rostro en el cuello de Rubius- la verdad... es que te necesito conmigo-.
Rubius sonrió, era la primera vez que Vegetta se mostraba vulnerable y le mostraba aquella confianza, no iba a defraudarlo ya nunca más.
-Iré contigo a donde quieras De Luque-.
-Tengo que ir a... -un sollozo procedente de la salida de aquel túnel lo interrumpió- ¿quién?-.
Una oscura y curvilínea silueta se apareció de golpe en el umbral, apoyándose contra una de las paredes, por la forma en la que caminaba parecía que se encontraba herida y agotada.
-Por... por favor... necesito encontrar... -su voz se escuchaba quebrada por el cansancio y porque al parecer había estado llorando- encontrar... Vegetta- susurró cayendo con un golpe seco.
Ambos corrieron confundidos hacia aquella mujer. Vegetta quedo sorprendido al ver la frágil figura de una mujer tendida en el suelo, su piel morena, sus pestañas espesas y su larga cabellera rubia.
¿Qué hacia ella en aquel lugar?
-¿La conoces?- preguntó Rubius agachándose para levantarla y mostrando con más claridad aquel rostro.
Vegetta asintió- Elizabeth- dijo en un susurro.
Bobadas de la Autora: 26/01/2021
¡¡¡Volví!!! Estuve ocupada escribiendo una historia +30 Rubeggeta, que la pueden encontrar en mi perfil "Regalos en Andorra" una sola parte, más de 19.000 palabras para que se entretengan, es la primera que escribí así que no se que tan bien quedo. Al ser la primera seguramente no quedo del gusto de todos, pero bueno, me estoy esforzando en otra historia que no será explícitamente +30 así que nada.
Pero por ahora me voy a dedicar exclusivamente a esta historia a la que les queda muy pocos capítulos... pero pero pero ya estoy maquinando la tercera parte de esta historia para darle el fin a mi historia de Karmaland.
Espero que me sigan acompañando, que comenten y que piquen a la estrellita ;) (no se olviden de pedir ese deseo a la estrellita), sin más nos estamos viendo en el próximo capitulo.
¡¡¡See you soon!!!
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ESTÁS LEYENDO
Desde que estoy contigo
FanfictieVivir juntos terminó convirtiendo sus vidas en una montaña rusa y de las divertidas. Un Vegetta más flexible y un Rubius un poco más responsable empezaron a habitar aquella gran mansión. ¿Qué les depara ahora el futuro?