VII. Terminamos

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Hey, ValeYEvelyn~ Este capítulo es dedicado a ti, un pequeño regalo de parte de tu amiga discordia_21.

La noche había vuelto y Dipper, por órdenes de su hermana, había regresado a su mansión para poder descansar de manera adecuada, Mabel no iba a dejar que pasara horas hasta la mañana siguiente sentado en un incómodo sillón de hospital, así que lo ...

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La noche había vuelto y Dipper, por órdenes de su hermana, había regresado a su mansión para poder descansar de manera adecuada, Mabel no iba a dejar que pasara horas hasta la mañana siguiente sentado en un incómodo sillón de hospital, así que lo obligó a irse a casa, y si quería al día siguiente podía regresar con ella.

Apenas entró a la mansión, el silencio lo recibió. No escuchó ningún ruido por lo que supuso que ni su tío Ford ni Stan estaban en casa, se habían ido sin dar alguna explicación, aunque de hecho su tío Stan ya llevaba varios días fuera, aún así le resto importancia ya que solían hacerlo aveces. Probablemente ni siquiera se habían enterado del incidente del show.

Cerró la puerta principal y caminó hacia su habitación, sólo necesitaba llegar, tirarse sobre su cama, dormir y esperar que todo haya sido una terrible pesadilla. Sin embargo se detuvo al ver que la chimenea de la sala estaba encendida, se acercó sigilosamente, gracias a la luz que emaba del fuego logró distinguir los cabellos azules del demonio, rodeo el sillón y se sentó junto al peliazul, manteniendo su distancia.

—¿Qué fue lo que pasó en el show? —preguntó rompiendo el silencio, giró su rostro hacia el demonio pero éste mantuvo su mirada en el fuego.

—Intenté matarte —murmuró sin más.

—¿Qué? —dijo confundido, pensando que había escuchado mal.

—Que tu cara es arte —respondió Will jugando con sus manos por fin dirigiendo su vista al castaño.

Dipper guardó silencio, confundido por la respuesta sin sentido, desvío su mirada de la del peliazul y se quedó admirando a la llama que danzaba impasible. No había podido dejar de pensar sobre lo que había pasado, y ahora que tenía en frente al único ser que podía ser capaz de darle respuestas, no sabía cómo hablar.

De repente sintió una mano acariciando su mejilla, Will hizo que volteara a verlo mientras acercaba sus rostros. Sus labios estaban a nada de tocarse cuando se soltó delicadamente del agarre que el demonio mantenía sobre él.

—No finjas que no ha pasado nada, William —susurró sin alejar su vista de la mirada confundida del menor.

—¿D-de qué hablas? —se alejó volviendo a poner cierta distancia entre ellos.

—Te vi con ese chico, después del show... —exhaló—. ¿Por qué?, ¿qué hice mal?

Will se mantuvo callado por un momento, podía ver la tristeza en los ojos del castaño, percibir su dolor. ¿Acaso el castaño había descubierto lo que planeaba? No, eso no era posible. Entonces, ¿qué fue exactamente lo que vio?

—Dipper, tú no hiciste nada malo... —susurró finalmente, bajando la mirada, rendido.

Por más que quisiera, nunca sería capaz de hacerle daño a la persona que amaba, a su pareja.

Mientras, el ilusionista había tomado una decisión. Probablemente era lo mejor, cancelar el trato, olvidarse del demonio, evitar más problemas con el ser peligroso que supuestamente Will no era; con el tiempo lo olvidaría. Tal vez estaba tomando una decisión algo precipitada, pero si su hermana tenía razón con respecto a que Will planeaba algo malo, probablemente lo mejor era...

—Terminamos.

—¡¿Q-Qué?! —Will levantó la vista, sus ojos abiertos como platos, sin creer lo que le decían.

—Me escuchaste, terminamos.

Ahí, en medio de una mansión solitaria, a mitad de la noche, donde no se encontraba nadie aparte de ellos, alguien estaba rompiendo con él. Estaba dando fin al lazo inquebrantable que compartían.

Ahora era Will el que no entendía qué pasaba.

—¿P-por qué? Y-yo, quiero estar contigo, pero no sé cómo sin hacerte daño y, y ahora que estaba buscando otra solución, tú... —dejó la frase al aire, viendo hacia todos lados menos a los ojos color zafiro de Dipper.

—Will, creo que es lo mejor para ambos. Somos de mundos diferentes, esto no iba a funcionar.

El peliazul lo miró un segundo y luego se levantó del sillón dándole la espalda, dio unos pasos antes de quedarse quieto, sin decir nada por el momento. Dipper se preocupó un poco cuando vio al demonio temblar, ¿estaba llorando? Extendió su brazo queriendo alcanzarlo cuando el peliazul volvió a girarse hacia él, no, no estaba llorando.

Estaba evitando reír.

—Maldición, tienes razón... ¡Tienes toda la razón! —se carcajeó, llevó una mano a su cabeza echando su cabello hacia atrás—. Oh, por Lucifer, esto hace las cosas mil veces más sencillas.

—¿De qué...? —cortó sus palabras al ver que el demonio se acercaba amenazante—. ¡William, baja esa arma! —exclamó asustado viendo como el demonio jugaba con la daga entre sus dedos.

—¿Sabes? Por algo dicen que la tercera es la vencida.

—¡¿Qué te pasa?! ¡Tú no eres así! —retrocedió en su lugar, sin embargo el respaldo del sillón le impidió ir más allá por lo que Will logró alcanzarlo.

—¡Ni siquiera me conoces! —puso una mano sobre el pecho del castaño para evitar que se mueva—. ¡No sabes de lo que soy capaz! —levantó su brazo, esta vez no había duda en sus acciones.

Iba a hacerlo, no tenía miedo de perder a su soulmate. Dipper había marcado su sentencia al decidir acabar con su relación.

Y ahora no había nada que lo detuviera.

El ilusionista cerró sus ojos rindiéndose ante el demonio, no le hacía falta ser muy inteligente para saber que aunque tuviera su amuleto, no podría darle pelea al ser que tenía enfrente, no lo suficiente para salir de esa con vida.

Sabía en lo que se estaba metiendo cuando invocó al demonio, sin embargo en los escritos que había leído siempre retrataban a Will como alguien tan dulce y benevolente que no imagino de lo que era capaz cuando la locura le consumía los pensamientos.

Ciertamente nadie conocía al verdadero Will, el que llevaba el apellido Cipher con orgullo, el que llevaba magia poderosa corriendo por sus venas.

¿Era éste el final de Dipper Gleeful?

¿Su muerte daría paso a una nueva historia llena de caos y destrucción?

¿Sería Will capaz de olvidarlo? ¿Se arrepentiría de sus decisiones?

—Lo siento —dijo en un tono de voz apenas audible.

Finalmente... Oh, esperen, ¿qué está pasando? Esto no se suponía que debía pasar, ¿ése es quien creo que es?

Un joven pelirrojo apareció de la nada lanzándose sobre el menor provocando que ambos caigan rodando al suelo con fuerza.

—¡Maldita sea, suelta el cuchillo, William! —ambos comenzaron a forcejear.

—¡Suéltame! ¡¿Quién te crees que-

Se quedó mudo al ver quién estaba encima de él.

Reconocería a ésta persona sin importar qué, en cualquier lugar y a cualquier hora, porque era parte de su familia.

—Phill...

Why So Blue? [Will Cipher]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora